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Perspectiva

La prensa estadounidense utiliza globo para azuzar la histeria antichina

Durante los últimos cuatro días, los medios de comunicación han sometido a la población a una avalancha de propaganda de guerra en torno a la absurda afirmación de que China envió un enorme globo visible por el ojo humano para espiar las bases nucleares estadounidenses.

La máquina mediática está operando a plena marcha. Desde que se supo que existía el globo la semana pasada, la cobertura sin cuartel no ha dejado pasar un minuto sin dar novedades sobre la trayectoria del globo blanco flotando sobre EE.UU. continental. Por varios días, la noticia fue destacada por todos los periódicos, fue el primer tema en los noticieros vespertinos y dominó los canales de cable de noticias las 24 horas.

Un globo chino a la deriva sobre la playa Myrtle de Carolina del Sur antes de ser destruido por un avión de combate F-22 estadounidense [Photo by Russotp / CC BY-SA 4.0]

El viernes, el expresidente Donald Trump pidió que el globo fuera derribado, una demanda repetida tanto por políticos republicanos como demócratas. El sábado, bajo órdenes de Biden, la Fuerza Aérea derribó el globo en el primer ataque estadounidense a una aeronave china desde la guerra de Corea.

El viernes, un día después de que se anunció que existía el globo, el secretario de Estado, Antony Blinken, canceló su viaje planeado a China, que había sido promovido como un supuesto acercamiento entre ambos países.

Toda la cobertura mediática ha aceptado la afirmación infundada de que la aeronave era un “globo de vigilancia” chino para espiar específicamente las instalaciones militares estadounidense.

Si bien el propósito específico del globo no puede definirse, la noción de que el Gobierno chino está intentando obtener sigilosamente información vital sobre las armas nucleares estadounidenses enviando un objeto gigante y claramente visible para que cruzara lentamente el espacio aéreo estadounidense es absurdo, por decirlo suavemente.

La versión de Beijing es mucho más posible: el globo de elevada altitud estaba llevando a cabo un monitoreo meteorológico y fue sacado de su trayectoria por vientos, lo que hizo que entrara en EE.UU. el 28 de enero. “Es una aeronave civil utilizada para investigaciones, principalmente meteorológicas”, dijo la Cancillería china. “Afectado por los vientos occidentales y por su limitada capacidad de maniobrabilidad, la aeronave fue desviada de su trayectoria planeada”.

La NASA ha lanzado docenas de misiones con globos similares al destruido por la Fuerza Aérea estadounidense el sábado. Según una presentación de la NASA realizada por el profesor Peter Gortham de la Universidad de Hawái, “Los globos ofrecen oportunidades de vuelo para investigaciones científicas únicas que necesitan o pueden ser llevada a cabo en el espacio cercano”.

Según el programa de globos árticos de la NASA, “Los científicos utilizan los datos recolectados durante los vuelos del globo para ayudarlos a responder a preguntas importantes sobre el universo, la atmósfera, el sol y el ambiente espacial”.

Un trabajador ayuda a inflar un globo de super presión que fue lanzado desde el aeropuerto Wanaka, Nueva Zelanda, en 2016. Los científicos lanzan globos regularmente en la atmósfera para estudios de física y meteorología [Photo: NASA/Bill Rodman]

En publicaciones escritas principalmente para el aparato estatal, se puede encontrar una evaluación más sobria. El centro de pensamiento Center for Strategic and International Studies (CSIS), vinculado a las agencias de inteligencia estadounidenses, comentó el viernes que “la explicación más probable es que se trate de un globo meteorológico errante que se extravió; los globos meteorológicos perdidos son la causa de muchos 'avistamientos de ovnis”.

El CSIS añadió que el incidente es “embarazoso para China, y algún meteorólogo chino puede estar haciendo las maletas para ser reasignado a Mongolia Interior”.

Pero en los medios de comunicación, tal apreciación no aparece por ninguna parte. Que el orbe blanco es un “globo espía” se toma como un hecho, y ninguna sección de los medios de comunicación estadounidenses ha sugerido siquiera la posibilidad de la explicación más rutinaria y razonable: que se trataba de una misión de investigación pacífica como las que la NASA ha llevado a cabo docenas de veces.

En su lugar, la Administración de Biden, en colaboración con el Partido Republicano y con el apoyo de los medios de comunicación estadounidenses, aprovechó la oportunidad para azuzar el odio antichino y la xenofobia.

El objetivo de esta campaña es condicionar a la opinión pública para que acepte los planes de guerra de Estados Unidos contra China, que llevan años elaborándose, y considere a China, a la que Estados Unidos está cercando con misiles ofensivos a pocos kilómetros de su costa, como el agresor en el conflicto sino-estadounidense.

El guion de la “amenaza inminente” esta semana está trillado. Este tipo de histeria mediática se utilizó para justificar la guerra del golfo Pérsico de 1991, el bombardeo de Yugoslavia en 1998, la invasión de Afganistán en 2001, la invasión de Irak en 2003 y los bombardeos de Siria y Libia en 2011. Todas estas afirmaciones, sobre todo las de la Administración de Bush de que el Gobierno iraquí de Sadam Husein poseía “armas de destrucción masiva”, resultaron ser una sarta de mentiras.

Pero los medios de comunicación, actuando como si el pueblo estadounidense fuera idiota, están repitiendo su papel esperando que tenga el resultado ya probado de sentar las bases para la próxima “guerra escogida” por Estados Unidos. Esta vez, el objetivo no es una antigua colonia empobrecida, sino China, la segunda mayor economía del mundo con el segundo mayor presupuesto militar del mundo.

Incluso mientras Estados Unidos y las potencias de la OTAN escalan imprudentemente la guerra con Rusia disputándose Ucrania, la clase dominante se está preparando para un conflicto con China, para el cual la guerra contra Rusia ha sido vista como una condición previa necesaria.

En 2018, Estados Unidos adoptó una Estrategia de Seguridad Nacional que instaba al Pentágono a dar la máxima prioridad a la preparación de una guerra con China. Mientras los militares operaban bajo esta concepción, los medios de comunicación estadounidenses mantuvieron estos planes en secreto ante la población estadounidense.

Pero la histeria mediática de esta semana en torno al globo se utilizó para introducir el concepto de una posible guerra con China como un algo positivo, para lo que Estados Unidos debe prepararse.

La declaración del general Mike Minihan de la Fuerza Aérea de que Estados Unidos se enfrentará a una guerra con China en 2025 ha sido tratada por los medios de comunicación como una advertencia sabia e imparcial.

Hizo un llamamiento a construir “un Equipo de Maniobra de Fuerzas Conjuntas fortificado, preparado, integrado y ágil, listo para luchar y ganar dentro de la primera cadena de islas”, refiriéndose a Taiwán, Japón y otras islas frente a la costa de China.

Dando a entender que un gran número de sus mandos morirán en una guerra de ese tipo, Minihan les dio instrucciones para que “consideren sus asuntos personales y si se debe programar una visita con la oficina legal de su base para asegurarse de que están legalmente listos y preparados”.

Chuck Todd, moderador del programa “Meet the Press”, preguntó al senador demócrata Cory Booker: “¿Va a apoyar lo que sea necesario para preparar una guerra con China por Taiwán? ¿Necesitamos hacer más para prepararnos ante esa posibilidad?”.

La semana pasada, Estados Unidos anunció un plan para instalar bases adicionales en Filipinas desde las que podría lanzar ataques contra China. Biden también conversó con el primer ministro japonés, Fumio Kishida, sobre la remilitarización del país como preparación para un conflicto con China.

Todo el incidente es una lección de cómo los medios de comunicación se dedican a impulsar los planes de guerra de Estados Unidos, promoviendo amenazas falsas contra Estados Unidos y encubriendo las acciones agresivas de Estados Unidos contra los objetivos de sus guerras.

La última campaña para demonizar a China tiene similitudes con la promoción por parte de las Administraciones de Trump y Biden de la mentira del laboratorio de Wuhan, la teoría conspirativa de que el COVID-19 fue creado por medio de investigaciones científicas en el Instituto de Virología de Wuhan.

La desesperación de ambas mentiras refleja la realidad básica de que no existe un apoyo significativo dentro de la población estadounidense a los planes de guerra del Gobierno estadounidense. Sin embargo, esta oposición pasiva debe transformarse en un movimiento de masas consciente contra la guerra basado en una orientación hacia la clase obrera y la perspectiva del socialismo.

(Publicado originalmente en inglés el 5 de febrero de 2023)

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