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La burocracia del sindicato Unifor tuvo éxito durante el fin de semana en imponer un convenio que supone una traición para los 4.300 trabajadores automotores de GM Canadá en otro proceso de ratificación antidemocrático. Al igual que en Ford, la burocracia sindical presentó a los trabajadores de base sólo “puntos destacados” seleccionados del acuerdo para tres años y les hizo votar sobre él, todo en el espacio de 24 horas.
La emboscada a los trabajadores automotores por parte de la dirección de Unifor se produjo pocos días después de que esta saboteara una huelga en GM Canadá. Aunque solo fuera brevemente, la huelga de 14 horas del 10 de octubre abrió la posibilidad de una lucha conjunta con los trabajadores automotores estadounidenses de las Tres Grandes de Detroit, muchos de los cuales están actualmente participando en los piquetes y luchando contra los planes de los fabricantes de automóviles para hacer que los trabajadores paguen por su transición global a la producción de vehículos eléctricos.
A lo largo de la lucha por los convenios de 2023 en las Tres Grandes de Detroit, Unifor ha estado decidido a evitar una lucha conjunta transfronteriza contra los jefes de la industria automotriz, como se ejemplifica en su estrategia de “trazar nuestro propio rumbo”. Al igual que el UAW al sur de la frontera, Unifor y su predecesor, Canadian Auto Workers, han seguido durante décadas una política nacional-corporativista que enfrenta a los trabajadores canadienses y estadounidenses entre sí en una carrera hacia el abismo, facilitando recortes masivos de empleos y ronda tras ronda de concesiones.
Un objetivo fundamental de Unifor y un resultado de su empuje para lograr convenios de tres años en Ford y ahora en GM es el “desacoplamiento” de las futuras rondas de negociación con respecto a las Tres Grandes de Detroit en Canadá y Estados Unidos, lo que coloca aún más obstáculos legales e institucionales para que los trabajadores en Estados Unidos, Canadá y México puedan llevar a cabo una lucha conjunta.
Según Unifor, el 80,5 por ciento de los trabajadores de GM que votaron aprobaron el acuerdo. El apoyo fue mucho mayor entre los trabajadores de producción, con un 83 por ciento, que, entre los trabajadores cualificados, quienes solo aprobaron el acuerdo por un estrecho margen del 55,9 por ciento.
Después de verse sacudido por la oposición masiva a su acuerdo “ modelo “ en Ford, Unifor hizo todo lo posible para tratar de reunir apoyo para el mismo en GM.
Un elemento central para ello fue explotar la difícil situación del gran número de trabajadores “temporales” a tiempo completo de GM, una categoría que no existe en Ford.
De acuerdo con el convenio anterior aprobado por Unifor, GM ha estado tratando a estos trabajadores a tiempo completo de la misma manera lamentable en que trata a los demás trabajadores temporales a tiempo parcial (Temporary Part Time; TPT), pagándoles salarios y beneficios que apenas superan el nivel de pobreza y negándoles prácticamente todos los derechos otorgados a los trabajadores fijos. Esto ha sido particularmente cierto en la planta de ensamblaje de Oshawa.
Al promover el acuerdo con GM, Unifor destacó el hecho de que exige que todos los trabajadores temporales a tiempo completo (conocidos en la jerga contractual como TPT a tiempo completo) reciban un bono de contratación de 10.000 dólares, o más del doble de los 4.000 dólares ofrecidos a los demás TPT de GM y a los de Ford. Además, la burocracia de Unifor obtuvo el compromiso de GM de transferir a varios cientos de TPT a tiempo completo al escalón más bajo del sistema salarial multinivel, siempre que tengan al menos un año de servicio.
La presidenta de Unifor, Lana Payne, ha dado mucha importancia a los aumentos supuestamente “históricos” que ahora recibirá este grupo de TPT a tiempo completo. En realidad, lo que es “histórico” es la continuación por parte de Unifor de la aprobación y consolidación de nuevas categorías de trabajadores mal remunerados con pocos o ningún derecho, ya sean trabajadores temporales a tiempo parcial o trabajadores permanentes multinivel. Según el acuerdo, GM puede seguir utilizando trabajadores TPT a tiempo completo hasta agosto de 2026, lo que le da a la empresa tres años más para obtener beneficios extraordinarios de este sector de trabajadores altamente explotado.
El acuerdo de tres años incluye la misma congelación salarial efectiva impuesta en Ford: un aumento salarial del 10 por ciento en el primer año, seguido de un 2 por ciento y un 3 por ciento en los años dos y tres, respectivamente. Este acuerdo será doblemente duro para los aproximadamente 1.100 trabajadores de la planta de propulsión de St. Catherines, que serán despedidos durante al menos 12 meses a partir del primer trimestre de 2024 durante un reacondicionamiento de la planta para la producción de vehículos eléctricos. Durante este período, tendrán que sobrevivir con el subsidio complementario de empleo (SUB), que se fija en apenas el 70 por ciento de su salario regular. En las instalaciones de CAMI de GM en Ingersoll, que operan bajo un convenio separado, los trabajadores se vieron obligados a recurrir a los bancos de alimentos durante la transición a los vehículos eléctricos de su planta.
Unifor tratará ahora de imponer una traición similar a los más de 8.200 trabajadores de Stellantis, que ya han dejado clara su determinación de romper el “modelo” que Payne y los altos mandos sindicales han promocionado como “transformadores”.
Los acontecimientos en GM subrayan una vez más que para librar una lucha genuina, los trabajadores de Stellantis deben establecer urgentemente su independencia de la burocracia sindical mediante la creación de comités de base en las plantas de Windsor y Brampton para poner el control de la lucha por el convenio en manos de los trabajadores en la fábrica. En ausencia de este desarrollo, la burocracia traerá de vuelta el mismo “modelo” podrido y tratará de imponerlo utilizando los métodos antidemocráticos que ha perfeccionado durante las últimas cuatro décadas.
Si el presidente del Local 444 del área de Windsor, Dave Cassidy, ha hecho un espectáculo de criticar el “modelo” de Unifor, es para tratar de contener y suprimir la oposición entre los trabajadores de Stellantis, a fin de proteger a la burocracia sindical de la que es desde hace mucho tiempo un miembro leal.
La bancarrota de la estrategia nacionalista y procorporativa de la dirección de Unifor se hace particularmente evidente por los acontecimientos de los últimos años en General Motors. En 2019, el entonces presidente de Unifor, Jerry Dias, se mostró entusiasmado con la “salvación” de la planta de ensamblaje de Oshawa de su cierre, gracias a un acuerdo que eliminó cerca del 90 por ciento de los casi 3,000 puestos de trabajo en la instalación. Habiendo asegurado el empleo continuo para apenas 300 trabajadores, Unifor creó las condiciones bajo las cuales GM pudo reiniciar la producción poco más de un año después con cerca de 2.000 trabajadores, la gran mayoría de los cuales eran TPT o nuevas contrataciones en el peldaño más bajo del sistema salarial de varios niveles de ocho años de GM.
La burocracia de Unifor ha intensificado este rumbo con la transición a los vehículos eléctricos de las Tres de Detroit (GM, Ford y Stellantis). Al mismo tiempo que defiende decenas de miles de millones de dólares en subsidios para las altamente rentables empresas de automóviles por parte de los Gobiernos provinciales y el federal para financiar el reequipamiento de las plantas y las nuevas instalaciones de baterías, la dirección de Unifor continúa su estrecha colaboración con sus “socios” en la gestión corporativa para garantizar que los salarios y beneficios de los trabajadores permanezcan en el mejor de los casos congelados, y que prácticamente ninguna de las concesiones a las que se ha renunciado en las últimas cuatro décadas se recupere.
Esta política es respaldada con entusiasmo por los aliados de Unifor en el Gobierno federal de los liberales, que tiene como objetivo transformar a Canadá en un líder en la producción mundial de vehículos eléctricos al proporcionar un fácil acceso a las materias primas y condiciones “competitivas” para las grandes empresas con bajos costos laborales y regulaciones reducidas. Los liberales son respaldados a través de un acuerdo formal con el Nuevo Partido Democrático, patrocinado por la central sindical Canadian Labour Congress, que respaldaron con entusiasmo el acuerdo impulsado por Unifor en Ford como una “victoria”.
Una política similar está siendo seguida por Shawn Fain y el aparato sindical del UAW en los Estados Unidos. La política ficticia de una huelga 'stand-up' de Fain ha permitido que las Tres Grandes de Detroit mantengan en funcionamiento sus plantas más rentables a pesar de que los convenios de casi 150.000 trabajadores expiraron hace más de un mes. Fain y el UAW, que en las últimas cuatro décadas ha impuesto concesiones al menos tan amplias a los trabajadores automotores estadounidenses que las aceptadas por Unifor, están en estrecho contacto con la Administración de Biden para reprimir la oposición de la clase trabajadora y hacer cumplir un acuerdo a favor de las empresas lo antes posible.
A pesar de la “victoria” de la burocracia contra las bases de GM, sigue habiendo una gran oportunidad para unir a los trabajadores automotores canadienses y estadounidenses en la lucha contra las Tres Grandes. La huelga de cerca de 4.000 trabajadores de Mack Trucks en Pensilvania, Maryland y Florida, en una rebelión abierta contra la dirección del UAW, demuestra que es posible una alternativa a los convenios repletos de concesiones impuestos por la burocracia. En Mack, los trabajadores rechazaron un convenio respaldado por el sindicato después de crear el Comité de Base de Trabajadores de Mack Trucks para luchar por las demandas elaboradas por los trabajadores en las líneas de producción.
Varios comités de base en las plantas de las Tres de Detroit en Estados Unidos han creado la Red de Comités de Base de Trabajadores del Automóvil para coordinar su lucha. Con más de 20.000 trabajadores de las Tres de Detroit de EE.UU. en los piquetes y más de 100.000 trabajadores dispuestos a unirse a ellos, los trabajadores de Stellantis en Canadá pueden contribuir a un poderoso contraataque en todo el continente arrebatando el control de su lucha contractual a la dirección de Unifor, creando comités de base y vinculándose con sus colegas estadounidenses.
Asegurar las demandas de los trabajadores de aumentos salariales que superen la inflación y protecciones laborales durante la transición a los vehículos eléctricos requiere una contraofensiva unificada de los trabajadores automotores en toda América del Norte contra las políticas de austeridad y guerra de la élite gobernante. En condiciones de la mayor oleada de huelgas en décadas, esta lucha atraería el apoyo de los trabajadores de todos los sectores económicos, que se enfrentan a los mismos ataques a sus puestos de trabajo y a sus niveles de vida. La Alianza Internacional Obrera de Comités de Base lucha por proporcionar la dirección organizativa y política para tal movimiento. Instamos encarecidamente a todos los trabajadores automotores listos para emprender esta lucha a que llenen el siguiente formulario o se comuniquen con el World Socialist Web Site.
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