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Campaña de censura contra Roger Waters es intensificada en su gira latinoamericana

Luego de la campaña de censura contra Roger Waters en Estados Unidos y Europa en el primer semestre de este año por su oposición a la guerra, el fascismo y la desigualdad social, el aclamado cantante de 80 años ha sido blanco de ataques en la parte latinoamericana de su gira “Esto no es un simulacro” (This is not a drill) en medio del genocidio israelí en Gaza.

Concierto de Roger Waters en Brasilia, 24 de octubre [Photo by Fronteira / CC BY-SA 4.0]

Luego de siete conciertos en Brasil a finales de octubre y principios de noviembre, varios hoteles en Uruguay, Argentina y Colombia cancelaron reservas hechas para Waters y su banda. Para los tres shows que realizaron en Uruguay (17 de noviembre) y Argentina (21 y 22 de noviembre), se vieron obligados a seguir quedándose en Brasil y viajar desde allí a cada uno de ellos.

En una entrevista con el diario argentino Página 12, Waters dijo que “este es el lobby israelí ejerciendo todo su poder”.

En Uruguay, la campaña contra Waters fue liderada por el Comité Central Israelí de Uruguay y la ONG judía B’nai B’rith. En un correo electrónico al hotel Sofitel Montevideo, sus representantes escribieron que “Roger Waters es un misógino, xenófobo y antisemita, que aprovecha su fama como artista para mentir y vomitar su odio contra Israel y todos los judíos”. En clara intimidación, agregaron que si el hotel hospedara a Waters, sería, “incluso si no quiere, un propagador del odio que este hombre exuda y contribuirá al aumento de la judeofobia”.

En Argentina y Chile, donde el cantante actuó durante el fin de semana, organizaciones judías entablaron demandas en un intento de impedir que Waters actuara. Ambas solicitudes fueron denegadas por los tribunales. La Delegación de Asociaciones Israelíes Argentinas (DAIA) basó su pedido legal en las supuestas “expresiones y mensajes antisemitas de Waters durante su actuación en Uruguay” y su “discriminación, apología del crimen e incitación a la violencia colectiva”.

La cancelación de reservas de hoteles y las acciones legales contra Waters en América Latina son un claro intento de silenciar a un artista mundialmente conocido por sus denuncias del resurgimiento del fascismo en el mundo, la guerra imperialista de EE.UU. y las potencias europeas contra Rusia en Ucrania y sus amplias denuncias de los crímenes de Israel contra los palestinos.

Las acusaciones de antisemitismo contra Waters han sido el elemento principal de la campaña de censura en su contra. En uno de sus conciertos en Buenos Aires dijo que esa afirmación está “basada en mentiras maliciosas que se han dicho sobre mí”. Waters añadió: “La razón por la que no me dejan quedarme en hoteles en Buenos Aires es porque creo en los derechos humanos. Lo hago. Siempre lo he hecho'.

A pesar de esta campaña, los conciertos de Waters en América Latina, como los anteriores en Estados Unidos y Europa, han atraído a decenas de miles de personas. En el concierto en São Paulo, Brasil, el 11 de noviembre, Waters cantó ante 40.000 personas con mensajes en la pantalla grande de “Alto al genocidio” y presentando a varios presidentes estadounidenses, incluido Joe Biden, como “criminales de guerra”.

"Detengan el genocidio": Roger Waters en Sao Paulo

En una entrevista con TV Brasil el 25 de octubre, Waters había declarado su decidida oposición a la opresión del pueblo palestino, diciendo emocionado: “es extremadamente importante resistir y decir: '¡No más genocidio!'... Casi lloro aquí... Mi corazón no está aquí en Brasilia, está allí. No hay forma de aceptar lo que está haciendo el gobierno israelí, con el permiso de Estados Unidos, el Reino Unido, Francia y la mayor parte de Europa. Pero no la gente. Las manifestaciones en las calles han sido enormes”.

Los esfuerzos por silenciar al artista se producen en medio de la operación de limpieza étnica del ejército israelí, el cual, tras expulsar a más de un millón de palestinos del norte de la Franja de Gaza, se prepara para llevar su ofensiva hacia el sur. La administración Biden, el partidario más cercano de Israel, ha insistido en que no existe ninguna “línea roja” para su ofensiva genocida.

El carácter abiertamente genocida de la guerra de Israel contra Gaza y el apoyo irrestricto de los gobiernos estadounidense y europeo al gobierno de Netanyahu están siendo respondidos con manifestaciones de decenas de millones de personas en todo el mundo. En respuesta, desde el comienzo de la masacre en Gaza, los gobiernos de los centros capitalistas han tratado de censurar a la oposición propalestina bajo la falsa acusación de antisemitismo.

Estos actos represivos son parte de una intensificación de los preparativos para reprimir violentamente toda la oposición política interna. Las posiciones defendidas en los conciertos del artista y cofundador de Pink Floyd expresan la oposición al genocidio en Gaza de millones de trabajadores y jóvenes, que vinculan las brutales condiciones que enfrentan los palestinos con las injusticias vividas en sus propios países. Es por eso que las organizaciones proisraelíes están actuando para prohibir los conciertos de Waters con el apoyo de los gobiernos capitalistas de todo el mundo.

Los esfuerzos para censurar a Waters se intensificaron después de que el cantante iniciara su gira por Estados Unidos en 2022 con denuncias a las potencias imperialistas por provocar la guerra en Ucrania. En la primera mitad de este año, las posiciones con principios de Waters fueron recibidas con acusaciones de antisemitismo por parte del Departamento de Estado de Estados Unidos y en Alemania, donde el cantante fue amenazado con la cancelación de sus conciertos por parte de todo el establishment político.

La gira de Waters por América Latina se produjo en medio de crecientes tensiones geoestratégicas en la región. El imperialismo estadounidense considera que la dominación de América Latina, el cual ha forjado crecientes relaciones económicas con China a expensas de Estados Unidos, es indispensable para su campaña belicista global. A principios de este mes, esto se expresó en las provocaciones diplomáticas llevadas a cabo por el gobierno israelí, con el pleno apoyo de la administración Biden, contra el gobierno del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva (Partido de los Trabajadores - PT) con el objetivo de presionar a Brasilia para que se alinee hacia la guerra contra Gaza y los preparativos bélicos de Estados Unidos contra Irán.

A pesar de las críticas a la guerra de Israel contra Gaza por parte de presidentes nominalmente “de izquierda” en América Latina –incluidos Gustavo Petro de Colombia, Gabriel Boric de Chile y el propio Lula–, estos han desempeñado un papel políticamente criminal al encubrir a la administración Biden, particularmente su apoyo irrestricto a Israel. Es significativo que ninguno de ellos se haya pronunciado en contra de la campaña de censura contra Roger Waters en América Latina.

En Brasil, esto ya había sido anticipado por la respuesta del gobierno de Lula, a finales de mayo, cuando se dio una petición para impedir la entrada del músico a Brasil, firmada por un representante de la Confederación Israelí de Brasil (CONIB). Según se informa, el ministro de Justicia de Lula, Flavio Dino, aseguró a un miembro de la Corte Suprema que Waters sería arrestado si “llevara un uniforme nazi en un concierto en Brasil”. Waters ha utilizado este personaje en sus actuaciones de las últimas cuatro décadas para denunciar el fascismo, pero há sido tergiversado deliberadamente, incluso cuando los propios círculos de la clase dominante se vuelven hacia el fascismo en respuesta a la creciente oposición de la clase trabajadora.

Desde este episodio, representantes del Ministerio de Justicia del gobierno de Lula han mantenido varias reuniones con miembros de la CONIB, que ha estado llevando a cabo una sórdida campaña para equiparar el antisionismo con el antisemitismo y silenciar la oposición al genocidio palestino. La semana pasada, CONIB obtuvo una orden judicial que ordenaba la eliminación de varias publicaciones en las redes sociales realizadas por Breno Altman, un periodista de origen judío, miembro del PT y crítico de las acciones de Israel en Gaza.

Todos los gobiernos latinoamericanos trabajan bajo la premisa fundamental de defender los intereses capitalistas y las grandes corporaciones de la región y trabajarán con todos los métodos necesarios para evitar que las manifestaciones de millones contra la guerra en Gaza tomen forma organizada en la clase trabajadora latinoamericana.

Lo que más teme toda la élite gobernante latinoamericana es que las crecientes protestas contra el genocidio en Gaza alimenten una amplia radicalización de la clase trabajadora y la juventud. Muchos países latinoamericanos albergan grandes comunidades árabes y palestinas que, junto con las masas de trabajadores y jóvenes, han observado con horror el criminal bombardeo israelí de hospitales y campos de refugiados en Gaza.

La censura de las opiniones y manifestaciones propalestinas en América Latina también es crítica para los gobiernos imperialistas, que enfrentan protestas masivas en los países capitalistas avanzados y temen que la salida a las calles de millones de personas en todo el mundo se convierta en una lucha unificada a nivel internacional. Esto es precisamente lo que debe suceder como parte de la construcción de un movimiento contra la guerra liderado por la clase trabajadora.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 27 de noviembre de 2023)

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