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La Junta de Regentes de la Universidad de California y la subordinación de la educación superior a la máquina de guerra

El lunes 20 de mayo, 2.000 trabajadores graduados, asistentes de enseñanza y otros trabajadores académicos de la Universidad de California Santa Cruz (UCSC) iniciaron una huelga motivada por los ataques a estudiantes y profesores opositores al genocidio israelí respaldado por EE. UU. en Gaza, en los campus de Los Ángeles e Irvine del sistema de la UC (UCLA y UC Irvine).

Cartel llamando a la huelga general en el piquete de la Universidad de California Santa Cruz, 20 de mayo de 2024.

La huelga fue convocada después de que los trabajadores académicos de los 10 campus del sistema de la UC, miembros del local 4811 del Sindicato de Trabajadores Automotores (United Auto Workers; UAW), el agente negociador de 48.000 trabajadores graduados, votaran cuatro a uno a favor de una huelga para oponerse a los ataques policiales a los estudiantes manifestantes. Debido a la abrumadora oposición entre los trabajadores graduados, la burocracia del UAW, que intenta contener desesperadamente la huelga, se ha visto obligada a convocar acciones de huelga en la UCLA y UC Davis a partir del martes 28 de mayo.

Los Jovenes y Estudiantes Internacionales por la Igualdad Social (JEIIS o IYSSE en inglés) está llamando a la expansión de la huelga a todos los campus del sistema de la UC y a la movilización de todos los miembros del UAW, incluidos los trabajadores automotrices y los trabajadores en la industria de armas.

Para entender y combatir eficazmente estos ataques, los estudiantes y trabajadores deben comprender las fuerzas de clase contra las cuales están luchando en la universidad, la cual está profundamente integrada en el aparato estatal, Wall Street y el Partido Demócrata.

Toda la Junta de Regentes del sistema de la Universidad de California es elegida o nombrada por el Partido Demócrata. Dieciocho miembros de la junta son seleccionados a dedo por el gobernador de California, Gavin Newsom, un demócrata. El gobernador en sí mismo es uno de los siete miembros ex oficio de la Junta de Regentes, todos ellos ocupando altos cargos en el gobierno estatal y todos miembros del Partido Demócrata.

El gobernador de California, Gavin Newsom. [AP Photo/Rich Pedroncelli]

Los regentes designados incluyen:

  • Ana J. Matosantos, quien sirvió como secretaria del gabinete en la oficina del gobernador Gavin Newsom, y como directora del Departamento de Finanzas de California en las administraciones previas de los gobernadores Jerry Brown (demócrata) y Arnold Schwarzenegger (republicano).
  • Nancy Lee (valor neto $3 millones), jefa de gabinete de Robert A. Iger, CEO de The Walt Disney Company (demócrata convertido en independiente).
  • Howard “Peter” Guber (valor neto $800 millones), presidente y CEO de Mandalay Entertainment Group y previamente presidente y CEO de Sony Entertainment.
  • Mark Robinson, un socio en la firma global de banca de inversión Centerview Partners. Anteriormente trabajó en Merrill Lynch & Co. y fue responsable de sus operaciones globales de banca de inversión y de salud.
  • Hadi Makarechian, fundador y presidente de la junta de Makar Properties, una compañía de desarrollo de terrenos comerciales multimillonaria. Es un republicano.

El dominio de las fuerzas corporativas y del Partido Demócrata en la Junta de Regentes de la Universidad de California es típico de las universidades de élite de todo el país. Esto incluye, de manera más infame, a la presidenta de la Universidad de Columbia, Minouche (Nemat) Shafik, una exfuncionaria destacada del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, que sentó un precedente para los violentos asaltos policiales a los manifestantes estudiantiles con el despliegue de la policía antidisturbios de Nueva York contra estudiantes de Columbia.

Presidenta de la Universidad de Columbia, Nemat Shafik, rinde testimonio ante el Comité de Educación y Trabajo de la Cámara de Representantes durante una audiencia sobre “Columbia en crisis: la Universidad de Columbia responde al antisemitismo” en Capitol Hill, Washington D.C., 17 de abril de 2024 [AP Photo/Mariam Zuhaib]

Al igual que otras universidades de élite, el sistema de la UC funciona más como una corporación que como una institución de aprendizaje. Un informe de 2021 enumeraba el fondo de dotación general del sistema de la UC en $19.000 millones.

Jagdeep Singh Bachher, director de inversiones de la UC, reveló que $32.000 millones en activos mantenidos por el sistema de la UC están destinados a la desinversión por parte de los manifestantes estudiantiles. Esto representa aproximadamente una quinta parte del total de activos de la UC, de $175.000 millones.

De los $32.000 millones, $3.300 millones están vinculados a fabricantes de armas, $12.000 millones están en bonos del Tesoro de EE.UU., $163 millones están invertidos con BlackRock, la firma de gestión de activos más grande del mundo, y un adicional de $2.100 millones en bonos está gestionado por BlackRock.

BlackRock es notoria por sus inversiones a gran escala en compañías como Lockheed Martin, RTX, Northrop Grumman, Boeing y General Dynamics, que fabrican las armas y drones que se utilizan para el asesinato en masa de palestinos.

Un adicional de $8.600 millones en activos de la UC está vinculado a Blackstone, cuyo CEO multimillonario, Stephen Schwartzman, es un importante donante de Wall Street a Donald Trump. Del resto, $3.200 millones están vinculados a 24 compañías adicionales que están implicadas en el genocidio.

Así, la administración de la UC está dominada por las mismas fuerzas responsables del papel central del imperialismo estadounidense en el genocidio. Está defendiendo intereses muy reales y materiales con participación en la continuación del genocidio.

Esta inversión multimillonaria en asesinato en masa no es simplemente el resultado de una política errónea o decisiones de universidades individuales o de sus presidentes. Más bien, es el producto de la transformación de las universidades en efectivas corporaciones.

El mismo proceso que ha resultado en el aumento vertiginoso de la deuda de préstamos estudiantiles y la elevación de los CEOs, operativos de los partidos republicano y demócrata, banqueros y administradores de fondos de cobertura a la posición de dirigir universidades, ha llevado a su integración en la máquina de guerra imperialista.

Mientras los fondos públicos para las universidades han sido salvajemente recortados, cada vez más dinero para la investigación proviene directamente del Departamento de Defensa, la CIA y otras agencias estatales de guerra y destrucción. Según los informes anuales más recientes disponibles sobre premios federales a universidades, el DOD gastó las siguientes cantidades en colegios que han visto protestas significativas contra la guerra en los últimos meses:

  • $348 millones en el sistema de la Universidad de California (2023)
  • $229 millones en el sistema de la Universidad de Texas (2023)
  • $71,9 millones en la Universidad de Michigan (2023)
  • $60,4 millones en la Universidad Estatal de Arizona (2022)
  • $49,2 millones en la Universidad de Columbia (2021)
  • $48,2 millones en la Universidad de Cornell (2021)
  • $40,8 millones en la Universidad Estatal de Ohio (2021)
  • $40,5 millones en la Universidad de Harvard (2023)
  • $36 millones en la Universidad de Minnesota (2022)
  • $35,4 millones en la Universidad de Yale (2022)
  • $26,2 millones en la Universidad de Washington (2023)
  • $25 millones en la Universidad de Indiana (2023)
  • $21,2 millones en la Universidad de Nueva York (2021)
  • $19,5 millones en la Universidad de Brown (2023)
  • $14,2 millones en la Universidad de Rutgers (2022)
  • $11,2 millones en la Universidad George Washington (2022)
  • $5,9 millones en la Universidad de Princeton (2022)

Un informe de 2023 del Servicio de Investigación del Congreso, una agencia de la rama legislativa federal, sobre financiación federal de investigación y desarrollo (I+D) científica e ingenieril, destaca el papel crítico que juegan las universidades para el Departamento de Defensa.

El financiamiento del DOD constituyó el 46,2 por ciento del presupuesto federal total de I+D en 2023, seguido por el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS), que solo recibió el 24 por ciento. El financiamiento para Investigación, Desarrollo, Prueba y Evaluación (RDT&E) del DOD fue de $139.700 millones en 2023.

El informe señala que el DOD es responsable del 62 por ciento del financiamiento federal en ingeniería aeroespacial, aeronáutica y astronáutica; 58 por ciento para ingeniería eléctrica, electrónica y de comunicaciones; 55 por ciento para ingeniería industrial y de fabricación; 48 por ciento para ingeniería mecánica; y 47 por ciento para ciencias de la computación y de la información.

El informe menciona hasta 100 diferentes programas de I+D del Departamento de Defensa a los cuales se destina este financiamiento en diversas universidades, incluidos premios pasados a sub-receptores, mayormente contratistas militares importantes: BAE Systems, Raytheon, Boeing, Booz Allen Hamilton y General Dynamics están entre los mencionados, junto con otras universidades. Algunas universidades, como Columbia, incluso listan al “Ministerio de Defensa de Israel” como un sub-receptor.

La propia descripción del DOD de su programa de Ciencia y Tecnología basado en universidades caracteriza a las universidades como una parte integral del aparato militar-estatal:

Muchos legisladores del Congreso están particularmente interesados en la financiación del programa de S&T del DOD, ya que estos fondos apoyan el desarrollo de nuevas tecnologías y la ciencia subyacente a ellas. Algunos en la comunidad de defensa consideran asegurar un apoyo adecuado para las actividades de S&T como imperativo para mantener la superioridad militar de EE. UU. en el futuro.

Los Jóvenes y Estudiantes Internacionales por la Igualdad Social apoy an los llamamientos para la desinversión universitaria como un componente necesario de la lucha contra la militarización de las universidades. Sin embargo, insistimos en que no se puede lograr sobre la base de presionar a las juntas de universidades para que desinviertan. La información presentada anteriormente muestra claramente que la subordinación de las universidades como el sistema de la UC a la máquina de guerra y al lucro privado van de la mano.

Los estudiantes-trabajadores de posgrado en el sistema de la UC han tomado una posición valiente contra el genocidio y la complicidad de su universidad en los crímenes del imperialismo estadounidense y sus aliados. Pero los problemas sobre los cuales están protestando no pueden resolverse solo en los campus.

Manifestantes propalestinos corean frente a la policía de la Universidad de Chicago mientras son mantenidos lejos del cuadrilátero universitario durante el desmantelamiento del campamento estudiantil el martes 7 de mayo de 2024 [AP Photo/Charles Rex Arbogast]

Es fundamental reconocer que el genocidio en Gaza es un frente en una guerra global que está siendo encabezada por el imperialismo estadounidense y sus aliados de la OTAN: una nueva guerra mundial que surge de la crisis histórica del sistema capitalista. Es un intento desesperado de las potencias imperialistas de superar sus insolubles contradicciones mediante la conquista militar y una redistribución del mundo.

Esto implica la escalada de la guerra por poderes de EE.UU./OTAN contra Rusia en Ucrania en una guerra de disparos directa contra Rusia, lo que amenaza con desatar un holocausto nuclear, junto con la expansión del genocidio en Gaza hacia una guerra directa con Irán y los preparativos para la guerra contra China.

El corolario de la guerra mundial es la destrucción de los derechos democráticos en casa, así como de todas las ganancias sociales pasadas de la clase trabajadora, para pagar por el gasto militar récord y para intentar aplastar la creciente oposición social. De ahí la brutal represión de las protestas estudiantiles contra el genocidio y la guerra y el giro de las clases dominantes hacia fuerzas de extrema derecha y fascistas y formas dictatoriales de gobierno.

Al votar por una huelga política contra el genocidio en Gaza y la complicidad de la universidad, y en defensa de los derechos democráticos de los manifestantes estudiantiles, los trabajadores graduados han iniciado una lucha contra todo el establecimiento político que solo pueden ganar ampliando conscientemente la lucha para cerrar todos los 10 campus y apelando al apoyo activo y directo de los trabajadores automotrices y otras secciones de la clase trabajadora.

Los trabajadores, a su vez, deben reconocer que la lucha librada en las universidades tiene implicaciones de gran alcance para toda la clase trabajadora. La política de la clase dominante de subordinar la educación superior a la máquina de guerra imperialista y el asalto a los derechos democráticos y sociales de la clase trabajadora van de la mano.

La lucha por defender los derechos democráticos, poner fin al genocidio en Gaza y desmilitarizar las universidades es inseparable de la lucha por transformar las universidades en verdaderas instituciones de aprendizaje que proporcionen educación libre y de alta calidad para todos. Esta lucha requiere la movilización política independiente de toda la clase trabajadora, en los EE.UU. y a nivel internacional, contra el capitalismo y a favor del socialismo.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 24 de mayo de 2024)

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