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Partido Socialista por la Igualdad (EE.UU.)
Las bases históricas e internacionales del Partido Socialista por la Igualdad

La globalización y los sindicatos obreros

235. Al mismo tiempo que los burócratas estalinistas se transformaban a sí mismos en oligarcas capitalistas, los ex partidos laboristas y socialdemócratas de Europa y Australia abandonaron su alianza formal con el socialismo y se convirtieron en un vehículo por medio del cual se lanzaron ataques contra las condiciones de vida y programas sociales. De alguna manera u otra, partidos nacionalistas burgueses que en otra época se habían identificado —por lo menos en nombre— con el socialismo o con reformas nacionales, tales como el Partido del Congreso de la India, comenzaron a colaborar activamente con el capitalismo financiero mundial para imponer medidas de austeridad y privatizar industrias estatales.

236. La degeneración de las burocracias sindicalistas obreras, inclusive la AFL-CIO de Estados Unidos, fue un ejemplo de este proceso internacional. Aunque muchos de los sindicatos miembros de esta organización se habían fundado a causa de enormes luchas que terminaron en verdaderos adelantos para la clase trabajadora, los sindicatos aceptaron la hegemonía política del Partido Demócrata y el sistema de ganancias privadas. Durante la ascendencia del capitalismo estadounidense los sindicatos todavía podían mejorar los niveles de vida de sus integrantes en base de una política de reformas nacionales. No obstante, bajo el impacto de la globalización y la crisis cada vez más aguda del capitalismo estadounidense, esta perspectiva probó ser no factible. La política de los sindicatos asumió un carácter empresarial cada vez más abierto. Abandonaron hasta la apariencia de ser independientes de los intereses empresariales. Durante toda la década de los años 1980, la AFL-CIO en Estados Unidos laboró sistemáticamente para aislar y derrotar huelga tras huelga. La burocracia a cargo más y más separó las fuentes de sus ingresos de los trabajadores que presuntamente representaba. Durante este proceso, la burocracia asumió una identidad social muy diferente —y hostil— a la de la clase trabajadora. Alusiones ritualistas a los sindicatos como “organizaciones de la clase trabajadora” fueron más y más vacuas; fracasaron en analizar que la naturaleza social de su maquinaria dirigente había cambiado. En realidad, los sindicatos ya no eran “organizaciones de los trabajadores”, sino organizaciones controladas por, y al servicio de, una circunscripción pequeñoburguesa enajenada de la clase trabajadora y totalmente hostil a ella.

237. En 1993, el documento de perspectivas de la Workers League, La globalización de la producción capitalista y las tareas internacionales de la clase obrera, explicó:

“La orientación fundamental de las antiguas organizaciones obreras —es decir, la protección de la industria nacional y el mercado interno de la mano de obra— es socavada por la producción mundialmente integrada y una movilidad del capital que no tiene precedentes. El papel de estas maquinarias burocráticas en todos los países ha sufrido una transformación. Si antes presionaban a las empresas y al estado para que hicieran concesiones a los trabajadores, ahora presionan a los trabajadores para que hagan concesiones a las empresas para atraer el capital”. [145]

238. En base de un análisis histórico del papel de los sindicatos obreros y su desarrollo reciente, la Workers League concluyó lo siguiente:

“La Workers League rechaza el oportunismo basado en la táctica y el fetichismo hacia los sindicatos y no le contraponemos a las traiciones de la burocracia de la AFL-CIO una perspectiva sindicalista. Se dirige primero y principalmente a los elementos más avanzados, más vanguardistas de la clase trabajadora y trata de educar como marxistas a toda una nueva generación de trabajadores que en su gran mayoría han sido separados de las tradiciones marxistas. Insiste, por lo tanto, en explicarle directamente y sin rodeos a la clase trabajadora la índole política de sus antiguas organizaciones y de las fuerzas sociales que éstas representan.

La Workers League no ignora a los sindicatos o a los trabajadores que pertenecen a ellos. No culpamos a los trabajadores de ser responsables por el carácter reaccionario de las organizaciones en que se encuentran atrapados. Siempre que sea posible, el partido interviene en esos sindicatos (y como también lo haría si éstos estuvieran bajo control fascista) con el objetivo de movilizar los trabajadores en base de un programa revolucionario, Pero la premisa esencial para la actividad revolucionaria dentro de estas organizaciones consiste en la claridad teórica acerca del carácter de la AFL-CIO (y sus sindicatos asociados) y una franqueza despiadada cuando se le explica a los trabajadores hechos desagradables.

La Workers League rechaza totalmente la idea que la AFL-CIO, como expresión organizada de los intereses de la burocracia sindicalista, se puede domar y convertir en instrumento de lucha revolucionaria...” [146]

239. La Workers League retiró la demanda para la creación de un partido laborista basado en los sindicatos obreros. Esta demanda táctica había sido apropiada durante un período cuando los sindicatos tenían el apoyo de las masas trabajadoras y funcionaban, aunque de manera limitada, domo organizaciones defensoras de la clase trabajadora. Pero ya para los 1990 este no era el caso.


[145]

The Globalization of Capitalist Production & the International Tasks of the Working Class (Southfield, MI: Labor Publications, 1993), p. 8.

[146]

Ibid., p. 51.