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Perspectiva

Conforme se acerca voto en EE.UU., el New York Times intensifica campaña de desinformación antirrusa

En las últimas semanas de la campaña electoral, según el Gobierno de Trump intensifica sus planes golpistas e incitación de violencia fascista, las agencias de inteligencia de EE.UU., con la colaboración del New York Times, están nuevamente propagando propaganda infundada de que Rusia busca “interferir” en las elecciones y “sembrar caos” en EE.UU.

A lo largo de tres días esta semana, el Times, el principal diario alineado con el Partido Demócrata publicó tres artículos centrados en el supuesto complot ruso. David Sanger, el más fiable estenógrafo de la CIA en el Times, fue coautor de cada uno.

El presidente Donald Trump y el candidato presidencial demócrata y exvicepresidente Joe Biden participan en el último debate presidencial en la Universidad Belmont, 22 de octubre de 2020, Nashville, Tennessee (Chip Somodevilla/Pool via AP) [AP Photo/Chip Somodevilla/Pool via AP]

La última ofensiva de la campaña antirrusa de los mccarthistas del Times sigue un patrón típico. Presentan afirmaciones ominosas como verdades, desprovistas de hechos concretos. Todo se atribuye a “oficiales de inteligencia” generalmente sin nombre, respaldados por declaraciones de empresas de seguridad con estrechos vínculos con el Estado.

El martes, Sanger y Nicole Perlroth, bajo el título “A medida que se acercan las elecciones, el Gobierno y las empresas tecnológicas presionan a Rusia (y Trump)”, escribieron sobre una colaboración entre el Comando Cibernético de los Estados Unidos y los gigantes tecnológicos para hacer frente a “una agresiva campaña contra una supuesta red rusa que temían que pudiera capturar los sistemas electorales en noviembre como rehenes”.

Esto fue seguido el miércoles por un artículo coescrito por Sanger y Julian Barnes, “Irán y Rusia buscan influir en las elecciones en los últimos días, advierten los funcionarios de EE.UU.”. El artículo informó sobre un anuncio el mismo día del director de Inteligencia Nacional, John Ratcliff, y el director del FBI, Christopher Wray, que el Times afirmó que proporcionaba “la primera evidencia concreta de que ambos países están interviniendo para tratar de influir en la elección presidencial en sus dos semanas finales”.

Luego el jueves, Sanger, Perlroth y Barnes unieron fuerzas para centrar la atención en Rusia en el tercer artículo, “Rusia plantea una mayor amenaza electoral que Irán, dicen muchos funcionarios de EE.UU.”. Para contrarrestar los esfuerzos de los funcionarios de la Administración de Trump para enfocarse en Irán, el Times afirmó que “muchos funcionarios de inteligencia dijeron que seguían mucho más preocupados por Rusia, que en los últimos días ha pirateado las redes informáticas estatales y locales en violaciones que podrían permitir a Moscú un acceso más amplio a la infraestructura electoral estadounidense”.

Todos estos informes están basados en crudas fabricaciones. El artículo del jueves, por ejemplo, informa sin aliento que “las agencias de inteligencia estadounidenses... han reunido detalles de lo que creen que son los planes de Rusia para interferir en la contienda presidencial” y que “los funcionarios del FBI y de Seguridad Nacional” han anunciado “que los hackers estatales de Rusia han atacado docenas de Gobiernos estatales y locales y redes de aviación a partir de septiembre”.

Al informar sobre la afirmación de que “Rusia” ha atacado “docenas” de Gobiernos locales, el Times incluye enlaces a comunicados del FBI y de la Agencia de Seguridad de la Infraestructura y Ciberseguridad. El comunicado informa sobre las actividades de una persona que, según afirma, sin ofrecer pruebas, está patrocinada por Rusia. En los detalles técnicos del informe se señala que las direcciones IP utilizadas en la supuesta piratería informática proceden en realidad de Turquía, y no se intenta conectar la actividad con nadie en Rusia, y mucho menos con el Gobierno ruso.

En cuanto a las afirmaciones de que Rusia está tratando de manipular el voto, el Times señala muy abajo en el artículo que, incluso suponiendo que todo lo que reportan sea cierto: “Los funcionarios dicen que la capacidad de Rusia para cambiar el recuento de votos a nivel nacional sería algo difícil, dado lo distintas que son las elecciones estadounidenses”.

Citan a Christopher Kreps, director de la Agencia de Seguridad de la Infraestructura y Ciberseguridad, quien reconoce que las supuestas infracciones implicaban obtener acceso “en un par de casos limitados, a la jurisdicción electoral, una red relacionada con las elecciones” que no tienen “nada que ver con la emisión y el recuento” de votos

El Times refuerza sus afirmaciones citando declaraciones de FireEye, que describe simplemente como una “empresa de seguridad que ha estado siguiendo la incursión del grupo ruso en los sistemas estatales y locales”. El director general de la empresa, Kevin Mandia, fue agente especial de la Oficina de Investigaciones Especiales de la Fuerza Aérea y contratista del gigante de la industria militar Lockheed. En 2018, FireEye protagonizó un movimiento de Facebook, Twitter y otras plataformas de redes sociales para censurar y cerrar las páginas y cuentas predominantemente de izquierdas en base a acusaciones de “comportamiento inauténtico coordinado”.

El Times cita al director de análisis de amenazas de FireEye, John Hultquist, quien dice que, “Es razonable asumir [¿para quién?] que cualquier atentado contra el sistema electoral podría tener como objetivo” generar incertidumbre sobre los resultados de las elecciones. La biografía de Hultquist en el sitio web de la empresa señala que “anteriormente estuvo involucrado en operaciones de contrainsurgencia en el Ejército de los EE.UU.”.

La intensificación de la operación del New York Times -CIA sobre “injerencia rusa” sirve para varios objetivos políticos interrelacionados.

En primer lugar, hay una batalla en curso dentro del Estado sobre la dirección de la política exterior. El artículo del jueves en el Times estaba dirigido a presionar en contra de los esfuerzos de la Administración de Trump de centrarse en Irán a expensas de Rusia. Durante los últimos cuatro años, la oposición dentro del Estado a Trump se ha centrado en las preocupaciones de las facciones del aparato militar y militar que representan los demócratas de que Trump no ha sido lo suficientemente agresivo contra Rusia.

“Rusia es el villano aquí”, escribió el Times citando a Nancy Pelosi. “Por lo que hemos visto en el ámbito público, Irán es un mal actor, pero de ninguna manera equivalente.”

En el debate presidencial del jueves por la noche, Biden aprovechó una pregunta de la moderadora Kristen Welker sobre los informes de que “tanto Rusia como Irán están trabajando para influir en estas elecciones” atacando a Trump por ser blando con Rusia. “Pagarán un precio si soy elegido”, amenazó. “Están interfiriendo con la soberanía estadounidense. Y hasta donde sepa, no creo que el presidente le haya dicho nada a Putin al respecto”.

En segundo lugar, es parte del encubrimiento oficial de la muy real y continua conspiración de la Administración de Trump para avivar la violencia fascista y permanecer en el poder independientemente del resultado de la votación.

Al tiempo en que informa histéricamente sobre afirmaciones fabricadas de interferencia rusa, el Times ha abandonado por completo la cobertura de la intentona golpista por parte de la milicia fascista, alentada por la Casa Blanca y vinculada a secciones de la policía, para secuestrar y asesinar a los gobernadores demócratas de Michigan y Virginia. Si bien Biden y Trump intercambiaron el jueves acusaciones de estar en los bolsillos de Rusia y China, no se dijo ni una palabra sobre estos complots ni los esfuerzos de Trump para establecer una dictadura presidencial.

Como partido de Wall Street y el ejército, los demócratas están aterrorizados por el crecimiento de la oposición popular a la Administración de Trump, la cual se convertirá en una lucha más amplia contra la clase dominante y el sistema capitalista. Por lo tanto, mientras Trump llama a sus partidarios a vigilar los centros de votación, con armas en mano, supuestamente Rusia es la responsable de “socavar la confianza de los estadounidenses en las elecciones” y “exacerbar las disputas en torno a los resultados”, como dice el Times .

Por último, la campaña antirrusa de los demócratas y los organismos de inteligencia siempre ha estado relacionada con las demandas de una mayor censura en Internet y la criminalización de la oposición nacional. El crecimiento de la ira masiva en los Estados Unidos no se debe a los niveles sin precedentes de desigualdad social, a la interminable serie de asesinatos policiales o a la política criminal de la clase gobernante frente a la pandemia que ha provocado la muerte de casi 230.000 estadounidenses, sino a los esfuerzos de Rusia por “sembrar el descontento”.

Incluso mientras encubre el complot de Trump en las últimas semanas de las elecciones, el Partido Demócrata está involucrado en discusiones entre bastidores con secciones del Estado y el Partido Republicano sobre qué hacer si Trump intenta permanecer en el poder aunque pierda. Si los demócratas llegan al poder el año que viene, será sobre la base de un compromiso de intensificar la guerra en el extranjero, nuevos ataques a los derechos democráticos dentro de los Estados Unidos, y el fortalecimiento del poder del aparato militar y de inteligencia.

(Publicado originalmente en inglés el 24 de octubre de 2020)

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