Español

Los sindicatos brasileños suprimen la oposición de los trabajadores a los despidos masivos tras los cierres de Ford

Un mes después de que Ford anunciara el cierre de las tres plantas que le quedaban en Brasil, otras compañías vinculadas a su cadena productiva están echando a sus trabajadores, desencadenando una ola de despidos que afecta a los sectores más diversos de la industria automovilística. Según investigaciones hechas por el Departamento Intersindical de Estudios Estadísticos y Socioeconómicos (DIEESE), los 5.000 despidos anunciados por Ford indican la destrucción potencial de otros 118.864 empleos, lo que resultará en la pérdida de 2,5 mil millones de reales (US$465 millones) en salarios anuales.

Desde esta perspectiva, se puede predecir una ola de oposición entre los trabajadores brasileños. El 26 de enero, cerca de 800 trabajadores del fabricante de componentes de coches Arteb, localizado en el complejo industrial ABC en San Pablo, fue a la huelga para protestar contra 200 despidos. Fundado en 1934, Arteb produce faros y luces delanteras para los principales fabricantes de coches, y culpó de los despidos a los cierres de la Ford en Brasil. Los trabajadores fueron despedidos por correo.

Ensamblaje de Ford. Fuente: Sam VarnHagen/Ford Media

La huelga fue dirigida por el Sindicato de los Metalúrgicos del ABC (SMABC), afiliado a la federación CUT controlada por el Partido de los Trabajadores (PT), y la dieron por finalizada apenas a los dos días. El sindicato accionó rápido para mantener la huelga aislada, sin hacer ningún llamamiento a otros trabajadores de la región que pronto se enfrentarán a la misma situación. Atribuyendo los despidos a los problemas financieros anteriores de la empresa y la ya "normalizada" alta tasa de desempleo en el sector, el secretario general de SMABC, Moisés Selerges, propuso terminar la huelga.

"La situación era complicada. No es solo el asunto de Arteb, sino el de todo el sector. El sector está bajo agua porque este gobierno no tiene una política industrial", dijo Selerges durante una reunión con los trabajadores. "Como os dije al principio, el sindicato se estaba dirigiendo hacia un posible acuerdo. Así que este era el acuerdo posible al que llegamos".

El acuerdo "posible" alcanzado por el sindicato aceptó los 200 despidos. Incluso ante esta clara derrota para los trabajadores, el sindicato todavía intentó jactarse de que la negociación había "garantizado" la paga de la indemnización por despido, la extensión de las prestaciones médicas hasta septiembre y el pago por los días de huelga.

Un anuncio en el sitio web del SMABC del 21 de enero ya había advertido de la naturaleza generalizada del "efecto Ford", que es evidente de la reducción reciente de las horas de trabajo en las fábricas en la región del ABC que antes servían al fabricante automovilístico:

"Con el anuncio del cierre de Ford, estamos preocupados por un efecto dominó en los componentes de coches de nuestra región, ya que varias compañías suministran productos al fabricante automovilístico, incluyendo a las plantas de componentes de coches", dijo otro dirigente sindical, Genildo Dias Pereira. "En São Bernardo, para dar solo un ejemplo, tenemos a Samot, Fiamm, Rassini, ZHS, Mahle, Selco, entre muchos otros. Por no mencionar a Arteb, que ya está cerrando su planta de Camaçari [en el Estado de Bahía, donde Ford tiene una de sus fábricas] después de la decisión".

Esta declaración revela que el SMABC ya previó los despidos en Arteb y otras plantas. Su acción durante la huelga expone el papel decisivo de los sindicatos en este proceso: hay que apagar en seguida cualquier chispa de resistencia para que no se extienda y llegue a ser un movimiento generalizado de la clase trabajadora.

Aunque la CUT desempeña su papel en la región ABC, su rama en la ciudad de Taubaté, en el interior de San Pablo, está trabajando para controlar el descontento de 830 trabajadores despedidos de una de las plantas de la Ford. Desde que se anunciara el cierre, un grupo de empleados se vienen turnando para mantener una vigilia permanente ante la fábrica, impidiendo así que se retire su maquinaria. El Sindicato de los Metalúrgicos de Taubaté (Sindimetau), sin embargo, está trabajando por desviar a los trabajadores de cualquier lucha concreta contra el capitalismo, y de hecho hace a un lado los "asuntos mundanos".

En una caravana celebrada el 29 de enero, los dirigentes del sindicato Sindimetau dirigieron a los trabajadores en un ritual religioso, llevando unos 300 coches a la catedral más grande de Brasil en Aparecida. Informando de la caravana, el sindicato dijo: "Mensajes del 'Trabajador de Nazaret' en la lucha contra el azote del desempleo fortalecieron a los trabajadores en la misa este viernes en el lugar santuario nacional de Aparecida".

Mientras intenta calmar la ira de los trabajadores con sermones religiosos y esperanzas de que caiga del cielo un milagro, el sindicato está desarmando cada vez más su lucha, intentando desviarla hacia canales puramente legales y parlamentarios.

El Ministerio Público del Trabajo abrió tres investigaciones civiles en las tres regiones donde Ford está cerrando su producción. El 5 de febrero, un fallo de dos jueces laboralistas suspendió la posibilidad del despido colectivo de los empleados de Ford que trabajan en las fábricas de Taubaté y Camaçari.

Según la jueza Andréia de Oliveira, jefa del Segundo Tribunal Laboral de Taubaté, "El tamaño de la empresa, el número de empleos directos e indirectos afectados y el impacto social al país no permiten una solución simplista del caso". El juez responsable de analizar el caso de Camaçari, por otro lado, dijo que cualesquiera despidos masivos sin comunicación y negociación con el sindicato "estará lleno de vicios infranqueables, que violan los derechos constitucionales de los trabajadores".

Los dictámenes judiciales, con todo, son provisorios, y condicionan la suspensión de los despidos a la negociación del pago de la indemnización por despido con los respectivos sindicatos.

Según una noticia en el sitio web UOL Cars, Ford ya ha asignado US$ 4,2 mil millones por el cierre de sus operaciones en Brasil. La mayor parte de esta cantidad irá a la compensación de los concesionarios, trabajadores de fábrica, proveedores y empresas que brindan servicios en las fábricas, así como para pagar préstamos pendientes del Banco Brasileño de Desarrollo (BNDES).

Todo indica que los trabajadores se confrontarán con un acuerdo tentativo negociado entre los sindicatos y Ford, similar al que alcanzaron en la planta de São Bernardo do Campo, que fue cerrada en 2019. Los sindicatos están siguiendo la misma hoja de ruta que usó el SMABC entonces. En esa ocasión, el World Socialist Web Site analizó :

"Cuando salió la noticia del cierre de Ford, el SMABC hizo todo lo que pudo por desgastar a los trabajadores, que hicieron una huelga de 42 días. El sindicato desalentó cualquier medida de ocupar la planta o acciones para ampliar la lucha. El sindicato en cambio les dijo a los trabajadores huelguistas que se fueran a sus casas y esperaran las negociaciones. Se negó a demandar cualquier acción unificada con trabajadores contratados o los 20.000 afectados en el sector de las partes de auto. Finalmente desconvocó la huelga en los términos de la patronal, actuando en colaboración con el gobierno de San Pablo, que anunció que haría de intermediario en las negociaciones de la Ford con Caoa" (la primera empresa que manifestó su interés en comprar la planta).

Como se sabe ahora, ningún otro fabricante de automóviles se hizo cargo de la planta, y el recinto fue comprado para ser transformado posiblemente en un centro logístico o unos grandes almacenes. Sin embargo, Julio Bonfim, el presidente del Sindicato de los Metalúrgicos Camaçari y dirigente del maoísta Partido Comunista de Brasil (PCdoB), ahora está usando esta misma promesa —que otro fabricante de automóviles asumirá la producción en la planta— para engañar a los trabajadores.

Aunque trabaja con el gobernador de Bahía, Rui Costa del PT, en un comité que busca empresas interesadas en operar el parque automotor, Bonfim ya está dando por sentados los despidos, y solo demanda el pago de las indemnizaciones por despido. "Si Ford ha cerrado sus actividades y no hay posibilidades de que se quede en Camaçari, entonces que negocien la indemnización por despido de manera justa", dijo.

Ninguna indemnización por despido puede compensar las avasalladoras consecuencias del desempleo masivo que se viene. De los casi 6.000 trabajadores empleados por la Ford hoy en Brasil, 4.600 (el 75 por ciento) de ellos trabajan en el complejo de la Ford en Camaçari. Gran parte de la economía de la ciudad depende del complejo industrial. El alcalde de la ciudad ya ha anunciado recortes en la educación pública y atención médica como respuesta a la pérdida del 10 por ciento de la recaudación impositiva, aunque la demanda de estos servicios solo aumentará al perder miles de trabajadores su atención médica tras ser dejados sin trabajo.

Es significativo que aunque todos los sindicatos implicados están asociados con las mismas fuerzas políticas, en última instancia el Partido de los Trabajadores, no se está organizando ninguna lucha unificada entre los trabajadores que dice representar. Es necesario que los trabajadores aprendan las lecciones de la traición de la lucha contra el cierre en 2019 de la planta de la Ford en el ABC. Esto quiere decir romper con las direcciones sindicales que los están llevando hacia otra derrota devastadora y construir comités de base independientes para organizar una lucha unida contra los despidos y los cierres de fábricas.

¡Únanse a la lucha por la salud y la seguridad de los trabajadores!

(Publicado originalmente en inglés el 14 de febrero de 2021)

Loading