Español

Alemania: congreso del partido La Izquierda allana el camino para la participación

En su congreso el próximo fin de semana, el partido La Izquierda (Die Linke) de Alemania establecerá un rumbo aún más directo hacia la participación en el Gobierno y el apoyo a la guerra. El borrador del programa electoral presentado por el dúo de líderes salientes, Katja Kipping y Bernd Riexinger, y las declaraciones de sus sucesoras designadas, Janine Wissler y Susanne Hennig-Wellsow, dejan esto absolutamente claro.

“Es hora de comenzar una nueva fase en el desarrollo del partido. El partido La Izquierda debe dar una clara indicación de que asumirá las responsabilidades”, afirmó Hennig-Wellsow en una entrevista conjunta con Wissler en la última edición dominical del periódico Tagesspiegel .

Susanne Hennig-Wellsow y Janine Wissler (fotos del Parlamento estatal)

Las futuras líderes del partido fueron bastante explícitas en sus declaraciones. El partido La Izquierda está listo para una coalición con los socialdemócratas (SPD), un partido que apoya la austeridad y la guerra, y con Los Verdes (Die Grünen) a nivel federal, que intensificarían los recortes del gasto social, el aumento de la represión estatal en el país, el rearme de los militares y las políticas asesinas ante la pandemia.

Hennig-Wellsow se jactó ante el Tagesspiegel de que el partido La Izquierda ya es un partido de gobierno y es reconocido incluso por la derecha política. “Tenemos al ministro presidente Bodo Ramelow en Turingia, quien desempeña un papel importante en el Consejo Federal y en las conferencias con la canciller”, dijo. En Turingia, la CDU (democratacristianos) tolera por primera vez en Alemania una coalición del partido La Izquierda/SPD/Los Verdes; eso no debe subestimarse. Gobernamos en Berlín y Bremen. Nuestro grupo en el Parlamento federal también trabaja profesionalmente”.

La referencia de Hennig-Wellsow al “trabajo profesional” significa la imposición de la agenda reaccionaria de la clase dominante en todos los ámbitos. Con respecto a la política de coronavirus, atacó desde la derecha las limitadas medidas de cierre adoptadas por la gran coalición y difundió propaganda a favor de un rápido regreso a las aulas. El confinamiento fue “correcto”, pero “las medidas no afectaron ni protegieron a todos por igual”. Ella está “absolutamente en contra de la presión sobre el desempeño ... que ahora se transmite a padres e hijos”. Lo que se necesita son “regulaciones unificadas para poner fin a este año escolar para los niños de manera que todos puedan avanzar un año”.

Como líder estatal del La Izquierda y líder del grupo parlamentario en Turingia, Hennig-Wellsow desempeña un papel activo en la aplicación de la política asesina de contagio generalizado, que ya ha provocado 70.000 muertes en Alemania. El Gobierno de La Izquierda/ SPD/Los Verdes ha reabierto escuelas y guarderías a pesar de que la tasa de incidencia siga siendo alta y de que estén circulando nuevas variantes más infecciosas. El otoño pasado, Ramelow elogió el “modelo sueco”, respaldando así explícitamente la política asesina de inmunidad colectiva.

Hennig-Wellsow también dejó en claro que, bajo su liderazgo, el partido La Izquierda apoyaría las intervenciones militares extranjeras del ejército alemán. “Puedo imaginar ciertas misiones clásicas de casco azul, como en Chipre, por ejemplo”, afirmó. “Cuando el problema es asegurar la paz después de un conflicto, es necesario considerar tales misiones caso por caso”. En enero, el portavoz de política de seguridad del partido La Izquierda, Matthias Höhn, apeló en un documento político a favor de las intervenciones militares alemanas y el rearme del ejército alemán.

El partido La Izquierda también está dispuesto a ir hasta el final en la represión estatal interna. “Con la CDU (en Turingia), tuvimos que crear tres puestos adicionales para el servicio de inteligencia estatal, de lo contrario no habrían respaldado el presupuesto”, reconoció Hennig-Wellsow. Añadió cínicamente: “Eso suena trivial, pero para nosotros no lo es. Como partido, queremos abolir el servicio de inteligencia”. Al parecer, solo en papel. En el mundo político real, el partido La Izquierda está fortaleciendo a la policía y al servicio de inteligencia nacional, que es la agencia en el centro de la conspiración de extrema derecha dentro del aparato estatal.

Wissler apoya este curso y también se pronunció a favor de participar en el Gobierno. “No estoy diciendo que los ministros del partido La Izquierda no puedan lograr nada”, dijo. Cuando se le preguntó si pensaba que sería una “traición a los ideales de la izquierda” si “como parte de la participación en el Gobierno fuere necesario crear más puestos dentro del servicio de inteligencia”, dijo: “No, eso no es una traición”. Lo importante es tener “líneas rojas claras en un programa electoral”. El partido La Izquierda “no se unirá a un Gobierno que apruebe intervenciones extranjeras, elimine programas sociales o derechos democráticos y siga adelante con las privatizaciones”.

Esta es una mentira rotunda. Dondequiera que el partido La Izquierda gobierna en coalición con el SPD y Los Verdes a nivel estatal, continúa los ataques al gasto social y los derechos democráticos, privatiza todo lo que puede y deporta a los refugiados sin piedad. Hace apenas unos días, se reveló que la coalición SPD/La Izquierda/Los Verdes en Bremen tiene la intención de eliminar 440 puestos de trabajo de tiempo completo en el sector de salud. El asalto al sector de la salud está siendo supervisado por la senadora sanitaria de “izquierda”, Claudia Bernhard.

Con respecto a las intervenciones extranjeras, las “líneas rojas” del partido en su programa no valen nada. Todo el mundo sabe que, como partido de gobierno, La Izquierda apoyaría la política de guerra a nivel federal. Junto con Hennig-Wellsow y Höhn, otros miembros del partido, como el líder del grupo parlamentario en el Bundestag, Dietmar Bartsch, y el portavoz de política exterior Gregor Gysi, lo han dejado claro. El programa electoral actual es tan fuertemente promilitar que incluso ha provocado inquietudes en las filas del partido antes de su congreso.

Por ejemplo, en el periódico del partido, Junge Welt, Sevim Dağdelen y Ulla Jelpke escriben en un artículo, bajo el revelador título “Adiós a una política de paz”, que “El lenguaje puede ser artero”. Debido a las formulaciones en el programa electoral, sigue habiendo “margen de maniobras programáticas para enviar al ejército hacia nuevas intervenciones extranjeras”. Esto “sugiere la interpretación” de que esto “deja la puerta abierta a una opción gubernamental que incluya al SPD, el partido La Izquierda y Los Verdes” y que “impulsaría la militarización de la UE, lanzaría nuevas intervenciones extranjeras con la bendición de la ONU y la UE, y aprobaría nuevas exportaciones de armas al mismo tiempo”.

También expresaron hipócritamente su sorpresa de que en la sección titulada “Hacer cumplir los derechos humanos” se proponga un “fondo de cambio de régimen” rotundo, “que inicialmente suena como un medio de solidaridad internacional” pero que “en la realidad de un Gobierno de una potencia imperialista demuestra ser un fondo para el derrocamiento de Gobiernos indeseables en todo el mundo, como fondos similares en Estados Unidos”.

Como Wissler, Sevim Dağdelen y Ulla Jelpke no tienen reparos en las operaciones de cambio de régimen del imperialismo alemán, ya que están profundamente implicados en ellas. Simplemente están preocupados de que adoptar una retórica militarista demasiado abiertamente socavaría las intervenciones extranjeras y al mismo tiempo haría imposible que el partido La Izquierda controle la creciente oposición al regreso del militarismo alemán.

Dağdelen es representante en el comité parlamentario de asuntos exteriores, miembro adjunto del comité parlamentario de defensa y está en la junta de la Sociedad Alemana de Política Exterior (DGAP, por sus siglas en alemán), que ha protagonizado la reactivación del militarismo alemán. Jelpke es miembro adjunto del comité de derechos humanos y ayuda humanitaria, y ha pedido repetidamente “intervenciones humanitarias”. En 2014, estuvo entre los políticos del partido La Izquierda que exigieron una intervención alemana más contundente en Irak.

La tendencia del partido Marx 21, a la que perteneció Wissler hasta su candidatura, apoya más que cualquier otra facción una política exterior imperialista agresiva. Christine Buchholz, miembro de Marx 21, ha pertenecido al comité parlamentario de defensa sin interrupción desde 2009. Como miembro de las delegaciones del Bundestag, visita regularmente las unidades del ejército en su área de operaciones. Marx 21 también desempeña un papel central en la ofensiva imperialista de Alemania contra Rusia.

El Tagesspiegel presenta a Wissler como un “marxista” y Marx 21 y su organización predecesora, Linksruck (Giro a la Izquierda) como “asociaciones trotskistas”. En realidad, las políticas de derecha y proimperialistas de Marx 21 y Linksruck no tienen nada que ver con el marxismo, y mucho menos con el revolucionario ruso y fundador de la Cuarta Internacional, León Trotsky. No abogó por la construcción de partidos burgueses esencialmente de derecha, sino por la movilización de la clase trabajadora sobre la base de un programa internacionalista y socialista contra el capitalismo y la guerra.

Marx 21 no se encuentra en la tradición de Marx y Trotsky, sino más bien en la tradición antitrotskista de la Tendencia Internacional Socialista fundada por Tony Cliff. Poco después del final de la Segunda Guerra Mundial, Cliff rompió con el trotskismo y designó a la Unión Soviética como capitalismo de Estado, a pesar de la existencia continua de las relaciones de propiedad progresistas creadas por la Revolución de Octubre de 1917. Como los otros promotores de la perspectiva del capitalismo de Estado, el punto de vista de Cliff equivalía a una adaptación al imperialismo y una forma de anticomunismo encubierto con retórica de “izquierda”.

Con la disolución de la Unión Soviética y la reintroducción del capitalismo por parte de la burocracia estalinista, los capitalistas de Estado y los sectores privilegiados de la clase media que representan se trasladaron de lleno al campo del imperialismo. En Alemania, se integraron en el Estado burgués, primero ingresando al SPD y luego al partido La Izquierda. Con Wissler, ahora tienen una líder de partido y una figura clave potencial en la formación de un Gobierno federal y están listos para organizar directamente una nueva ronda de ataques contra la clase trabajadora y guerras imperialistas.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 26 de febrero de 2021)

Loading