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El "exceso de muertes" en EE. UU. en 2020 superó el número de víctimas durante la pandemia de la gripe española en 1918

Según un informe publicado el viernes por el New York Times, en 2020 Estados Unidos sufrió el mayor aumento anual en su tasa de mortalidad desde que el gobierno federal comenzó a publicar estadísticas, superando significativamente el aumento en la tasa de mortalidad durante la pandemia de la gripe española de 1918.

Trabajadores enterrando cuerpos en una fosa común en la isla de Hart, el 9 de abril de 2020. (Crédito: AP Photo/John Minchillo) [AP Photo/John Minchillo]

El Times llevó a cabo su propio análisis de las tasas anuales de mortalidad en EE. UU. que se remontan a un siglo y descubrió que el aumento de la tasa desde 2019 a 2020, el primer año de la pandemia de COVID-19, fue del 16 por ciento, en comparación con el aumento del 12 por ciento en los EE.UU durante la pandemia mundial que ocurrió hace más de un siglo. El número total de muertes por COVID-19 en los EE. UU. ya se acerca a las 600.000, en camino de superar las 675.000 que se estima que murieron en los EE. UU. durante la pandemia de 1918.

Según las proyecciones modeladas del Instituto de Métricas y Evaluaciones de Salud, se espera que el número de muertos por COVID-19 supere los 600.000 antes de junio, llegando a 620.000 en agosto en el mejor de los casos.

El informe del Times se alinea con un análisis de datos de mortalidad realizado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, que encontró que desde marzo de 2020 hasta el 20 de febrero de 2021, murieron 574.000 estadounidenses más de lo que se esperaría en un año típico. Esto coloca las muertes en todo el país en un 21 por ciento más de lo que se ha observado habitualmente.

Un informe de JAMA publicado en línea el 2 de abril de 2021, escrito por el Dr. Steven H. Wool y sus colegas de la Facultad de Medicina de la Universidad Commonwealth de Virginia, corroboró estos hallazgos en su análisis. Descubrieron que entre el 1 de marzo de 2020 y el 2 de enero de 2021, hubo un exceso de 522.368 muertes, lo que representa un aumento del 22,9 por ciento en la mortalidad por todas las causas.

En ese momento, había 378.039 muertes confirmados por COVID-19. Como explicaron, "el exceso de muertes no atribuidos a COVID-19 podría reflejar la mortalidad inmediata o retrasada por infecciones de COVID-19 indocumentados, o muertes no de COVID-19 secundarios a la pandemia, como el retraso en la atención o crisis de salud conductual".

Se deben hacer ajustes para las diferencias en el tamaño de la población de los Estados Unidos en 1918 en comparación con 2020. Además, a medida que han mejorado las medidas de atención médica y de salud pública, la esperanza de vida de la población ha aumentado. Como resultado, las tasas de mortalidad per cápita para los dos períodos son sustancialmente diferentes, lo que agrega complejidad a estas comparaciones. Sin embargo, el aumento del 16 por ciento en la tasa de mortalidad en 2020 con respecto al año anterior, en comparación con el aumento del 12 por ciento durante la pandemia de la gripe española de 1918, es asombroso.

En general, el 10 por ciento de los 3,4 millones de muertes en los Estados Unidos se atribuyeron al COVID-19, lo que lo convierte en la tercera causa principal de muerte en 2020 después de las enfermedades cardíacas con el 21 por ciento y el cáncer con el 18 por ciento.

La comparación de estas dos pandemias destacan que la infección por COVID-19 no es simplemente otra gripe. Es un patógeno peligroso que ha demostrado repetidamente una enorme capacidad para causar estragos en la vida de la población y debe tratarse con la mayor seriedad y precaución. Maliciosamente criminal ha sido el reiterado rechazo de esta realidad por parte del establecimiento político y la élite gobernante en su persecución de la política de "inmunidad colectiva", que los ha enriquecido en proporciones inimaginables al tiempo que ha permitido que el virus se propague desenfrenadamente y mute en formas más virulentas.

A la luz de los avances en nuestra comprensión de la biología de estos organismos infecciosos, incluyendo los avances médicos en el tratamiento de las infecciones por COVID-19 que han salvado cientos de miles de vidas, haber permitido que tantos se infecten y mueran es un crimen histórico. Es el resultado del impulso implacable del capitalismo por extraer ganancias y enriquecer aún más una capa de oligarcas que se cuentan por decenas de miles en un planeta con 7.800 millones de personas. Que la pandemia de COVID-19 pueda incluso compararse con la gripe española que ocurrió hace cien años habla del fracaso abyecto del proceso político actual para gobernar o proteger a la población de casi todas las naciones ricas.

En los EE. UU., las tasas de infección actuales son de aproximadamente 64.000 por día, mientras que el promedio diario de muertes se ha establecido en poco más de 700. Sin embargo, la administración de Biden celebra estos desarrollos como la historia de éxito de su campaña de vacunación. Mientras tanto, un gobernador de un estado tras otro está tratando de relajar las restricciones y abrir completamente sus economías.

Al 23 de abril, 135,8 millones de personas habían recibido al menos una dosis de la vacuna COVID-19, lo que representa el 40,9 por ciento de la población, mientras que 89,2 millones de personas, que representan el 26,9 por ciento de la población, ya han sido completamente vacunadas. Según el rastreador de vacunas del Washington Post, se ha distribuido un total de 282,2 millones de vacunas COVID-19 a los estados.

A pesar de este logro, las tendencias recientes en inmunización indican que, en el futuro, la situación se volverá considerablemente más desafiante para la administración de Biden. La semana pasada vio un promedio de solo 2,95 millones de dosis por día, una disminución del 12 por ciento. Los científicos han estimado que más del 70 al 90 por ciento de la población necesitará ser inoculada si se quiere lograr una inmunidad colectiva significante.

En medio de la noticia de la repentina desaceleración de las tasas de vacunación, el presidente Biden se dirigió a los medios de comunicación el miércoles para proclamar que Estados Unidos alcanzaría el hito de 200 millones de pinchazos esta semana, superando el objetivo establecido para fines de abril. Luego hizo su discurso a la nación, declarando: "Hago un llamado a todos los empleadores, grandes y pequeños, en todos los estados, para que les den a los empleados el tiempo libre que necesitan, con paga, para vacunarse. Ningún trabajador estadounidense debería perder un solo dólar de su sueldo porque eligió cumplir con su deber patriótico de vacunarse".

Las vacunas son fundamentales para la derrota de la pandemia, pero el cínico intento del gobierno de utilizar esta herramienta necesaria y vital para justificar la reapertura de fábricas y oficinas inseguras, así como de escuelas, mientras la pandemia continúa asolando, solo ayuda a los de derecha a promocionar el escepticismo de las vacunas entre sectores de la clase media y la clase obrera.

Un informe reciente en US News & World Report señaló que “los estados que están teniendo dificultades para desembolsar a los distritos escolares cientos de miles de millones de dólares en ayuda federal del paquete de ayuda para el coronavirus más reciente están cumpliendo con la fecha limitada del viernes para explicar al Departamento de Educación el por qué es el caso".

El secretario de Educación, Miguel Cardona, en busca de acelerar la reapertura de las escuelas, dijo: “Todos los niños merecen la oportunidad de escuchar su nombre en el salón de clases este año. A medida que nuestra nación se remedia y se recupera de la pandemia, nuestras decisiones y acciones afectarán a generaciones de estudiantes. Nuestra inacción también lo hará".

Mientras tanto, el reciente aumento de casos de COVID-19 en Michigan fue precedido por cientos de brotes escolares en todo el estado. Michigan ha visto un número récord de niños hospitalizados con infecciones graves. Los datos de la Asociación de Salud y Hospitales de Michigan muestran que el número de niños hospitalizados en todo el estado ha llegado a 70, el doble del número observado durante lo peor de la ola que se extendió en noviembre.

El impulso de los demócratas, nada menos que de los republicanos, para levantar las restricciones relacionadas con el COVID-19 que quedan, especialmente entre los vacunados, tiene el potencial de alimentar más cepas contagiosas del coronavirus. En 1918, los funcionarios de salud pública entendieron poco del virus que asolaba a sus comunidades, confiando en medidas básicas para controlar la muerte y el caos que creó. La culpa del desastre durante la pandemia actual recae enteramente de la burguesía.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 23 de abril de 2021)

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