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La revista Jacobin: promueve los sindicatos mientras ignora la clase obrera

Desde el principio del año, los trabajadores de Estados Unidos han estado involucrados en una serie de luchas de clases importantes que reflejan el crecimiento del enojo y la oposición por todo el país. Los trabajadores están resistiendo a las feroces medidas de austeridad de la élite gobernante, que han seguido al masivo obsequio que fue entregado a la élite corporativa y financiera en medio de la pandemia.

Varios sectores de enfermeros, trabajadores siderúrgicos, maestros, mineros del carbón y otros han estado involucrados en batallas de clases que se han prolongado por varias semanas y meses, en las que no solo se enfrentaron a los empleadores y el Gobierno, sino también a las traiciones de los sindicatos.

Enfermeros del hospital Montefiore New Rochelle por problemas de niveles de personal inseguros durante la pandemia de coronavirus, 1 de diciembre de 2020 (New Rochelle, Nueva York (AP Photo/Mark Lennihan)

A pesar de pretender ser una publicación noticiera socialista, la revista Jacobin, afiliada con una facción de los Socialistas Demócratas de Estados Unidos (DSA, por sus siglas en inglés), no menciona ninguna de las luchas de clases más importantes en el corazón del capitalismo mundial.

Algunas de las luchas más importantes de los últimos seis meses incluyen la huelga continua de 1.300 trabajadores siderúrgicos en Allegheny Technologies (ATI) en Pennsylvania, que ha enfrentado a los trabajadores contra la empresa y el sindicato United Steel Workers (USW). Jacobin no ha publicado ningún artículo sobre la huelga.

En Warrior Met Coal de Alabama, 1.100 mineros iniciaron una huelga el 1 de abril, decididos a recuperar los recortes salariales del pasado y combatir las condiciones abusivas e inseguras. En oposición directa al sindicato United Mine Workers of America (UMWA), los trabajadores rechazaron un contrato entreguista apenas una semana después en un voto de 1.006 a 45, asestándola una tremenda derrota al UMWA.

A lo largo de las 8 semanas (y contando) de la lucha de los mineros del carbón, Jacobin produjo apenas 700 palabras sobre la lucha, en un solo artículo. Ninguna de esas 700 palabras se refirió a la traición del UMWA ni a la oposición masiva de los trabajadores a esta traición.

Hay incontables ejemplos de esto: Jacobin produjo tan solo un artículo sobre la huelga de un mes por parte de los trabajadores y estudiantes de posgrado en la Universidad de Columbia, y un solo artículo sobre la huelga de enfermeros en el hospital Saint Vincent en Worcester, Massachusetts.

Quizás la más significativa ha sido la batalla de los trabajadores de camiones de Volvo en su planta de New River Valley, en Dublin, Virginia. En todo instante, los casi 3.000 trabajadores en la planta de Volvo se han enfrentado a la oposición de la misma organización que dice representarlos, el sindicato United Auto Workers.

Los trabajadores hicieron huelga en la planta de ensamble de camiones el 17 de abril, decididos a conseguir un contrato que los compensara por los años de concesiones del UAW a la empresa. Apenas dos semanas tras el inicio de la huelga, el 30 de abril, el UAW les ordenó a los trabajadores a que volvieran al trabajo, afirmando que habían obtenido un acuerdo con “importantes mejoras” para los obreros. Es decir, los trabajadores fueron enviados de vuelta al trabajo por su sindicato sin ver, ni hablar de votar, el contrato.

Los trabajadores militantes formaron el Comité de Base de los Trabajadores de Volvo, que ha emitido varias declaraciones leídas por miles de trabajadores, llamando a rechazar el acuerdo. El 16 de mayo, los trabajadores votaron contundentemente en contra del acuerdo tentativo promovido por el UAW, con un 91 por ciento votando “No”. Los trabajadores recientemente se refirieron al contrato respaldado por el UAW como un “rollo de papel higiénico”.

Ni Jacobin ni sus copensadores del DSA han dicho una sola palabra sobre la lucha de los trabajadores de Volvo.

Esto contrasta marcadamente con la abundante cobertura y atención que la revista prestó a la campaña para instalar el sindicato Retail, Wholesale and Department Store Union (RWDSU) en el almacén de Amazon en Bessemer, Alabama, el mes pasado.

Jacobin publicó docenas de artículos previo a la votación, aclamándola como el impulso de sindicalización más importante en la historia reciente.

Para nada. De hecho, no fue nada de eso. La campaña de sindicalización en Bessemer fue respaldada por el mismísimo presidente demócrata Joe Biden y un sector importante de la élite política y la prensa corporativa. Esta campaña de arriba hacia abajo no contaba con casi nada de apoyo entre los trabajadores. Al final, el RWDSU recibió tan solo 738 votos a favor, o menos del 13 por ciento de los 5.800 trabajadores en el almacén.

Los temas que Jacobin elige para escribir o no dicen tanto como el propio contenido que producen sobre la naturaleza de la organización.

Como con el DSA en su conjunto, Jacobin opera como una facción del Partido Demócrata y de los sindicatos corporativistas. Promueven los sindicatos —como sucedió con la campaña de sindicalización en Bessemer— como un instrumento para suprimir la lucha de clases. Representando a capas privilegiadas de la clase media-alta, son profundamente hostiles a cualquier muestra auténtica de oposición obrera, la cual procede sin falta a oponerse al aparato sindical.

A esto se debe que, cuando eventualmente llegan a publicar sobre las luchas obreras, deliberadamente encubre la realidad del papel desempeñado por los sindicatos. Cuando los sindicatos pueden imponer un acuerdo, Jacobin inevitablemente les ofrece una cobertura aplaudiendo el contrato como una victoria para los trabajadores, sin importar cuán miserables sean las mejoras.

Un ejemplo importante fue su cobertura de la huelga de trabajadores del mercado Hunts Point en Nueva York, a inicios de este año. Los trabajadores de Hunts Point hicieron huelga para obtener un modesto aumento de $1 por hora por año.

Después de que el sindicato Teamsters desfilara a la miembro de DSA y congresista Alexandria Ocasio-Cortez en el piquete de huelga, el sindicato impuso un contrato entreguista a través de una votación en un chasquido de dedos, dejando a los trabajadores con un aumento salarial anual de 62 centavos para los nuevos contratados y 40 centavos para los trabajadores veteranos durante los próximos tres años. Es más, la mayor parte de este aumento se cancela por las reducciones en sus beneficios del seguro médico.

Jacobin proclamó la huelga de Hunts Point como “una victoria que vale la pena celebrar y que demuestra que hacer huelga funciona”.

La experiencia de los últimos seis meses es solo el inicio de un avance de las luchas de la clase obrera en todo el país y el mundo. El Partido Socialista por la Igualdad y el World Socialist Web Site están asistiendo a los trabajadores en la formación de una red de comités de base en las fábricas, escuelas y todos los centros laborales.

Nuestro llamado a los comités de base, independientes de los sindicatos controlados por la patronal, es parte de una lucha más amplia por liberar a la clase obrera de la camisa de fuerza que son los demócratas y republicanos y por reconstruir el movimiento obrero con base en un programa internacional y socialista revolucionario.

(Publicado originalmente en inglés el 27 de mayo de 2021)

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