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El New York Times se deleita con el asesinato a control remoto de un científico iraní

El New York Times publicó en la portada de su edición dominical un extenso informe sobre el asesinato el pasado 27 de noviembre del principal físico nuclear de Irán, Mohsen Fakhrizadeh. El informe describe con un detalle insoportable cómo tuvo lugar este asesinato de estado y establece que fue una operación organizada conjuntamente por Israel y los Estados Unidos.

Escena del asesinato del científico iraní Mohsen Fakhrizadeh [Crédito: Agencia de Noticias Fars vía AP]

El artículo del Times, basado en información alimentada por fuentes estatales de alto nivel y 'dos funcionarios de inteligencia familiarizados con los detalles de la planificación y ejecución de la operación', es provocativo en extremo.

El informe es una verificación más de la normalización del asesinato como política de Estado. Si bien el gobierno de los Estados Unidos ha utilizado durante mucho tiempo a la CIA, e Israel al Mossad, para llevar a cabo tales asesinatos, en el pasado estas fueron operaciones que las agencias relevantes se negaron a 'confirmar o negar'. Ahora son objeto de jactancia pública.

Que los medios corporativos, con el Times a la cabeza, son un socio de pleno derecho en este cambio queda claro en el informe sobre el asesinato de Fakhrizadeh. Uno puede buscar en el artículo en vano palabras como 'legal' o 'ilegal', y mucho menos 'terrorismo de Estado'. No hay un solo pasaje que sugiera ni siquiera la crítica más leve del acto flagrantemente criminal que describe.

En cambio, celebra el largo historial de Israel 'seleccionando metódicamente a los expertos que se cree que lideran el programa de armas nucleares de Irán', al tiempo que describe con simpatía los desafíos tácticos para llevar a cabo estos asesinatos terroristas.

'Desde 2007, sus agentes habían asesinado a cinco científicos nucleares iraníes e hirieron a otro. ... Los agentes israelíes también habían matado al general iraní a cargo del desarrollo de misiles y a 16 miembros de su equipo', informa el Times.

Cuando se trata del método utilizado para asesinar a Fakhrizadeh, que fue disparado varias veces por una ametralladora de control remoto operada por un israelí que apunta el dispositivo desde 1.000 millas de distancia, el artículo adopta un tono obsceno que podría confundirse con un argumento de venta de un fabricante de armas.

La operación, afirma, fue 'la prueba debut de un francotirador computarizado de alta tecnología equipado con inteligencia artificial y ojos de múltiples cámaras, operado vía satélite y capaz de disparar 600 veces por minuto.

'La ametralladora a control remoto ahora se une al avión no tripulado de combate en el arsenal de armas de alta tecnología para asesinatos selectivos remotos. Pero a diferencia de un dron, la ametralladora robótica no llama la atención en el cielo, donde un dron podría ser derribado y puede situarse en cualquier lugar, cualidades que probablemente remodelan los mundos de la seguridad y el espionaje'.

Los 'mundos de la seguridad y el espionaje' es un eufemismo cobarde para la práctica del asesinato terrorista de Estado. Fakhrizadeh, uno de los científicos más prominentes de Irán, fue asesinado a tiros conduciendo su automóvil, con su esposa a su lado, cuando se dirigía a Teherán para dar una clase universitaria. No hay evidencias que respalden las afirmaciones de un Israel con armas nucleares de que fue el cerebro de una bomba iraní. De hecho, tanto los inspectores de armas de la ONU como las agencias de inteligencia estadounidenses han concluido que Irán abandonó cualquier programa en apoyo del desarrollo de armas nucleares al menos ya en 2003.

El artículo, que se burla provocativamente de los esfuerzos de la seguridad iraní para proteger la vida de Fakhrizadeh, envía un mensaje claro a Teherán: 'Esto es lo que hicimos antes, y esto es lo que volveremos a hacer. ¿Qué vais a hacer al respecto?'

El Times informa que el asesinato fue planeado por el gobierno israelí y su agencia de espionaje Mossad en colaboración con 'funcionarios estadounidenses de alto rango, incluido el presidente Donald J. Trump, el secretario de Estado Mike Pompeo y la directora de la CIA, Gina Haspel'.

Afirma que 'Ambos países se sintieron alentados por la respuesta relativamente tibia de Irán al asesinato estadounidense del mayor general Qasem Suleimani, el comandante militar iraní muerto en un ataque con aviones no tripulados estadounidenses con la ayuda de la inteligencia israelí en enero de 2020'. En otras palabras, un asesinato criminal preparó el escenario para el siguiente.

Tanto Washington como Tel Aviv reconocieron, sin embargo, que el asesinato podría provocar una guerra en la que Israel dependería del apoyo militar estadounidense.

El gobierno israelí del presidente Benjamin Netanyahu, empeñado en poner fin permanentemente al acuerdo nuclear iraní de 2015 e impedir cualquier retorno a él de Estados Unidos bajo una administración entrante de Biden, dio la bienvenida a la perspectiva de una guerra.

Trump, cuyas políticas sobre Oriente Medio fueron las más estrechamente alineadas con las de Israel en la historia de Estados Unidos, había abrogado unilateralmente el acuerdo nuclear de Irán en 2018 y tenía sus propias razones para cortejar una confrontación militar.

A finales de noviembre de 2020, tras perder ante el demócrata Joe Biden, Trump ya estaba inmerso en una febril campaña para anular los resultados de las elecciones presidenciales. Apenas dos semanas antes del asesinato, Trump se había reunido con su gabinete de seguridad nacional para proponer un ataque aéreo contra la principal instalación nuclear iraní en Natanz, utilizando como pretexto el aumento de las reservas de uranio enriquecido de Irán, que no violaba ninguna ley internacional ni proporcionaba ninguna evidencia de persecución de una bomba.

Mientras que sus asesores convencían al presidente de Estados Unidos de que no cometiera un crimen de guerra tan monstruoso, estaba muy claro que Trump estaba buscando una provocación para justificar la guerra. Existía la amenaza de que pudiera explotar una confrontación militar provocada con Irán como justificación para anular los resultados de las elecciones e imponer la ley marcial.

Entonces, ¿por qué el Times y sus informantes estatales bien ubicados rastrillan las brasas del asesinato de Fakhrizadeh hoy?

Las relaciones entre Washington y Teherán se han vuelto cada vez más tensas. Si bien Irán inicialmente había expresado optimismo en que la administración Biden cumpliría su promesa de volver a unirse al acuerdo nuclear de Irán de 2015, hasta ahora no ha dado pasos significativos en esa dirección, sino que mantiene las sanciones punitivas de Estados Unidos en vigor e insiste en que Irán revierta sus aumentos en el enriquecimiento y las reservas de uranio acumuladas en respuesta a la abrogación unilateral del acuerdo por parte de Washington. Según los informes, Washington también está presionando a Teherán para que haga más concesiones en su programa de misiles convencionales, así como exigiendo que entregue su influencia en el Medio Oriente en general, inclinándose ante el impulso de Estados Unidos por la hegemonía regional.

Por su parte, Israel ha emitido amenazas cada vez más belicosas contra Irán. A principios de este mes, el ministro de Relaciones Exteriores israelí, Yair Lapid, acusó a Teherán de construir una bomba, declarando: 'El mundo necesita evitar que Irán obtenga una capacidad nuclear, sin importar el precio. Si el mundo no lo hace, Israel se reserva el derecho de actuar'.

Washington ve cada vez más a Irán a través del prisma de su creciente preparación hacia la confrontación militar con China y el imperativo estratégico de asegurar la dominación estadounidense en el Medio Oriente, que proporciona gran parte de las importaciones de energía de China. La semana pasada, Washington impuso nuevas sanciones a las empresas chinas acusadas de comerciar con Irán. Las empresas chinas son los principales clientes de las exportaciones petroquímicas de Irán, y Beijing ha rechazado el régimen de sanciones unilaterales de Washington.

En condiciones de crecientes tensiones internacionales, sin duda hay amargas divisiones tácticas dentro del grupo gobernante de Estados Unidos sobre qué tan cerca alinearse con Israel y qué tan agresivamente enfrentar a Irán. El artículo del Times bien puede haber sido plantado con el objetivo de inclinar la balanza, provocar una confrontación o sentar las bases para organizar un incidente que luego podría usarse como pretexto para la acción armada.

Al igual que su predecesor, Biden, frente a la humillante derrota de Estados Unidos en Afganistán junto con una creciente crisis política y social interna, también puede dar la bienvenida a la perspectiva de una confrontación con Irán como un medio para desviar las presiones internas hacia afuera a través de la violencia militar.

Cualquiera que sea el caso, el artículo del Times sobre el asesinato de Mohsen Fakhrizadeh representa una exposición condenatoria, aunque no intencionada, de la criminalidad del imperialismo estadounidense, que enfrenta a la humanidad con la creciente amenaza de guerra.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 20 de septiembre de 2021)

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