Instamos a todos los trabajadores petroquímicos acontactaral WSWS para encontrar más información sobre construir comités de base y enviarnos susideas sobre la lucha contractualinminente.
Decenas de miles de trabajadores en refinerías petroleras están por entrar en una batalla contra las compañías petroleras gigantes, ya que el acuerdo nacional de tres años para 30.000 trabajadores de 14 compañías expirará el 1º de febrero. Los trabajadores en 20 refinerías y plantas petroquímicas, que forman dos tercios de la capacidad de las refinerías estadounidenses, buscan aumentos salariales sustanciales para compensar los niveles récord de inflación y un fin a los niveles de tiempo extra obligatorio agotadores y peligrosos y a la externalización y destrucción de trabajos.
Mientras se completarán los reportes de resultados del cuarto trimestre y del año lleno para el mes que viene, durante los primeros tres trimestres de 2021, los gigantes petroleros ganaron una suma combinada de $174 mil millones en ganancias. Los beneficios imprevistos han aumentado a causa de un aumento agudo en el precio de crudo, que ha recuperado completamente desde el colapso económico alimentado por la pandemia y la superabundancia petroquímica global temprano en 2020. Refinadores también se benefician del aumento agudo en el precio de petróleo.
Esto ha resultado en unos desembolsos enormes a accionistas ricos, que recibieron más de $36,5 mil millones en dividendos y otros pagos durante el año pasado. Las compañías de energía también recompraron $8 mil millones en acciones para aumentar el precio.
Los trabajadores de refinerías también enfrentarán una lucha contra la administración de Biden, que está determinada a prevenir cualquier interrupción del suministro de petróleo y un movimiento más amplio de la clase obrera contra la inflación creciente. Biden era una parte de la administración de Obama, que hacía lo pedido por las compañías petroleras gigantes con su tratamiento de guantes de seda de BP después de la marea negra en el Golfo de México en 2010. El Departamento de Justicia de Obama también abandonó la persecución de cargos criminales contra Tesoro sobre la explosión en 2010 que acabó con la vida de siete trabajadores petroquímicos en el estado Washington.
Mientras los trabajadores petroquímicos fueron declarados “trabajadores esenciales” y tuvieron que poner en riesgo la vida mientras Covid se propagaba en las refinerías, el Congreso estadounidense aprobó la Ley de CARES bipartidista en el marzo de 2020, que dio a las compañías petroleras $8,2 mil millones en desgravación. La Reserva Federal gastó mil millones de dólares en comprar las deudas incobrables de la industria, que mayormente se habían acumulado antes de la pandemia.
Las compañías rescatadas aprovecharon de la pandemia para eliminar 60.000 trabajos y cerrar permanentemente cinco refinerías, que según los analistas de la industria pasaron mucho tiempo a punto de cerrar. Shell, la compañía que había sido el negociador principal de la industria durante más de dos décadas, actualmente sólo opera una refinería estadounidense después de la venta reciente de la refinería de Deer Park en Houston, Texas a la compañía petrolera estatal de México Petroleros Mexicanos (Pemex).
Marathon, el refinador estadounidense más grande con 13 instalaciones que procesan 2,9 millones de barriles por día ha tomado el mando en las negociaciones por un nuevo acuerdo nacional con el sindicato United Steelworkers (USW), que iniciaron el 12 de enero en San Antonio, Texas.
La elección de Marathon es significante. La compañía despidió a 1.920 trabajadores –aproximadamente 9 por ciento de su plantilla– en 2020, y cerró tres refinerías en Martinez, California; Gallup, Nuevo México; y Dickinson, North Dakota. Al mismo tiempo, recibió $2,1 mil millones en beneficios impositivos federales –o aproximadamente $1,1 millones por cada trabajo que eliminaron– según un reporte de BailoutWatch. También usó una mitad de sus ingresos recibidos por la venta de su empresa petrolera minorista Speedway para recomprar sus acciones.
El año pasado, Marathon realizó una guerra que duró meses contra los trabajadores en su refinería de St. Paul Park, Minnesota, después de que declararon una huelga el 21 de enero para oponerse a la externalización de una quinta parte de los trabajos sindicalizados en la planta, incluidos obreros críticos entrenados para la seguridad y la prevención de incendios. La compañía respondió por bloquear a los 200 miembros del sindicato Teamsters durante cinco meses. Después de que los obreros abrumadoramente rechazaron la “última oferta, la mejor y final” el 22 de junio, Teamsters aceptó un nuevo acuerdo de seis años, que abandonó la seguridad laboral y las preocupaciones de salud y seguridad.
Antes de la expiración del mes que viene del contrato nacional, el USW, encabezado por Tom Conway (salario de $217,292 en 2020), no ha emitido ni una exigencia formal y sólo se ha referido vagamente a “sueldo, atención sanitaria, lenguaje sobre indemnizaciones e inversión en la descarbonización”. Esto solo subraya el hecho de que los funcionarios planean profundizar su colaboración con las compañías petroleras para suprimir las exigencias salariales de los obreros, e imponer más instancias de jubilación forzada de trabajadores mayores con sueldos más grandes mientras la industria se reestructura y se promociona como una más ecológica.
El USW ha demostrado una y otra vez su sumisión a las corporaciones petroleras, incluido su sabotaje de la huelga de trabajadores petroquímicos de 2015 –el primer paro nacional desde 1982. En vez de recaer en todos los 30.000 trabajadores de refinerías en el sindicato, el USW limitó la acción a huelgas parciales por 7.000 trabajadores en 12 refinerías y tres plantas químicas. Luego aisló a cada sección de obreros, y firmaron un acuerdo anti huelguístico tras otro que ignoraban las exigencias de obreros por tiempo extra reducido, menos gastos corrientes por la atención sanitaria y mejores sueldos. En 2019, el USW firmó un acuerdo que incluía un aumento salarial de 8,5 por ciento durante tres años, algo que ni siquiera compensaba los aumentos de gastos médicos y la inflación que hoy en día ha alcanzado un máximo de 40 años de siete por ciento.
Lo peor de todo, el USW está aislando a 650 trabajadores en la refinería petrolera y planta empacadora de ExxonMobil en Beaumont, Texas, que han estado bloqueados desde el 1º de mayo de 2021, por la compañía petrolera de cotización oficial más grande del mundo. El cierre patronal de nueve meses y el impulso respaldado por la compañía por descertificar el sindicato es el resultado directo de la decisión por el USW de dividir a los trabajadores en Beaumont del acuerdo nacional laboral en 2015.
Trabajadores petroquímicos hablan
“En 2015, el sindicato instituyó un paro en 10-15 refinerías y perdió tiempo en vez de cerrar la industria entera”, dijo al World Socialist Web Site un trabajador de ExxonMobil en la refinería en Beaumont jubilado y veterano de la huelga de 2015. “El sindicato dijo, ‘Lo tenemos, eso tenemos’, pero al final fueron los aumentos de dos o tres por ciento que hemos estado recibiendo durante años, que apenas cubren el coste de vida y son borrados por aumentar la tasa de seguro”.
“El USW se acuesta con esta gente. Han abandonado a 650 trabajadores que están bloqueados en Beaumont y eso va a afectar a trabajadores en la industria entera. Si ExxonMobil consigue descertificar el sindicato, van a elegir con cuidado a quiénes quieren recontratar. Muchos trabajadores terminarán en la calle y a los a quienes recontratan le van a decir cuándo y a qué altura deben saltar si quieren quedarse en el trabajo. Ellas afirman ser competidores, pero todas las compañías se hablan entre sí y si ExxonMobil puede hacer esto, también puede hacerlo Marathon, Tesoro y los demás.
“No debe haber negociación con la industria petrolera hasta que los trabajadores de Beaumont reciban lo que necesitan. Si las compañías no están de acuerdo pues cada trabajador petroquímico en el país debe abandonar el trabajo. Las compañías están beneficiándose por montones.
“Además de Beaumont, el sindicato dejó fuera del contrato nacional a trabajadores en Baytown, Texas y Baton Rouge, Luisiana. Si estás solo, te van a atacar. Todos debemos estar juntos con el mismo contrato y la misma fecha de expiración”.
Él continuó, “He apoyado al sindicato por toda la vida, pero el sindicato se ha convertido en un juego. Los gordos en Pittsburgh [la sede del USW] todos ganan salarios extravagantes. Cuando me jubilé, pagábamos $100 al mes en cuotas sindicales para que pudieran rompernos y jodernos. El sindicato ha establecido unos ‘equipos’ y programas de seguridad comunes. ‘Es maravilloso para la seguridad’, nos dice, pero lo hacen para bajar los costes de seguro de la compañía y despedir a funcionarios sindicales locales, para que vayan de vacaciones a Las Vegas o algún lugar.
“Supuestamente hay restricciones sobre el tiempo extra, por ejemplo debes tener un día libre si trabajas 14 días. Pero si la compañía se encuentra en problemas siempre hay ‘excepciones’. Los trabajadores de procesamiento están trabajando turnos de doce horas y cambian de día a noche a menudo. Están trabajando 700-800 horas extra por año en tiempo extra, si lo quieren hacer o no. Es extremadamente difícil para el cuerpo.
“El gobierno básicamente perdonó todas las deudas de la industria petroquímica, pero no abordarán los mil millones en préstamos estudiantiles”. Se refirió a la pandemia y dijo, “Covid se estaba propagando por las refinerías en el inicio de la pandemia, pero se negaron a proteger a los trabajadores. Aquí en Texas y otros estados están forzando a los niños a las escuelas para que sus padres puedan volver a trabajar. Todo se trata de dinero, no de hacer lo necesario y cerrar por cuánto tiempo que se requiera para acabar la pandemia”.
Otro veterano de la huelga de 2015, que fue obligado a jubilarse de la refinería de Motiva en Norco, Luisiana a causa de heridas, dijo al WSWS, “Después de la huelga nos hicieron lo más incómodos que pudieran. El tipo de trabajo que hacemos es físicamente difícil y la manera en que nos hieren para contabilizar cada segundo que estamos en la refinería. Pero somos humanos, no máquinas, y nuestros cuerpos se deterioran y tardan en recuperar. Si no recibes tiempo libre, te rompes.
“No es posible para tu cuerpo recuperarse si estás trabajando tiempo extra hasta lo extremo. Como trabajador, yo diría que no trabajemos turnos de 12 horas, que volvamos a los de ocho horas, y si tiempo extra es necesario, que todos trabajemos poco tiempo a la vez en vez de forzar que los de abajo completen todo el tiempo extra”.
Él concluyó, “No sé mucho sobre la globalización, pero [las condiciones] son terribles en Estados Unidos”. Este reportero señaló que las corporaciones globales estaban haciendo esto a todos los obreros, y notó que el mes pasado el gobierno griego desplegó a cientos de policías contra trabajadores petroquímicos que ocupaban una refinería para protestar los despidos y la jornada peligrosa de 12 horas. En responder al llamamiento del WSWS de que los obreros se unan globalmente contra las corporaciones multinacionales, él añadió, “Así es”.
El caminoa seguir
Trabajadores petroquímicos entran en esta lucha después de un año de lucha de clases creciente en los Estados Unidos e internacionalmente. En 2021, decenas de miles de trabajadores hicieron huelga, incluidos mineros de carbón en Alabama, enfermeros en Massachusetts, Minnesota y West Virginia, estudiantes de posgrado de Columbia y otras universidades, trabajadores de fabricación en Volvo Trucks y John Deere, y trabajadores alimenticios de Frito-Lay, Nabisco, y Kellogg. Trabajadores del fabricante autopartista Dana, del proveedor sanitario Kaiser Permanente y en los estudios cinematográficos y de televisión en Hollywood rechazaron abrumadoramente acuerdos entreguistas promovidos por los sindicatos, pero éstos consiguieron prevenir que hicieran huelga.
Más de 8.400 trabajadores de la tienda de comestibles King Soopers en Colorado han alcanzado su segunda semana en huelga y más de 20.000 trabajadores portuarios en California, Oregón y Washington enfrentan la expiración de su contrato el 1º de julio. Más de 25.000 maestros en Chicago llevaron a cabo una acción sindical para exigir el aprendizaje remoto, seguidos por una ola de abandonos estudiantiles en Nueva York, Boston, Oakland, St. Paul y otras ciudades para protegerse la vida mientras la pandemia se propague sin control.
Trabajadores y jóvenes se encuentran impulsados a unirse a la lucha a causa de la respuesta criminal de la élite política y corporativa frente a la pandemia, que han priorizado las ganancias encima de la vida humana e impulsado y enriquecido a los milmillonarios y megamillonarios que reinan sobre el país.
Para llevar la lucha adelante, los trabajadores petroquímicos necesitan nuevas organizaciones de lucha, comités de base que son controlados democráticamente por los mismos obreros y deben ser completamente independientes del USW corporativista. Estos comités tienen que avanzar sus propias exigencias basadas en las necesidades de los obreros, no en lo aceptable para el gran negocio, incluido un aumento salarial de 30 por ciento y subsidios según el coste de vida, beneficios médicos y de jubilación totalmente pagados, la restauración de la jornada de 8 horas, una prohibición de tiempo extra obligatorio, y el control de la velocidad de producción y la salud y la seguridad por comités de base.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 20 de enero de 2022)