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“Martin Kulldorff, Anders Tegnell, Johan Giesecke, creo de verdad que hay motivos para incriminarlos por crímenes contra la humanidad”

El papel criminal del gobierno sueco en la pandemia: Testimonio del activista anti-COVID Keith Begg

El primer ministro de Suecia Stefan Löfven (Fuente: Presidencia de Estonia-Wikimedia Commons) El World Socialist Web Site habló con Keith Begg, un activista anti-COVID irlandés-sueco que ha dirigido esfuerzos por exponer la respuesta criminal del gobierno sueco a la pandemia de COVID-19. Esta es la primera entrega de una entrevista en dos partes para la Investigación Obrera Global de la Pandemia de COVID-19. La segunda parte se encuentra en inglés aquí.

Suecia es la cuna de la estrategia homicida de la “inmunidad de grupo” (colectiva o de rebaño) , que el gobierno socialdemócrata ha estado aplicando despiadadamenbte desde marzo de 2020. Esta política pseudocientífica ha sido ‘ exportada’ al resto del mundo y, en esencia, ha sido adoptada por casi todos los gobiernos capitalistas en medio del ascenso desastroso de la variante ómicron.

En 2020, Begg formó un grupo de Facebook de oposición, “Defensores de los Medios de Suecia”, que fue criminalizado en los medios suecos por oponerse a las políticas temerarias del gobierno. Esta entrevista se realizó el 10 de febrero de 2022.

Gabriel Black: ¿Podrías empezar hablándonos de tus precedentes y cómo llegaste a asumir este papel opositor durante la pandemia?

Keith Begg

Keith Begg: Mis antecedentes son haberme pasado los 10 últimos años ocupándome de violaciones al Estado de derecho y a los derechos humanos en Estados totalitarios. He trabajado para tres diferentes ONG [organizaciones no gubernamentales] suecas en el ámbito de los derechos humanos y los derechos medioambientales.

Hace dos años, cuando empezó la pandemia, ni se me hubiera cruzado por la cabeza que estaría desafiando a un gobierno y un sistema que tiene características de algunos de esos Estados totalitarios en los que he trabajado.

Todo empezó en abril de 2020 cuando quedó muy claro, incluso al principio, que Suecia había decidido ir por libre. Sus países vecinos, Noruega, Dinamarca, y luego también Finlandia, habían adoptado confinamientos. Pero en Suecia se volvió muy extraño, incluso a las pocas semanas.

El MSB (Myndigheten för samhällsskydd och beredskap), que es la agencia de protección de contingencia de Suecia, puso banners en todas partes en sus redes sociales preguntando, “Si alguien en mi casa tiene COVID, pero yo o mi familia no tenemos COVID, ¿está bien ir a trabajar o a la escuela?”. Y la respuesta era, “Sí”.

De manera más preocupante, miles de suecos privilegiados fueron a esquiar a los Alpes y se trajeron el virus consigo. A muy pocos de ellos les hicieron el test porque Anders Tegnell, el epidemiólogo estatal de Suecia, dijo que no era necesario y su argumento fueron los costes. En marzo de 2020, solo hacían tests a los hospitalizados.

Una de las principales razones por las que me interesó crear el grupo “Defensores de los Medios de Suecia” fue el estarnos haciendo la cabeza constantemente, la desinformación, las mentiras, y que no siguieran las pruebas científicas.

La característica de la estrategia sueca ha sido de manipulación de datos. Lo que quiero decir con ello es que mucha, mucha gente murió durante este período en el que no se permitía hacer tests, y solo se les hacía a las personas hospitalizadas. Así, muchos ancianos murieron en residencias, y ni siquiera constan en el C 19, las estadísticas sobre COVID-19, porque sin test no hay confirmación.

Incluso hoy, los que mueren después de 30 días de dar positivo no son incluidos en las estadísticas. Así, empezó en marzo, empezó muy, muy despacio. Pero luego creció enormemente hasta ser desinformación constante, y negligencia criminal e incompetencia criminal. La gente más vulnerable, los ancianos, los de grupos de riesgo, los socialmente estratificados, y ahora los niños, han sido puestos bajo un ‘baño de COVID’.Era y es una estrategia elitista. Y se ha basado en salvar la economía, pero de manera más importante, salvar la importantísima imagen sueca, nuestra ‘Sveriege Bild’, que prima por sobre todo lo otro.

Unos pocos de nosotros, principalmente extranjeros, nos juntamos y dijimos que no podíamos quedarnos sentados mirando esta desinformación. Los medios y las autoridades suecos y el gobierno estaban dando esta información a los medios internacionales que nunca la cuestionaron. Lo que era tan condenatorio sobre la estrategia sueca al principio era que estaba claro que ellos habían adoptado una estrategia de inmunidad colectiva sin pizca de evidencia.

Lo que te deja pasmado hoy es que las mascarillas han estado siendo criminalizadas durante dos años en Suecia, a pesar de 60-70 estudios de mérito internacional. Aún así, Anders Tegnell y la Autoridad de Salud Pública sueca no necesitaron absolutamente ninguna prueba para desencadenar un experimento de inmunidad con el pueblo sueco, pero todavía necesitaban pruebas, hasta hace poco, de que las mascarillas son una herramienta efectiva y barata para proteger a la gente durante la pandemia.

GB: ¿Podrías hablarnos más sobre qué pasó exactamente en los primeros meses en Suecia? ¿Cuál fue la cifra de muertos y cuál fue el impacto de esta estrategia de la inmunidad colectiva?

KB: Diría que lo primero que tendría que describir es que el gobierno sueco rescató a los medios suecos en el orden de los 700 millones de coronas suecas (75,5 millones de dólares estadounidenses). Esto era en una época en la que a los trabajadores de primera línea en los hospitales se les negaban PPE y las residencias de ancianos no tenían oxígeno, y se citaban los costes como una de las razones. Así, se ha vuelto una sociedad cada vez más tóxica y polarizada, incluso desde antes, porque los medios no han sido más que voceros del gobierno y las autoridades. No hay cuestionamiento, o lo hay muy poco, con pocos periodistas que han intentado y siguen intentando.

Una de las principales catástrofes fue con los ancianos. Diría que esto es criminal y una violación de los derechos humanos —y muchas han ocurrido en Suecia. [El gobierno sueco] ha violado sus propias leyes nacionales y la Convención Europea de los Derechos Humanos al negarle a la gente atención médica a causa de su edad y condiciones previas.

A miles de ancianos se les negó el acceso a los hospitales. Les daban un pinchazo de morfina. A menudo les daban la sentencia de muerte por teléfono sin que un médico viera nunca al paciente. Esta es una de las cosas más criminales, que trataran como basura a los más vulnerables de la sociedad.

Tenemos documentos filtrados de diferentes regiones, donde este era el cuidado paliativo que se iba a dar a los ancianos —ni siquiera iban a intentar [salvarles la vida]. Por supuesto, algunos ancianos están en un estado tan avanzado, que sería peligroso moverlos. Pero la primera parada obligatoria era darles una inyección de morfina sin que se informara ni al paciente ni a sus allegados acerca del cuidado que recibían sus parientes ancianos. Así, este ha sido un desarrollo de verdad, de verdad siniestro que ha ocurrido.

En los primeros meses de la pandemia, no eran solo los ancianos. A mucha gente se le negó atención. Tenemos declaraciones de muchos médicos de Karolinska, que es uno de los hospitales más grandes de Estocolmo, donde a mucha gente de diferentes condiciones sociales se le negó atención prioritaria. Pero descaradamente, el gobierno y la Autoridad de Salud Pública sueca construyó un enorme hospital de campo en los suburbios de Estocolmo. No se lo utilizó nunca. Pero para lo que se lo utilizó fue propaganda de guerra y hacerle la cabeza a la comunidad internacional acerca de que el sistema sanitario sueco nunca se desplomó bajo la pandemia. Así que hoy tenemos 16.420 personas que están muertas.

Ayer, Suecia anunció que se iba a abrir y que iba a abandonar las restricciones. Esto es fantasía pura. La única restricción, restricción de verdad que todavía tenían era que los pubs cerraran a las 11 de la noche. En tiempos normales cierran en Reino Unido y en Irlanda a esa hora. Pero sabes qué fue tan cínico, entrevistaron a personas por todo el páis [sobre la reapertura]. Pero se reportó de la muerte de 114 personas ayer.

GB: ¿Podrías hablar más sobre el papel de Anders Tegnell, el epidemiólogo estatal sueco, en todo esto? Tegnell y la estrategia de la inmunidad colectiva de Suecia fueron ampliamente promocionados en la prensa internacional, especialmente la financiera, a principios de 2020. Por ejemplo ‘el artículo sobre que la cura no puede ser peor que la enfermedad’ de Thomas Friedman en el New York Times.

Anders Tegnell (Fuente: Wikimedia Commons)

KB: Tengo que tener cuidado cuando hablo sobre él porque suena tan increíble. Antes que nada, diría que es y ha sido un absoluto charlatán. Tiene una maestría online en epidemiología. Aunque tiene el doctorado, se ha equivocado literalmente en todo. Se ha basado en caprichos, pseudociencia, y corazonadas para llevar a Suecia por esta pandemia, con consecuencias desastrosas.

Al principio de la pandemia, muchos científicos le pidieron que mostrara los modelos que usó para hacer estas predicciones con la estrategia de la inmunidad colectiva. No pudo darlos. Ha negado casos presintomáticos y asintomáticos. Esto es una enormidad porque era parte de la estrategia de la inmunidad colectiva. La gente dirá, “Oh, bueno, él ha negado que la inmunidad colectiva fuera alguna vez su estrategia o que fuera la estrategia sueca”.

Pero hay emails filtrados que se hicieron públicos. Un correo fue enviado a Mika Salminen, que es su equivalente en Finlandia, donde iban a usar a niños para propagar el virus más rápido por la comunidad. Tegnell borró cientos, si no miles, de correos. Y en uno de los correos que escribió Peter Thall (un bioestadístico de Harvard) se daban tres escenarios, uno de los cuales era la inmunidad colectiva, y Anders Tegnell dijo que seguirían esa estrategia.

Lo peor que creo que ha hecho Anders Tegnell es que pasa más tiempo en los medios, especialmente los medios extranjeros, que el que dedica a su trabajo. Y con ello quiero decir que Tegnell y Johan Giesecke, que era un antiguo epidemiólogo estatal sueco, quien es un alto asesor de la OMS, y quien aconsejara a la FHM [la agencia de sanidad pública sueca, Folkhälsomyndigheten] durante la primavera y el verano de 2020, han exportado su pseudociencia a todo el mundo, de Brasil, a Portugal, a Estados Unidos, Irlanda, Reino Unido. Todo sin asomo de prueba científica.

Han producido informes, por ejemplo, de que abrir las escuelas en Suecia y cerrarlas en Finlandia no tendrían absolutamente ningún impacto en el virus. El caso es que Suecia no había hecho tests a los jóvenes en las escuelas, ¡dejaron datos fuera! Cuestioné a la FHM con muchos aspectos de ese informe.

Mientras tanto, Tegnell y la FHM estaban saliendo al mundo elogiando este informe no revisado por pares. Cuando al final recibí respuesta de la FHM, de un epidemiólogo, dijo, “Oh, este era solo un informe situacional rápido”. Asi que crean informes para servir sus propios despropósitos pseudocientíficos, donde el resto del mundo estaba contradiciéndolo.

Podría pasarme horas hablando de Tegnell. Ha habido cuatro olas en Suecia como en la mayor parte del mundo, y él predijo cada vez que ninguna ola llegaría a Suecia. Predijo que Estocolmo tendría inmunidad de rebaño en abril de 2020, en mayo de 2020, en junio de 2020, y siguió y siguió. Se obsesionaron con hacer tests de anticuerpos a la gente, a pesar de que salió un estudio holandés y británico que decía que los anticuerpos no duran y quizás duran entre tres y seis meses.

Él ha sido la cara de la pandemia, pero también hay tantos cómplices en ello, podría dar muchos nombres. Todos ellos se guardan las espaldas los unos a los otros. En Suecia, los errores desastrosos casi nunca se reconocen. Aquí hay un sistema de gobierno muy excepcionalista, hipernacionalista y coronanacionalista.

Están todos compinchados, ya sea el ministro de educación, que elogia a Jonas Ludvigsen, una de las profesoras firmantes de la Declaración de Great Barrington, y su campaña para dejar que los niños propaguen el virus. No ha protegido a absolutamente ninguna escuela en Suecia, y los padres están forzados a mandar a sus hijos. Así, Anders Tegnell es un emperador sin ropa y es la mayor amenaza a la salud pública en Suecia en la historia reciente, si no desde la Segunda Guerra Mundial.

GB: Ha habido muchos epidemiólogos en Estados Unidos que se inspiran en Tegnell. Me preguntaba si podrías hablar sobre Martin Kulldorff, el bioestadístico sueco-estadounidense.

Martin Kulldorff (Fuente: "Contagion_Live" vídeo de Youtube, captura de pantalla)

KB: Sí, Martin Kulldorff lleva difundiendo desinformación y pseudociencia desde el principio de la pandemia. Es uno de los principales autores de la Declaración de Gran Barrington (GBD) que defiende la propagación del contagio en la sociedad como manera de salir de la pandemia. Recientemente lo echaron temporalmente de Twitter y también de LinkedIn.

No tenemos pruebas en este momento, pero sabemos que muchos de los críticos de su estrategia han sido denigrados y mancillados en las redes sociales ya sea mediante cuentas falsas, o cuentas asociadas con Martin Kulldorff y con la GBD.

Ha retorcido informes científicos periféricos para hacerlos hechos. Se ha ganado un gran apoyo dentro de la comunidad económica y financiera, evidentemente. Porque en el mundo en el que vivimos hoy, es la economía lo que prima, en muchos países, por encima de la vida. Él es uno de los muchos suecos que han exportado la pseudociencia y siguen haciéndolo por todo el mundo. Es de hecho increíble que que un país tan chiquito como Suecia, ha mostrado de verdad, de verdad sus verdaderos colores con muchas tendencias eugenéticas.

Hay muchos ejemplos en la historia reciente. Hoy, se podría decir que es la autanasia involuntaria a los ancianos, pero hasta 1976, 63.000 mujeres fueron esterilizadas bajo una política de pureza racial. Hasta 2013, hasta 800 transexuales fueron esterilizados antes de poder hacerse la operación y se les negaron sus derechos reproductivos. En los ‘40 y en los ’50, niños y adultos con discapacidad mental eran utilizados en experimentos dentales. Se dejó que prosperara todo este objetivo social, gracias a unas muy fuertes relaciones públicas y la marca ’Suecia’. Martin Kulldorff, Anders Tegnell, Johan Giesecke, Jonas Ludvigsen, Johan Carlson, creo que hay motivos para incriminarlos por crímenes contra la humanidad.

Mucha gente me dice, “Oh, bueno, Keith, sabes, ¿dónde está el genocidio? ¿Dónde está la intención?” Pero Stefan Löfven, el ex primer ministro (socialdemócrata) dijo que aceptaba que murieran miles de personas a causa del experimento de la inmunidad colectiva y a causa de la estrategia que Suecia ha estado aplicando. Así, el hecho es que hay intentión en el conocimiento.

El primer ministro de Suecia Stefan Löfven (Fuente: Presidencia de Estonia-Wikimedia Commons)

El Tribunal Criminal Internacional (TCI) añade nuevos crímenes que suceden… todo el mundo habla de Bolsonaro o de Boris Johnson. Pero, en Suecia, hay tantos que han cometido voluntariamente violaciones a los derechos humanos desde un punto de vista legal bajo la Convención Europea de los Derechos Humanos en la manera en la que han tirado a ancianos, personas marginalizadas, y niños, a las ruedas del autobús, lo que ha dado como resultado que mueran miles de ancianos. Personalmente, hago responsables de esto totalmente a gente como Martin Kulldorff, Anders Tegnell y Johan Giesecke.

Continuará

(Publicado originalmente en inglés el 2022-02-16)

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