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La variante dominante del coronavirus en California ha adquirido mutaciones peligrosas

Los científicos han informado recientemente de que una nueva variante de California se ha convertido en el linaje dominante en ese estado. En una revisión de su base de datos, la identificaron por primera vez a principios del verano pasado, permaneciendo latente hasta que la oleada invernal la impulsó rápidamente por todo el estado. Según los investigadores de la Universidad de California en San Francisco (UCSF), esta variante concreta pasó del 0% en septiembre al 50% a finales de enero.

En esta foto de archivo del 12 de enero de 2021, proporcionada por el Departamento de Medicina Forense del Condado de Los Ángeles, Elizabeth "Liz" Napoles, a la derecha, trabaja junto a los guardias nacionales que están ayudando a procesar las muertes por COVID-19 para colocarlas en el almacenamiento temporal en la Oficina de Medicina Forense del Condado de Los Ángeles. California informó de 669 muertes por COVID-19, el segundo mayor recuento diario de muertes, el sábado 16 de enero, y el condado más poblado del país anunció que había detectado su primer caso de una cepa más transmisible del coronavirus. Las autoridades de salud pública del condado de Los Ángeles confirmaron su primer caso de la variante de COVID-19 detectada por primera vez en el Reino Unido. Se identificó en un hombre que pasó recientemente por el condado. El hombre ha viajado a Oregón, donde se está aislando. (Departamento de Medicina Forense del Condado de Los Ángeles vía AP, Archivo)

Esta nueva variante también se ha detectado en muchos otros estados de Estados Unidos y ha llegado a lugares tan lejanos como el Reino Unido, Singapur y Australia. Posee mutaciones en su proteína de espiga que parecen hacerla no sólo más transmisible sino que también la ayudan a evadir los anticuerpos generados por las vacunas COVID-19.

Los científicos han designado la nueva mutación como la variante CAL.20C que abarca los linajes B.1.427 y B.1.429. Está asociada a una mutación en su dominio de unión al receptor denominada L452R.

El Dr. Charles Chiu es el autor principal de un estudio que documenta el aumento de la variante CAL.20C entre 8.000 residentes del distrito de la Misión en San Francisco, y detectó por primera vez la variante el 31 de diciembre. Dijo a la prensa: "Esta variante es preocupante porque nuestros datos muestran que es más contagiosa, que es más probable que se asocie a una enfermedad grave y que es, al menos parcialmente, resistente a los anticuerpos neutralizantes. ... El diablo ya está aquí. Ojalá fuera diferente. Pero la ciencia es la ciencia".

En declaraciones a Los Angeles Times, el Dr. Chiu indicó que sería imperativo reducir las infecciones en la medida de lo posible mientras se avanza rápidamente en la vacunación de la población. La Dra. Angela Rasmussen, viróloga de la Universidad de Georgetown, se hizo eco de esta valoración y declaró: "Los hallazgos [de la UCSF] justifican que se estudie esta variante con mayor detenimiento. ... Subrayan la importancia de hacer todo lo posible en cuanto a la reducción de la exposición y el aumento de la distribución y el acceso a la vacuna".

En una revisión de 324 personas con COVID-19 tratadas en clínicas de la UCSF o en sus centros médicos, después de ajustar diversas variables de confusión, como la edad, el sexo y la raza, los infectados con la variante CAL.20C tenían casi cinco veces más probabilidades de necesitar ingreso en la UCI y 11 veces más probabilidades de morir. El análisis de los hisopos nasales también demostró que los pacientes con CAL.20C tienen el doble de carga viral. Además, durante los estudios in vivo, la variante fue cuatro veces menos susceptible a los anticuerpos de individuos previamente infectados y dos veces menos susceptible a los anticuerpos obtenidos de personas vacunadas con las vacunas de Pfizer y Moderna.

El Dr. Robert "Chip" T. Schooley, médico especialista en enfermedades infecciosas, que ha estado abogando por que la Administración Biden reconozca el importante papel que desempeña la transmisión por aerosol en la propagación del SARS-CoV-2, afirmó estos hallazgos, declarando: "La biología de tener un mayor nivel de virus... encajaría ciertamente con la tesis de que la gente no lo haría bien. Estamos viendo aquí, en el sur de California, a más personas ... durante un periodo de tiempo más largo en nuestras UCI".

Sin duda, los resultados del estudio deberán confirmarse en una vigilancia epidemiológica más amplia, pero ponen de manifiesto los peligros que estas infecciones suponen para las comunidades. Los críticos han señalado que el número de casos que requirieron ingreso en la UCI o que provocaron la muerte, aunque estadísticamente significativo en comparación con las anteriores infecciones por COVID, fue pequeño y se produjo en el momento álgido de la oleada, cuando los sistemas sanitarios estaban inundados, lo que puede haber contribuido a estos resultados.

Las variantes B.1.427 y B.1.429 comparten tres mutaciones idénticas en su proteína de espiga que parecen estabilizar la interacción entre el virus y el receptor de la célula humana al que se une antes de entrar. En concreto, la mutación L452R, que circula principalmente en California, no se ha encontrado en las otras variantes comúnmente discutidas. Pero el análisis de los genomas del virus depositados en el GISAID ha encontrado varios "linajes independientes portadores de L452R que han surgido en todo el mundo", lo que sugiere que la mutación confiere una ventaja adaptativa al virus.

Los científicos de la UCSF que realizan estudios de laboratorio sobre esta variante diseñaron un coronavirus con la mutación L452R. Descubrieron que el virus mutado que crearon infectaba el tejido pulmonar un 40% más fácilmente que las variantes comunes que habían estado circulando.

Dado que la variante B.1.1.7 que surgió por primera vez en el Reino Unido, junto con las diversas variantes auóctonas, se han extendido rápidamente por Estados Unidos, crece la preocupación entre los científicos de que si estas variantes consiguen infectar a un individuo simultáneamente, los virus podrían intercambiar sus mutaciones y producir una cepa aún más peligrosa que las versiones actuales del SARS-CoV-2, una situación que describen como un "escenario de pesadilla".

La multiplicación de variantes más infecciosas del coronavirus es un resultado directo de la completa indiferencia que la élite gobernante ha mostrado ante los peligros de la inmunidad de rebaño, lo que significa establecer el contagio como endémico, para que todo el mundo esté expuesto a él y los que sobrevivan vuelvan a trabajar y producir beneficios.

A pesar de la escala sin precedentes de la muerte que la pandemia ha causado en los Estados Unidos desde marzo de 2020, la aparición de estos nuevos linajes que son más transmisibles, letales y que evaden la inmunidad, plantea un dilema calamitoso para la clase trabajadora, cuando se une al impulso de abrir las escuelas y reanudar la instrucción en clase a "velocidad de vértigo".

Ayer mismo, Michigan informó de que 81 estudiantes y personal de 18 distritos escolares, incluidos dos colegios, estaban infectados con COVID-19 en brotes relacionados con las escuelas. Los datos de Quebec indicaban que, después del 18 de enero, los niños de nueve años o menos eran los que presentaban el mayor índice de aumento relativo de infecciones por COVID-19. Están surgiendo datos que indican que la tasa de ataque de la variante B.1.1.7 tiene su mayor propensión en los más jóvenes. Aunque estas infecciones no parecen causar una enfermedad más grave en los niños, los datos implican que no sólo los niños son fundamentales en la transmisión comunitaria, sino que también pueden ser un componente necesario en las ventajas selectivas de que gozan estas variantes.

Con casi 30 millones de infecciones por COVID-19 notificadas, los Estados Unidos tienen el mayor brote de casos en una nación a nivel mundial. Sin embargo, sin un sólido programa nacional de secuenciación genómica que haga un seguimiento de estas mutaciones en evolución, estas variantes seguirán propagándose en gran medida sin ser detectadas. Los países deben desarrollar la capacidad de seguir sistemáticamente esta evolución en tiempo real para poder tomar decisiones racionales en materia de salud pública.

Sin embargo, la cobertura genómica en Estados Unidos es pésima. Según Nature, el número de genomas de SARS-CoV-2 que Estados Unidos ha compartido en GISAID es inferior al 0,3% de su número total de infecciones por COVID-19, es decir, aproximadamente 90.000. En comparación, el Reino Unido y Dinamarca han aportado el 45% y el 7%, respectivamente, de los 360.000 genomas de SARS-CoV-2 secuenciados y almacenados en GISAID.

La directora técnica de la Organización Mundial de la Salud, la Dra. Maria Van Kerkhove, advirtió: "Realmente necesitamos ampliar esto [la secuenciación genómica], para tener una mejor visión de los cambios que se están produciendo en este virus, especialmente en las zonas donde la transmisión es más intensa".

El Dr. Oliver Pybus, experto en enfermedades infecciosas de la Universidad de Oxford, declaró a Nature: "La epidemiología genómica ha alcanzado la mayoría de edad durante esta pandemia". Sin embargo, no es la ciencia lo que la humanidad no ha dominado, sino la comprensión de que los frutos de la ciencia pertenecen a toda la raza humana para hacer de este frágil mundo un hogar más acogedor para todos. Si no se pone en marcha un programa internacional de vigilancia para la prevención de pandemias, la posibilidad de que se produzcan futuros brotes acechará al mundo.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 24 de febrero de 2021)

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