Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) respondieron con una represión brutal a una huelga general palestina en Cisjordania ocupada y las ciudades árabes de Israel.

La huelga, un "día de rabia", fue convocada por el Comité Árabe de Seguimiento para protestar por el bombardeo de Gaza y el empeoramiento de la represión en Jerusalén Oriental. El comité instó a la solidaridad "del mar al río".

Con el apoyo de Fatah, el partido gobernante del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, y de Hamas, fue el primero de los palestinos tanto en los territorios ocupados como en Israel. La acción histórica vio el cierre de todos los lugares de trabajo, negocios, tiendas y escuelas palestinas.

Las fuerzas de seguridad respondieron con fuerza letal, matando a tres palestinos e hiriendo al menos a 63 más en Cisjordania.

Las tropas dispararon gases lacrimógenos y munición real contra cientos de palestinos quemando neumáticos y arrojando piedras en el puesto de control militar de Beit El en Al-Birah, cerca de Ramallah, matando a un palestino e hiriendo a 70 más. Se informó de fuertes enfrentamientos en otros pueblos y ciudades, incluyendo Hebrón, Belén, Nablus y Budrus. El lunes, soldados israelíes dispararon y mataron a un adolescente palestino en el campo de refugiados de al-Arroub, al norte de Hebrón, impidiendo que las ambulancias llegaran a Obaida Akram Jawabra, de 18 años, mientras que el martes los soldados mataron a Fayyad Zahda en Hebrón, alegando que llevaba armas.

En Jerusalén del Este, la policía utilizó cañones de agua para dispersar a los manifestantes en Sheikh Jarrah. Tomaron medidas enérgicas contra los manifestantes dentro de la Ciudad Vieja y alrededor de la Puerta de Damasco. Middle East Eye informó que la policía israelí golpeó, roció con gas de pimienta y le quitó el hiyab a uno de sus corresponsales, Latifeh Abdellatif, mientras filmaba la detención de un niño. Cuando los palestinos intervinieron para proteger a Abdellatif, lo que provocó riñas con la policía, varios de ellos fueron arrestados. Más tarde, el comisionado de policía de Israel, Yaakov Shabtai, dijo que sus fuerzas habían restablecido la calma después de "disturbios en el sector árabe".

Israel renovó su bombardeo criminal contra los indefensos palestinos de Gaza el martes por la mañana temprano, disparando 100 bombas y misiles contra 65 objetivos descritos como una red de túneles. Varios edificios de la ciudad de Gaza, incluyendo un bloque de seis pisos que alberga la Universidad Islámica, resultaron afectados. Aumenta el número total de ataques aéreos desde el 11 de mayo a 1.500.

El primer ministro Benjamin Netanyahu reconoció la presión internacional para un alto el fuego, pero "en general, estamos recibiendo un respaldo muy serio, en primer lugar de Estados Unidos". El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se ha negado a pedir el paro inmediato de la guerra, afirmando de mala gana el lunes por la noche que ahora "apoya" un paro al fuego, pero sin un calendario. Cuando se le preguntó si se estaba discutiendo un alto el fuego, un alto funcionario israelí dijo: “No existe tal cosa en este momento. No hay negociación. No hay propuesta. No hay nada sobre la mesa".

El general de brigada Hidai Zilberman, de las FDI, dijo que no había ningún plan para suspender las operaciones. "Golpearemos a cualquiera que pertenezca a Hamas, desde el primero hasta el último".

Las FDI habían atacado las casas de 12 altos comandantes de Hamas en las 24 horas anteriores y habían matado al menos a 160 miembros de Hamas y la Yihad Islámica, calificados de "terroristas", desde el inicio de la Operación Guardián de los Muros.

Según el Ministerio de Salud de Gaza, ocho días de ataques aéreos israelíes han matado al menos a 212, incluyendo 61 niños y 34 mujeres, y han herido a más de 1.500. Dos trabajadores tailandeses, que vivían en casas móviles desprotegidas, murieron y otros siete resultaron heridos en un ataque con cohetes que alcanzó una planta de envasado en el sur de Israel, lo que elevó el número total de muertos en Israel a 12 y 300 heridos en ataques con cohetes desde Gaza.

Según la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), los ataques aéreos han destruido o dañado gravemente cerca de 450 edificios, desplazando a más de 58.000, de los cuales 47.000 se han visto obligados a buscar refugio en 58 escuelas administradas por la ONU en Gaza. Al menos 24 escuelas sufrieron daños o se les ordenó cerrar, lo que obligó a 600.000 estudiantes a no asistir a la escuela.

El Ministerio de Información estimó que se han hecho daños por $18 millones en calles e infraestructura. Unos 132 edificios han sido destruidos y 316 gravemente dañados, incluyendo seis hospitales y 13 clínicas de salud, así como una planta desalinizadora, lo que afecta el acceso al agua potable para 250.000 personas. Las tuberías de agua que abastecen a al menos 800.000 personas han resultado dañadas. La basura se amontona en las calles.

El limitado sistema de salud de Gaza está discapacitado. Han matado a dos médicos destacados. Hay menos de un mes de suministros del 46 por ciento de los medicamentos esenciales y del 33 por ciento de los suministros médicos esenciales. El lunes, un ataque aéreo israelí cercano puso fuera de servicio el único laboratorio que procesa los resultados de las pruebas de COVID-19. Con miles de palestinos, la mayoría de los cuales no están vacunados, amontonando en las escuelas en busca de refugio, existe el temor de que estas escuelas se conviertan en propagadores masivos de la enfermedad.

El mismo día, otro ataque aéreo golpeó la oficina de la Sociedad de la Media Luna Roja de Qatar, que lleva a cabo labores de socorro en Gaza, matando a dos palestinos e hiriendo a otros 10. Siguió ataques contra el personal de las ambulancias, incluyendo un equipo de Médicos Sin Fronteras (MSF), y las instalaciones de salud, dejando una sala de esterilización inutilizable y una sala de espera dañada. Hellen Ottens-Patterson, jefa de la misión de MSF en Palestina, dijo que el patrón de bombardeos israelíes era mucho mayor que en campañas anteriores. "Los trabajadores de la salud de emergencia están tomando riesgos increíbles pero necesarios para moverse ... nuestros equipos se enfrentaron a lesiones graves causadas por la policía israelí a hombres, mujeres y niños".

Los funcionarios de salud han pedido la protección del personal y las instalaciones médicas, diciendo que los ataques aéreos israelíes están obstaculizando su capacidad para ayudar a las víctimas y advirtiendo que una guerra prolongada tendría consecuencias humanitarias devastadoras. La gente ha recurrido a las redes sociales para criticar al ejército israelí por atacar carreteras y accesos claves que han impedido que las ambulancias lleguen a los centros de salud y hospitales, incluyendo el principal hospital al-Shifa.

A pesar de la terrible situación humanitaria, las organizaciones internacionales de ayuda tienen dificultades para enviar ayuda, ya que los tres puntos de entrada han estado cerrados desde el 11 de mayo. Israel cerró el cruce de Karam Abu Salem hacia Gaza poco después de abrirlo, bajo presión de la ONU, para permitir el ingreso de bienes humanitarias donadas, después de que un soldado israelí resultó levemente herido en un ataque con mortero cerca del cruce. Karl Schembri, asesor de medios del Consejo Noruego para los Refugiados del Oriente Medio, dijo a Al Jazeera que Gaza se "sofocaría" si los cruces de Keram Abu Salem y Beit Hanoon (Erez) permanecen cerrados.

El lunes, las tropas terrestres israelíes abrieron un segundo frente, disparando proyectiles hacia el sur de Líbano, después de que fuera lanzado el lanzamiento de cohetes, aparentemente por un pequeño grupo palestino en Líbano, no por Hezbolá. Este fue el segundo ataque inofensivo con cohetes desde el 11 de mayo desde Líbano, que alberga a cientos de miles de palestinos. Tanto el ejército libanés como la Fuerza Provisional de la ONU en Líbano (FPNUL) intensificaron sus patrullas a lo largo de la frontera "para evitar nuevos incidentes que pongan en peligro la seguridad de la población local y la seguridad del sur de Líbano".

Las FDI dijeron que sus fuerzas habían derribado un dron que se acercaba a la frontera de Israel con Jordania, sin decir de dónde venía, en medio de especulaciones de que podría haber venido de Siria.

Las protestas en apoyo de los palestinos han continuado en Líbano, mientras que decenas de miles participaron en una manifestación en Saná, la capital de Yemen.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 18 de mayo de 2021)