Una investigación conjunta de The Guardian y +972 Magazine ha revelado que Microsoft ha estado proporcionando su infraestructura de computación en la nube Azure a la inteligencia militar israelí para almacenar un archivo masivo de comunicaciones interceptadas de palestinos. Los datos almacenados y utilizados por agentes de inteligencia de la Unidad 8200 de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han facilitado mortales ataques aéreos y operaciones militares tanto en Gaza como en Cisjordania.
Esta integración sin precedentes de Microsoft con los crímenes de guerra del ejército israelí expone el papel cada vez más central de las gigantes corporaciones tecnológicas globales y la convergencia de intereses entre estas y los objetivos estratégicos del imperialismo estadounidense en el actual genocidio y limpieza étnica del pueblo palestino.
Según los reportes de investigación, la colaboración entre Microsoft y la Unidad 8200 fue negociada al más alto nivel. A finales de 2021, una delegación de inteligencia militar israelí, liderada por el entonces comandante general de brigada Yossi Sariel, se reunió en la sede de Microsoft en Seattle con el director general Satya Nadella y otros ejecutivos clave.
Nadella comprometió personalmente los recursos tecnológicos de Microsoft al proyecto, calificando la asociación como “crítica” para el futuro de Microsoft, y aprobó la creación de un área personalizada y segregada dentro de Azure para el uso exclusivo de la Unidad 8200.
Esta plataforma, según fuentes anónimas y documentos internos filtrados de Microsoft, no estaba destinada a ofrecer servicios genéricos de nube, sino diseñada para satisfacer “las demandas más ambiciosas de recolección y análisis masivos de datos jamás propuestas a la compañía”. En cuestión de meses, la Unidad 8200 pudo comenzar a almacenar y analizar comunicaciones interceptadas a una escala que anteriormente se consideraba técnicamente imposible para el ejército israelí.
La infraestructura tecnológica que Microsoft construyó y ahora mantiene es significativa tanto en escala como en alcance. La base del sistema se encuentra en centros de datos de Azure ubicados en los Países Bajos, con clusters adicionales en Irlanda y en Israel. Para julio de 2025, al menos 11.500 terabytes de datos militares israelíes —el equivalente a aproximadamente 200 millones de horas de audio— estaban siendo almacenados en servidores de Microsoft.
La mayor parte de los datos, según fuentes israelíes y de Microsoft citadas en la investigación, consiste en grabaciones de llamadas telefónicas de palestinos en Cisjordania y Gaza. Los oficiales de vigilancia y documentos internos describen la ambición de “capturar y almacenar hasta un millón de llamadas por hora”.
Esto requirió “colaboración en arquitectura de seguridad entre ingenieros de Microsoft y personal militar”, con exmiembros de la Unidad 8200 entre los equipos de desarrollo de Azure responsables de la implementación. Los memorandos internos revelan “un ritmo de interacción diaria, tanto de arriba hacia abajo como de abajo hacia arriba” entre la división de nube de la empresa y su cliente militar israelí, con un nivel de secretismo tal que al personal no esencial de Microsoft se le prohibió referirse al “proyecto 8200” por su nombre.
La vigilancia israelí a los palestinos es universal. Las operaciones descritas en la investigación reflejan detalles revelados por el exanalista de la NSA Edward Snowden en 2013 sobre la escala y el alcance de la vigilancia del gobierno estadounidense, incluyendo el almacenamiento y búsqueda de las comunicaciones electrónicas de todos los habitantes del país, si no del mundo entero.
Israel, que durante décadas ha controlado la infraestructura de telecomunicaciones en los territorios ocupados, intercepta indiscriminadamente todas las llamadas telefónicas, transmisiones radiales y tráfico de internet, recopilando las comunicaciones de millones de palestinos comunes.
Los documentos filtrados muestran que el objetivo principal de estos datos es generar rápidamente “objetivos para acción cinética”; es decir, identificar teléfonos celulares y voces para su rastreo y posterior ataque con drones, bombardeo aéreo u operaciones terrestres. Varios oficiales de inteligencia israelíes hablaron bajo anonimato y describieron una maquinaria que “encuentra material incriminatorio para ser usado para cualquier cosa: chantaje, detenciones masivas, detención administrativa o justificación retrospectiva de asesinatos”.
Tres fuentes confirmaron específicamente que los datos recopilados y almacenados mediante la nube de Microsoft han sido fundamentales para planear ataques aéreos letales en Gaza, así como detenciones militares masivas en Cisjordania, operaciones que han dejado miles de palestinos muertos o desaparecidos desde octubre de 2023.
La fuente de estas revelaciones proviene de una rara colección de documentos filtrados —correos internos, memorandos técnicos, contratos y resúmenes de reuniones— complementados con amplias entrevistas. Al menos once fuentes actuales y antiguas de Microsoft e inteligencia israelí, algunas de las cuales participaron directamente en el desarrollo del sistema, brindaron corroboración bajo estricto anonimato debido a los enormes riesgos legales y profesionales.
Un funcionario advirtió que un desafío judicial exitoso a este arreglo, especialmente bajo el derecho internacional de los derechos humanos, amenazaría los intereses tanto de Israel como de Estados Unidos, dada “la codependencia entre gobiernos y monopolios en la nube para librar guerras cibernéticas y cinéticas”.
Las pruebas abarcan acuerdos ultrasecretos, comunicaciones privadas entre Nadella y Sariel, y facturas que muestran pagos por decenas de millones de dólares a cambio de recursos informáticos prioritarios y soporte técnico continuo para Azure y productos de inteligencia artificial conectados.
Por su parte, Microsoft continúa negando públicamente estar facilitando crímenes de guerra israelíes. En respuesta a preguntas de The Guardian y +972 Magazine, la empresa emitió declaraciones cuidadosamente redactadas. “La colaboración de Microsoft con la Unidad 8200 ha estado basada en fortalecer la ciberseguridad y proteger a Israel de ataques cibernéticos de Estados y terroristas”, dijo un portavoz.
Repitiendo la retórica habitual para negar cualquier vínculo entre corporaciones estadounidenses y la violencia militar, Microsoft declaró: “En ningún momento durante esta colaboración, ni desde entonces, ha estado al tanto de la vigilancia de civiles o de la recopilación de sus conversaciones telefónicas mediante los servicios de Microsoft, incluyendo a través de la revisión externa que encargamos”.
La oficina de Nadella insistió en que, durante la reunión de 2021 en Seattle, él solo “asistió diez minutos al final” y que “no se discutieron datos que la unidad pretendiera transferir a Azure”. La empresa repite que “no ha encontrado evidencia de que Azure o sus productos de inteligencia artificial hayan sido usados para atacar o dañar a individuos”. Sin embargo, los documentos filtrados y el testimonio de oficiales de inteligencia israelíes contradicen categóricamente estas negaciones.
El ejército israelí, a través de sus portavoces oficiales, también ha negado cualquier relación directa con Microsoft en lo que respecta al procesamiento y almacenamiento de datos de vigilancia. Una declaración dice: “La coordinación entre el Ministerio de Defensa y las FDI con empresas civiles se lleva a cabo sobre la base de acuerdos regulados y legalmente supervisados. … El ejército actúa conforme al derecho internacional, con el objetivo de combatir el terrorismo y garantizar la seguridad del Estado y sus ciudadanos”.
En una declaración posterior a la publicación del informe investigativo, las FDI agregaron: “Agradecemos el apoyo de Microsoft para proteger nuestra ciberseguridad. Confirmamos que Microsoft no está ni ha estado trabajando con las FDI en el almacenamiento o procesamiento de datos”. Estas negaciones son rotundamente contradichas por hechos, documentación técnica y la verificación de múltiples fuentes de defensa israelíes.
La Unidad 8200, el núcleo de esta operación, es la unidad de inteligencia de señales y guerra cibernética de Israel, ampliamente conocida como la “columna vertebral” de la dirección de inteligencia de las FDI, y descrita internamente como la “NSA israelí”. Establecida en 1952 como parte de la dirección de inteligencia de Amán, la Unidad 8200 es responsable de recolectar, descifrar y analizar todo tipo de comunicaciones electrónicas: llamadas, mensajes de texto, transmisiones de radio y tráfico en internet.
Como unidad de élite de inteligencia militar y guerra cibernética, la Unidad 8200 ha sido central para décadas de operaciones militares israelíes, vigilancia clandestina y ataques cibernéticos. Ha proporcionado inteligencia crucial para guerras de Israel y asesinatos selectivos, desde la guerra de los Seis Días en 1967 hasta operaciones en Líbano, Siria e Irán. La unidad está estrechamente vinculada con las agencias de inteligencia de EE.UU. y sus aliados.
La inteligencia producida por la Unidad 8200 ha guiado innumerables ataques israelíes contra Gaza y sustenta la infraestructura digital de la ocupación, trabajando junto a otras agencias israelíes como el Mossad y el Shin Bet. Sus exmiembros dominan el sector tecnológico israelí, reflejando la convergencia entre vigilancia, violencia militar y capitalismo digital privatizado.
La fuerza laboral de la Unidad 8200, que según informes alcanzó los 6.000 miembros en 2023, es infame por desarrollar tecnologías de vigilancia de punta y por su persecución implacable de la “dominación total de la información” sobre la población palestina. Sus exintegrantes están presentes en el sector tecnológico israelí y han participado en casos destacados de hackeo, espionaje cibernético y malware como Stuxnet, el gusano informático diseñado para sabotear sistemas de control industrial, especialmente los de las instalaciones nucleares de Irán.
En los últimos años, y especialmente bajo el mando de Sariel, la unidad fue reestructurada para incrementar sus capacidades de inteligencia artificial (IA) y minería de datos, con más del 60 por ciento de su personal compuesto de ingenieros o científicos de datos a octubre de 2023. La Unidad 8200 estuvo en el centro tanto de la vigilancia biométrica —uso de reconocimiento facial, huellas dactilares, escaneo de iris, etc.— en Cisjordania como de las “cadenas de muerte” aéreas utilizadas en Gaza desde la intensificación de los ataques militares después del 7 de octubre de 2023.
Yossi Sariel, quien comandó la Unidad 8200 desde 2021 hasta septiembre de 2024, fue el arquitecto del reciente viraje hacia la vigilancia basada en la nube y el uso de la IA para selección de blancos. Tras una estancia en Washington D.C., donde desarrolló su visión sobre la inteligencia artificial en el combate, Sariel lideró la reorganización de los esfuerzos de inteligencia de la unidad en lo que denominaron “fábricas de IA” ubicadas en un nuevo “centro de blancos” en la base aérea de Nevatim.
Promovió una doctrina en la que la recolección constante, almacenamiento y análisis automatizado de datos —posibilitado por socios como Microsoft— podría reducir el tiempo entre la interceptación y la acción letal a meros minutos o segundos. La investigación de The Guardian identificó a Sariel como el autor de “The Human Machine Team”, un influyente tratado de 2021 publicado bajo el seudónimo de general de brigada Y.S.
El libro es un manifiesto para “sincronizar” la toma de decisiones humana y maquinal, abogando por migrar las bases de datos militares a plataformas comerciales seguras en la nube y utilizar IA para “generar, priorizar y ejecutar objetivos de combate más rápido de lo que cualquier adversario humano podría responder”.
El texto de Sariel, ahora disponible en canales académicos militares, llama a los servicios de inteligencia israelíes y aliados a “aprovechar la supercomputación en la nube” como la única vía para la victoria en la guerra imperialista.
En enero de 2025, The Guardian publicó detalles que muestran que Microsoft, junto con Google y Amazon, profundizó dramáticamente su colaboración con las FDI tras el ataque contra Gaza en octubre de 2023. Documentos filtrados y registros comerciales del ministerio de defensa israelí mostraron que Microsoft aportó al menos 10 millones de dólares en soporte técnico y recursos de computación a las FDI durante las fases más intensas del bombardeo.
La participación de Azure fue mucho más allá de servicios administrativos básicos, incluyendo infraestructura central esencial para “actividades de combate e inteligencia”. La empresa también proporcionó a las FDI acceso privilegiado a modelos de inteligencia artificial, incluido el GPT-4 de OpenAI, tras cambios de política que explícitamente permitieron tales aplicaciones militares.
En ese momento, analistas de la industria señalaron que los productos y experiencia de Microsoft jugaron un rol central en la automatización de la selección de blancos por parte de las FDI, así como en la informatización de decisiones de “matar o dejar vivir” en la guerra contra Gaza. Claramente, cualquier error en este proceso automatizado de selección no representaba preocupación alguna para el régimen sionista, que ya ha asesinado oficialmente a más de 60.000 personas en Gaza, en su mayoría mujeres y niños.
Múltiples informes confirman que algoritmos impulsados por IA —construidos por o con la ayuda de empresas tecnológicas estadounidenses— se han utilizado para cribar rápidamente la vigilancia almacenada en Azure por la Unidad 8200, generando así llamadas “bancos de blancos” que han posibilitado ataques dirigidos contra hogares, escuelas y hospitales a una escala y velocidad sin precedentes en la historia mundial.
Documentos israelíes filtrados y entrevistas internas revelan que el acceso comercial a la nube no fue un lujo sino un requisito estratégico para el ritmo acelerado de la masacre en Gaza y Cisjordania, con la identificación impulsada por IA haciendo del asesinato en masa algo “eficiente, escalable y negable” para el gobierno y mando militar israelí, así como para sus amos imperialistas estadounidenses.
Las revelaciones han desatado la indignación entre trabajadores dentro de Microsoft, algunos de los cuales han sido despedidos o sancionados por su oposición de principios. El 14 de junio de 2025, GeekWire publicó una entrevista con Hossam Nasr, un ingeniero de software despedido por organizar protestas y cartas abiertas contra la colaboración de Microsoft con lo que describió como “un régimen de apartheid que comete crímenes de guerra”.
Nasr, un estadounidense de origen egipcio, describió el ambiente dentro de Microsoft como “tóxico para la disidencia”, diciendo: “Cuando traté de expresar preocupaciones, me dijeron que los contratos con gobiernos no se cuestionan. Las apuestas para los palestinos son existenciales, pero para los ejecutivos de Microsoft, son solo otra fuente de ingresos”.
Nasr también confrontó a Nadella en un foro público, exigiendo el fin de lo que describió como la “integración de nuestra nube con instrumentos de genocidio”. Su despido, junto con crecientes renuncias de empleados y críticas de accionistas, forma parte de la complicidad más amplia de las grandes tecnológicas en la guerra moderna.
Un análisis de las prioridades comerciales de Microsoft revela el vínculo entre su impulso por el lucro y los objetivos bélicos en el Medio Oriente de Estados Unidos y otras potencias imperialistas en todo el mundo. A partir de 2025, Microsoft sigue siendo la segunda empresa más valiosa del mundo, con ingresos anuales superiores a los 228.000 millones de dólares y una valoración de mercado cercana a los 3 billones de dólares.
La remuneración de Satya Nadella en el año fiscal anterior fue de más de 56 millones de dólares, una cifra vinculada no solo al rendimiento bursátil, sino a la capacidad de Microsoft para asegurar y ampliar contratos lucrativos con gobiernos y fuerzas armadas.
La cartera de clientes de Azure incluye a todas las ramas principales del ejército estadounidense, la comunidad de inteligencia y una lista de agencias de seguridad aliadas, haciendo que los beneficios de Microsoft dependan de la arquitectura de vigilancia, conquista y guerra. Los contratos clave incluyen el JEDI (luego JWCC) para el Departamento de Defensa de EE.UU., valorado en miles de millones, junto con acuerdos con la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y el Departamento de Seguridad Nacional (DHS).
La estrategia de la empresa es posicionar sus plataformas como “multiplicadores de fuerza” indispensables tanto para clientes comerciales como militares, un modelo que fusiona el capital monopolista con el aparato de violencia militar y policial a escala mundial.
La investigación de The Guardian y +972 Magazine expone que el genocidio israelí en curso en Gaza y la limpieza étnica contra los palestinos es posible gracias a las operaciones e intereses de monopolios tecnológicos estadounidenses como Microsoft. Como ha sido evidente desde el principio, la barbarie en Gaza no es solo un proyecto israelí. Es una empresa global financiada, diseñada, equipada y justificada en cada paso por el sistema capitalista mundial y sus representantes más poderosos.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 6 de agosto de 2025)
Leer más
- Google worker fired for pro-Palestinian protest: “Workers are the ones that have the power to stop the genocide”
- ¡Opónganse al despido de trabajadores de Google por protestar la complicidad del gigante tecnológico en el genocidio en Gaza!
- Microsoft Windows outage causes global infrastructure shutdown
- Microsoft announces another round of AI-related layoffs, targeting gaming and engineering workers
