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Las bases históricas e internacionales del Partido Socialista por la Igualdad

Parte 7

El Partido Socialista por la Igualdad (EE.UU.) sigue hoy con la publicación de Las bases históricas e internacionales del Partido Socialista por la Igualdad. El documento se debatió extensamente y fue adoptado unánimemente en el Congreso de Fundación del PSI, celebrado del 3 al 9 de agosto del 2008. Durante dos semanas el WSWS publicará en partes el texto publicado en este sitio en su inglés original del 29 de septiembre al 10 de octubre del 2008. (Oprima aquí para leer las partes 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11)

El WSWS ya ha publicado en castellano la Declaración de Principios del Partido Socialista por la Igualdad, la cual también fue adoptada por el Congreso de Fundación, la cual también fue adoptada por el Congreso de Fundación en agosto del 2008.

Surge una oposición interna en el SWP: el CECI

133. Dentro del SWP, una tendencia minoritaria, encabezada por Tim Wohlforth, se opuso a la orientación cada vez más oportunista del SWP y apoyó las críticas hechas por la SLL. El punto fuerte principal de esta tendencia fue que reconoció que la crisis del SWP tenía que tratarse como un problema internacional. Por lo tanto, la lucha dentro del SWP no se podía llevar a cabo desde el punto de vista de sacar ventajas tácticas en el debate sobre una u otra cuestión. Más bien, el propósito básico del debate era la clarificación política y teórica acerca de los problemas centrales de la perspectiva revolucionaria en la Cuarta Internacional. El consejo que la SLL británica le brindó a sus partidarios estadounidenses fue evitar, lo más posible, los conflictos facciosos acerca de las diferencias políticas y los asuntos organizacionales de segunda importancia, y luchar, como mejor pudieran, por la clarificación política de los cuadros del SWP. Este enfoque principista difirió enormemente del que adoptó otra tendencia minoritaria, dirigida por James Robertson, la cual colocó sus inquietudes facciosas y nacionalistas por encima de las clarificaciones internacionales.

134. La minoría dirigida por Wohlforth funcionó dentro del SWP desde 1961 hasta 1964. Incluso después del Congreso de Reunificación en 1963, la minoría continuó buscando un debate político, basado en los principios, dentro del SWP. Sin embargo, los acontecimientos en Ceilán llevaron la lucha en el SWP a un punto decisivo. La minoría a favor del CICI envió una carta a los militantes del SWP en la que exigía que la organización permitiera un debate sobre las raíces de la traición del LSSP. La carta, expedida en junio de 1964, declaró:

“Durante todo el período entre el 1961 y 1963 nosotros reiteramos una vez y otra, en solidaridad política con el Comité Internacional, que una reunificación de la Cuarta Internacional sin un debate completo antes de la reunificación sólo podía conllevar a un desastre y a una mayor desintegración del movimiento internacional y del partido aquí. Nuestra postura ha sido reivindicada totalmente...

“Ya no puede haber más rechazos a hacerle frente a la crisis política, teórica y metodológica que está destrozando nuestro partido y la organización internacional con la que actualmente está en solidaridad política. Por la supervivencia misma del partido, se debe organizar un debate completo sobre estas cuestiones en todas las células”. [84]

135. Después de enviar esa carta, os nueve signatarios fueron suspendidos del partido. La minoría formó el Comité Estadounidense por la Cuarta Internacional (CECI) y emprendieron las extensas preparaciones necesarias para transformar al CECI en un nuevo partido trotskista aliado políticamente con el Comité Internacional.

El Tercer Congreso del CICI

136. Después de la reunificación, el CICI tenía que analizar las lecciones de la lucha contra el pablismo y su significado objetivo. El Comité internacional celebró su Tercer Congreso Mundial en abril de 1966 para consolidar las fuerzas del trotskismo mundial y echar las bases para la formación de partidos trotskistas en todo el mundo. La resolución del congreso señaló las profundas contradicciones dentro del imperialismo mundial y los indicios de un declive de la prosperidad de posguerra. La resolución apuntó:

“El imperialismo se encuentra en una crisis que se ahonda. El desarrollo de las fuerzas productivas durante y desde la Segunda Guerra Mundial, particularmente la producción de las armas nucleares y la introducción de la automatización, llevan al conflicto entre las fuerzas productivas y las relaciones de propiedad capitalista hasta tal punto que casi revienta. Las luchas producidas por esta contradicción radicalizan a los jóvenes de la clase trabajadora. Los partidos de la Cuarta Internacional se establecerán por medio de estas luchas”.

137. La resolución del congreso hizo hincapié en el papel objetivo del revisionismo pablista en el bloqueo de la ola revolucionaria de la clase trabajadora.

“El revisionismo, el cual separa en sectores bien diferenciados la revolución en los países avanzados, la ‘revolución colonial', y la revolución política en los estados obreros, es el método más importante para encubrir el dominio capitalista del movimiento obrero y obstruir la formación de partidos revolucionarios. Este revisionismo se expresa sobre todo en la teoría y práctica del autollamado Secretariado Unificado de la Cuarta Internacional, el cual se estableció sin ningún debate sobre las cuestiones teóricas y políticas. Al contrario; la próxima fase en la formación de la Cuarta Internacional tiene que ir acompañada por el debate más serio posible sobre la política y la teoría, tanto las del momento como las pasadas, en todas las células”. [85]

138. El Comité Internacional acentuó la necesidad de basar el desarrollo de la Cuarta Internacional sobre las lecciones de las luchas anteriores. También insistió en que la lucha contra el revisionismo pablista era un elemento político y teórico decisivo de la historia de la Cuarta Internacional, no un desvío de otras tareas mucho más importantes para establecer el partido. Fue precisamente con la lucha constante contra el revisionismo del marxismo que el movimiento trotskista combatió las presiones ideológicas ejercidas por la burguesía y desarrolló su perspectiva revolucionaria. Este concepto de las implicaciones históricas y políticas de la lucha contra el revisionismo fue opuesto por dos tendencias que habían sido invitadas al Tercer Congreso para determinar si era posible alguna colaboración principista ideológica: Voix Ouvrière y la tendencia espartacista de James Robertson. Esto resultó imposible en ambos casos.

139. Según esos grupos, el CICI sobrevaloraba enormemente la importancia del pablismo y las luchas políticas internas de la Cuarta Internacional. Robertson declaró en la conferencia de 1966:

“Nos oponemos a la idea de que la actual crisis del capitalismo es tan profunda y aguda que el revisionismo del trotskismo es necesario para domesticar a los trabajadores, de una manera comparable con la degeneración de la Segunda y Tercera Internacional. Semejante análisis erróneo tendría como punto de partida una enorme sobrevaloración de nuestro significado actual y sería, por lo tanto, desorientador”. [86]

140. Esta declaración fue un resumen de todo lo que separa al marxismo, teórica y políticamente, del radicalismo pequeño burgués. Esencialmente, Robertson rechazó el significado social-político objetivo del conflicto interno de la Cuarta Internacional. Ignoró también las lecciones del esfuerzo de Lenín para establecer el Partido Bolchevique en la lucha contra el revisionismo, y, luego, los esfuerzos de Trotsky contra el estalinismo y varias formas de centrismo. Robertson se burló de la lucha contra el pablismo dentro de la Cuarta Internacional —tan claramente vinculada a mayores procesos sociopolíticos luego de la Segunda Guerra Mundial— como una riña entre varios individuos motivada por consideraciones subjetivas. ¡Y Robertson presentó este análisis apenas dos años después que el Lanka Sama Samaja Party se uniese a un gobierno de coalición burgués!

El pablismo, la Nueva Izquierda y guerrillerismo

141. Mientras Robertson hacía estos comentarios, los pablistas establecían columnas de defensa y amortiguadores sobre los que dependerían la burguesía y los estalinistas en las revueltas sociales que se aproximaban. En EE.UU., el SWP jugaba un papel crítico en la subordinación del creciente movimiento contra la guerra de Vietnam al capitalista Partido Demócrata. A través de Europa, las organizaciones pablistas se adaptaban a las tendencias estalinistas y pequeñoburguesas de la “Nueva Izquierda” que pronto contribuirían enormemente a desviar y desorientar los movimientos de protestas sociales en masa que surgieron en 1968. En Francia, los pablistas facilitaron la traición estalinista al estallido revolucionario de la clase trabajadora durante mayo-junio del 1968. Y, además, como mostraran claramente la “Primavera de Praga” en Checoslovaquia en 1968 y la ola de huelgas en Polonia, los regímenes estalinistas ya entraban en su crisis final. Las organizaciones pablistas, con su teoría de la auto-reforma de las burocracias, desvió a la Cuarta Internacional de concentrar sus fuerzas en una lucha implacable contra los regímenes estalinistas y de prepararse para su derrocamiento. No se había predeterminado, a mediados de los años 1960, que el colapso eventual del estalinismo conduciría inexorablemente a la formación de regímenes derechistas y pro capitalistas en la URSS y Europa Oriental. De hecho, en los años 1960, las luchas contra la tiranía estalinista en Europa Oriental eran izquierdistas y de orientación política socialista. Las consecuencias reaccionarias en Europa Oriental, la URSS y, a fin de cuentas, China, fueron producto de condiciones políticas que fueron creadas, en gran parte, por las falsa y reaccionaria política de los pablistas.

142. Entre las traiciones del pablismo estuvo su glorificación del castrismo y el guerrillerismo, lo cual tuvo un impacto devastador sobre toda una generación de trabajadores y jóvenes izquierdistas en Latinoamérica. Los desastres políticos de los años 1970 —en Chile, Argentina, Bolivia y Uruguay— fueron consecuencia de teorías y una política fomentadas por el Secretariado Unido pablista. Cuando el Secretariado Unido celebró a Ernesto “Che” Guevara—radical argentino quien, como muchos intelectuales latinoamericanos de su generación, explícitamente rechazó el concepto marxista sobre el papel revolucionario de la clase trabajadora—dio la señal política para repudiar el trotskismo. Los pablistas se hicieron los ciegos cuando Guevara le dio la bienvenida en Cuba a Ramón Mercader, el asesino de Trotsky, luego de haber sido liberado éste de una cárcel mexicana en 1960. Ellos hicieron un llamado a la juventud socialista de Latinoamérica para que encontrara una alternativa a la estrategia basada en la clase trabajadora. Como escribiera el pablista boliviano Moscoso:

“El método guerrillero por el que abogan los cubanos es aplicable a todos los países en desarrollo, aunque la forma tiene que variar de acuerdo a las peculiaridades de cada país. En los países donde las grandes masas son campesinas y la cuestión agraria no se ha resuelto, las guerrillas deben fortalecerse del apoyo de los campesinos; la lucha guerrillera pondrá a esas masas en acción y resolverá la cuestión agraria con armas en mano, como ocurrió en Cuba, comenzando en la Sierra Maestra. Pero en otros países, el proletariado y la pequeña burguesía radicalizada de las ciudades proveerán las fuerzas guerrilleras”. [87]

La Cuarta Internacional: “continuidad” o “reconstrucción”

143. El CICI, y sobre todo los trotskistas británicos de la SLL, mostraron una gran sensibilidad política acerca del futuro durante y después del Congreso de 1966, cuando se opusieron a todo esfuerzo para denigrar la lucha contra el revisionismo pablista. “El primer pre requisito es comprender que la lucha contra el pablismo fue una lucha para desarrollar el marxismo y, al mismo tiempo, defender todas las conquista anteriores de la teoría Marxista”, escribió la SLL en 1967. “La Conferencia del CI en 1966 explicó ésto claramente cuando insistió que el CI, a través de su lucha dentro de la Cuarta Internacional, representaba la continuación del movimiento. En contra de Voix Ouvrière y de Robertson, nosotros insistimos que solo por medio de la lucha contra el pablismo habían los marxistas conservado y desarrollado la teoría del partido revolucionario, del bolchevismo”. [88]

144. La sección francesa de la Cuarta Internacional, la Organisation Communiste Internationaliste (OCI) apoyó la postura de la SLL en el Congreso de 1966. Sin embargo, la OCI arguyó que la Cuarta Internacional tenía que “reestablecerse”. Por debajo de esa ambigua terminología —que revelaba un alto grado de escepticismo acerca de la viabilidad de la Cuarta Internacional ya que ésta había surgido de la escisión con los pablistas— se hallaba un cambio de la OCI misma hacia el centrismo. Para 1967, la OCI comenzó a insistir que el problema principal del pablismo no era su orientación hacia el estalinismo y el nacionalismo burgués, sino sus métodos burocráticos demasiado centralizados. La OCI insistió en que la tarea era establecer organizaciones más “flexibles” con un enfoque hacia la táctica del “Frente Unido”. La SLL envió una advertencia profética a los dirigentes de la OCI:

“Ahora la radicalización de los trabajadores de Europa Occidental procede rápidamente, sobre todo en Francia... Siempre existe el peligro durante esta etapa de desarrollo que un partido revolucionario reaccione a la situación en la clase trabajadora no de manera revolucionaria, sino adaptándose al nivel de lucha a la cual los trabajadores han sido limitados por sus propias experiencias bajo las viejas dirigencias, como, por ejemplo, a la inevitable confusión inicial. Tales revisiones de la lucha por el partido independiente y el Programa Transicional por lo regular se esconden bajo el disfraz de acercarse más a la clase trabajadora, de unirse con todos aquellos que luchan, de no lanzar ultimátums, de abandonar el dogmatismo, etc.”. [89]

La creación de la Workers League (Liga Obrera)

145. Basándose en las lecciones del Tercer Congreso, el Comité Estadounidense por la Cuarta Internacional, en solidaridad política con el CICI, completó su preparación para el establecimiento de un nuevo partido trotskista. El Congreso de Fundación de la Workers League tuvo lugar en noviembre de 1966. En esos momentos, la creciente oposición de masas estudiantiles a la guerra de Vietnam; la explosión de manifestaciones violentas por los trabajadores y jóvenes afroamericanos en las ciudades principales; y las huelgas militantes de sectores considerables de la clase trabajadora eran indicios de la crisis del capitalismo en Estados Unidos. El SWP, rechazando su patrimonio trotskista, reaccionó a estos desarrollos adaptándose a las tendencias pequeño burguesas que dominaban a esos movimientos. Su oportunismo se expresó en su promoción del nacionalismo negro como alternativa a la lucha por la unidad de la clase trabajadora basada en un programa socialista. La promoción del nacionalismo negro por parte del SWP, incluyendo la demanda por una nación negra aparte, reflejó su abandono de la clase trabajadora estadounidense como fuerza revolucionaria. Esta perspectiva reflejó la influencia de la Nueva Izquierda, la cual derivaba gran parte de su inspiración teórica de los conceptos antimarxistas de Herbert Marcuse, representante importante de la Corriente de Frankfurt, quien caracterizó a la clase trabajadora como elemento “proto fascista” de la sociedad estadounidense.

146. La fundación de la Workers League, arraigada en las luchas de la Cuarta Internacional desde 1953, marcó un hito histórico en la lucha por el marxismo en los Estados Unidos. La evolución del marxismo solo podía proceder en base del reconocimiento del carácter revolucionario de la clase trabajadora estadounidense y su papel decisivo en la lucha contra el imperialismo de su país. Esta perspectiva solo se podía lograr en base de una lucha irreconciliable contra la miríada de tendencias radicales pequeño burguesas, que fomentaban varias formas de política basada en la “identidad” racial, étnica, sexual y de género que florecieron en los años 1960 y a principios de los 1970. En su saludo al Congreso de Fundación de la Workers League, Gerry Healy, líder de la SLL declaró:

“La clase trabajadora de los Estados Unidos es la más poderosa del mundo, y es en esta clase donde ustedes deben establecer su partido. Este es un principio básico del marxismo y uno que se aplica con gran urgencia a las condiciones que existen en los Estados Unidos. No es el Poder Negro ni ninguno de los movimientos por la paz y los derechos civiles que se extienden por todo el país los que resolverán las cuestiones básicas de nuestra época, sino la clase trabajadora dirigida por un partido revolucionario. Es en este punto en el que nos separamos completamente de los revisionistas. Rechazamos enfáticamente su idea de que la gente negra por sí sola o los movimientos de clase media pueden saldar cuentas con el imperialismo estadounidense. Cualquier apoyo de importancia que de vez en cuando se nos pida que le brindemos a tales movimientos, la esencia de nuestro apoyo debe basarse en dejar en claro nuestras críticas de sus deficiencias”. [90]

147. La tarea central de la Workers League fue luchar por la independencia política de la clase trabajadora estadounidense y desprenderla de la burguesía y sus partidos políticos, especialmente el Partido Demócrata. Bajo las condiciones que prevalecían en Estados Unidos en esa época, esto se formalizó en la demanda que los grandes sindicatos de la AFL-CIO formaran un partido laborista basado en una política socialista. Según el SWP se orientaba hacia los movimientos de protesta de la clase media durante los años 1950, abandonó esta demanda, que surgió de las experiencias de los años 1930 y que Trotsky inicialmente había propuesto. La Workers League resucitó la demanda y declaró en su resolución principal en el Congreso de Fundación:

“Hay que mostrarle a la clase trabajadora que por necesidad debe ir más allá de las luchas económicas aisladas a una lucha política fundamental contra la clase gobernante y sus instrumentos políticos. De esta manera, la demanda de un partido laborista en Estados Unidos se convierte en la demanda que unifica toda nuestra labor en Estados Unidos. Esta debe saturar toda nuestra propaganda y agitación: entre los jóvenes trabajadores, en los sindicatos, entre las minorías, sobre la cuestión de la guerra...

“En vez de ofrecer concesiones a los racistas, debemos luchar por un partido laborista que una a los trabajadores blancos y negros en una lucha combinada contra el opresor común. Hay que llevar el concepto del partido laborista al movimiento contra la guerra. La lucha contra la política bélica del imperialismo estadounidense no se puede separar de otras posturas políticas de los imperialistas contra la clase trabajadora. Los partidos políticos de la clase media ‘no basados en principios clasistas' para luchar contra ‘el asunto de la guerra' son esfuerzos inútiles y sirven para ocultar —en vez de explicar— los asuntos clasistas”. [91]

148. La lucha por establecer un partido laborista, basado en los sindicatos jugaría un enorme papel en la lucha que la Workers League entabló, durante los próximos25 años, contra la subordinación de la clase trabajadora al Partido Demócrata por parte de la burocracia del AFL-CIO. Esta demanda no se concibió como una simple propuesta para establecer una alternativa reformista al partido revolucionario —por ejemplo, una versión estadounidense del Partido Laborista británico o del Nuevo Partido Democrático de Canadá— sino como medio para desarrollar un movimiento político revolucionario de la clase trabajadora y romper el dominio de la política basada en la colaboración de clases. Además, siempre que la AFL-CIO siguiera funcionando, aunque de forma limitada, como instrumento para las luchas de la clase trabajadora y disfrutara de la lealtad de amplios sectores de trabajadores con consciencia de clase, la demanda para establecer un partido laborista, comprometido a un contenido socialista, ofrecía una dirección política clara a la clase trabajadora. Indicaba también un sendero más allá del sindicalismo y jugaba un papel importante en el desarrollo de la consciencia revolucionaria y socialista. Luego, cambios objetivos en la naturaleza de los sindicatos y su relación con la clase trabajadora —producto de cambios desarrollados en la estructura del capitalismo mundial y el impacto cumulativo de las traiciones a los esfuerzos de la clase trabajadora por parte de los sindicatos— obligaría a la Workers League a retirar su demanda por un partido laborista.

149. El conflicto creciente entre el trotskismo y el revisionismo se desarrolló en un ambiente de inestabilidad política y económica que surgía. El dominio económico aplastante de Estados Unidos al final de la Segunda Guerra Mundial —que fue primordial para la restauración y reestabilización del capitalismo mundial— comenzó a socavarse durante los años 1950 y los años 1960. La exportación del capital estadounidense al extranjero ya había creado para los años 1960 una crisis del dólar que indicó el colapso del equilibrio establecido después de la guerra. Los esfuerzos para contener la crisis resultaron inútiles una y otra vez, y el 15 de agosto de 1971, Estados Unidos destruyó las bases del sistema de Bretton Woods al terminar la convertibilidad del dólar al oro. La Socialist Labour League reconoció que el colapso del sistema Bretton Woods produciría nuevas convulsiones políticas y económicas, pero las cuestiones que todavía no se habían resuelto en el Comité Internacional y dentro de la misma SLL pronto comenzarían a exigir un gran precio político.

La escisión en el Comité Internacional

150. La expansión de las secciones británica y francesa después del Tercer Congreso del CICI —y sobre todo luego de los acontecimientos de mayo y junio de 1968— condujeron a un conflicto político. Pero mientras la sección británica hacía críticas correctas a la orientación centrista de la OCI, ya surgían diferencias políticas en la dirigencia de la misma SLL. Aunque se sabía que Cliff Slaughter, secretario del CICI, había mostrado cierta simpatía por el llamado de la OCI al “reestablecimiento” de la Cuarta Internacional, la dirigencia no analizó el tema y una actitud evasiva similar llegó a regir hacia la postura irracional de Michael Banda, otro dirigente importante de la SLL, en cuanto a la “Revolución Cultural” de Mao y a la política del Frente de Liberación Nacional de Vietnam. La reticencia de la dirigencia de la SLL en debatir abiertamente estos temas vitales reflejó la ansiedad de Healy de que el conflicto político en su propia organización iba a perjudicar la labor práctica y los adelantos organizacionales que la sección Británica había logrado.

151. La negativa en hacer un análisis de las cuestiones cruciales de perspectiva —esenciales para el desarrollo de todo programa político— asumió una forma teórica peculiar dentro de la SLL. A medida que se intensificaban las diferencias con la OCI entre 1970 y 1971, la dirigencia de la SLL arguyó que las cuestiones políticas en pugna no eran más que manifestaciones de segunda categoría y sin importancia sobre diferencias filosóficas. Para justificar la disolución de un análisis concreto sobre temas políticos en debates cada vez más abstractos sobre epistemología filosófica, se invocó unilateralmente la verdad esencial de que el método filosófico se revela en la manera en que se lleva a cabo el análisis político. Cuando la OCI afirmó, incorrectamente, que el materialismo dialéctico no era una “teoría de conocimiento”, esto se usó para desviar la atención de un análisis de la política centrista de la organización francesa. Al contrario de la metodología de Trotsky en la disputa entre 1939 y 1940 contra Burnham y Shachtman —en la que el significado y correcto uso del método del materialismo dialéctico fue vinculado claramente a cuestiones de perspectiva política— Healy y Slaughter expresaron que el debate sobre la dialéctica era más importante que los asuntos políticos y que, incluso, los hacía superfluos.

152. En el otoño de 1971, la SLL, sin clarificar los temas políticos, anunció públicamente una escisión en la Cuarta Internacional. A pesar de la abundancia de cuestiones políticas cruciales, vinculadas a problemas de estrategia revolucionaria que surgían de la crisis del capitalismo y las luchas de la clase trabajadora, la SLL declaró, en un informe publicado el 1ro. de marzo de 1972 que la escisión “no se debía a cuestiones tácticas acerca de cómo avanzar la Cuarta Internacional...la escisión no es una cuestión de docenas de puntos detallados sobre organización, o tan siquiera de posturas políticas acerca de varias cuestiones”. Más bien, afirmó la SLL, “es una escisión política, una que llega a las bases de la Cuarta Internacional: la teoría marxista”. [92] Pero sin la elaboración necesaria sobre las verdaderas cuestiones políticas en disputa, la invocación de la “teoría marxista” fue poco más que un ejercicio en retórica abstracta. La SLL escribió que había aprendido “de las experiencias en establecer el partido revolucionario en Inglaterra que una profunda y difícil lucha contra formas de pensar idealistas era necesaria y llegaba más profundo que cuestiones de acuerdos sobre programas y la política”. [93] Esta declaración contradecía directamente a Trotsky, quien sostuvo que “El significado del programa es el significado del partido”, y que ese programa consistía de “una comprensión común de los acontecimientos, de las tareas...”[94] Ahora la SLL aseveraba que “la lucha contra formas de pensar idealistas” —un planteamiento bastante ambiguo— ¡era más importante que el acuerdo programático! Además, a la SLL afirmar que basaba sus labores en las “experiencias en establecer el partido revolucionario en Inglaterra”, en vez de basarlo en las lecciones de la lucha de la Cuarta Internacional contra el estalinismo, la socialdemocracia y el pablismo, mostraba un cambio perturbador del internacionalismo al nacionalismo en su orientación política.

153. Este fracaso de no aclarar los asuntos políticos en los que se basaban la escisión con la OCI, socavó las labores del Comité Internacional precisamente cuando la crisis del capitalismo mundial requería el más alto grado de claridad programática. La tarea principal a la cual se enfrentaba la dirigencia de la SLL era establecer las implicaciones de la deriva centrista en el programa, práctica y orientación internacional de la OCI. Esto era de importancia primordial en un momento en que se establecían nuevas secciones del Comité Internacional. La Liga Comunista Revolucionaria se estableció como la sección ceilanesa en 1968. El Bund Sozialistischer Arbeiter se estableció como la sección alemana en 1971. La Liga Laborista Socialista se estableció como la sección australiana en 1972. En Grecia, el establecimiento de una nueva sección en 1972 ocurrió bajo condiciones en que sus miembros habían sido divididos entre militantes del CI y la OCI.

154. Ahora es conocimiento público que, a finales de los años 1960 y principios de los años 1970, la OCI estaba involucrada profundamente en maniobras políticas entre bastidores que condujeron a la creación del Partido Socialista Francés. Basados en una perspectiva completamente oportunista, militantes de la OCI colaboraron íntimamente con Francois Mitterrand mientras se creaba el PS como instrumento de sus ambiciones electorales. Uno de los militantes de la OCI, Lionel Jospin, se convirtió en asesor político de Mitterrand, progresó dentro de la jerarquía del Partido Socialista, y eventualmente llegó a ser Primer Ministro. Es imposible determinar, retrospectivamente, si una lucha política abierta por parte de la SLL podría haber frenado la degeneración oportunista de la OCI y su transformación en instrumento político del estado francés. Pero esa lucha habría aclarado las cuestiones políticas y habría advertido a la SLL del peligro de las tendencias oportunistas dentro de sus propias filas.

La fundación del Workers Revolutionary Party, y la crisis mundial de 1973 a 1975

155. La transformación de la SLL en el Workers Revolutionary Party (Partido Revolucionario de los Trabajadores, Siglas en inglés: WRP) en noviembre de 1973, no se preparó en base de un cuidadoso repaso y asimilación de las experiencias estratégicas esenciales del movimiento internacional trotskista. Más bien fue una reacción táctica al movimiento de la clase trabajadora contra el gobierno Tory conservador del Primer Ministro, Edward Heath. La SLL excluyó al Comité Internacional de participar en los debates que sirvieron para establecer las bases de la fundación del WRP. Después del congreso de fundación, el crecimiento del WRP durante este período de militancia obrera —que resultó en la caída del gobierno de Heath y la ascendencia de un gobierno laborista al poder en marzo de 1974— brevemente ocultó los crecientes problemas dentro de la organización.

156. La derrota del gobierno de Heath fue un solo episodio de la crisis política y económica que convulsionó al capitalismo mundial entre 1973 y 1975. El final de la convertibilidad del dólar en oro desató un ciclo inflacionario que empeoró debido a la falta de confianza general en la moneda estadounidense. En octubre de 1973, estalló la guerra en el Medio Oriente, lo que resultó en que la OPEP cuadruplicara los precios del petróleo e iniciara la peor recesión desde la Gran Depresión de los años 1930. En abril de 1974, la dictadura fascista de Salazar en Portugal, que había durado en el poder casi medio siglo, se derrumbó debido a las presiones de las insurgencias anticoloniales en África (Angola y Mozambique) y crecientes crisis internas. Por primera vez se celebró el Primero de Mayo en Lisboa con la participación de millones de manifestantes. En julio de 1974, la junta militar de Grecia, que se había apoderado del poder en 1967, se desplomó luego de una desastrosa intervención en Chipre. En agosto de 1974, el Presidente Nixon fue obligado a renunciar después que el Comité de Judicatura de la Cámara de Diputados votara por su impugnación como resultado de las revelaciones relacionadas con el escándalo de Watergate y las acciones militares ilícitas que el gobierno había ordenado en Camboya. Finalmente, en abril de 1975, las fuerzas de liberación vietnamita entraron a Saigón, lograron la unificación de su país, y llevaron las actividades neocolonialistas de Estados Unidos en Indochina a una humillante conclusión.

Notas:

84. The Heritage We Defend, op. cit., p. 403.

85. "Resolution of the Third World Conference, April 8, 1966," in: Trotskyism Versus Revisionism, Volume 5 (London: New Park Publications, 1975), pp. 25-27.

86. "Spartacist Statement to the International Conference, Marxist Internet Archive, http://www.marxistsfr.org/history/etol/document/icl-spartacists/1986/1966conf.html

87. Hugo González Moscoso, "The Cuban Revolution and Its Lessons," in: Fifty Years of World Revolution, ed. Ernest Mandel [New York: Pathfinder Press, 1970], pp. 194-95.

88. "Reply to the OCI by the Central Committee of the SLL, June 19, 1967" in Trotskyism Versus Revisionism Volume 5 (London: New Park, 1975) p. 111.

89. Ibid., pp. 113-14.

90. The Fourth International and the Renegade Wohlforth (New York: Labor Publications, 1984), p. 209.

91. Quoted from M. McLaughlin, Vietnam and the World Revolution (Detroit: Labor Publications, 1985), p. 96.

92. "Statement by the International Committee (Majority), March 1, 1972," in: Trotskyism Versus Revisionism, Volume 6 [London: New Park, 1975], pp. 72 and 78.

93. Ibid., p. 83.

94. Leon Trotsky, The Transitional Program for Socialist Revolution (New York: Pathfinder, 2001), pp. 207-08.

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