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Perspectiva

¡La clase obrera debe organizarse para derrotar la amenaza de una orden judicial contra la huelga sobre Gaza en la Universidad de California!

Archivo: policías emprenden contra manifestantes propalestinos en un encampe en la Universidad de California en Los Ángeles, 2 de Mayo de 2024 [AP Photo/Jae C. Hong]

La solicitud de una orden judicial contra la huelga en la Universidad de California que protesta el genocidio en Gaza es un gran ataque a los derechos de toda la clase trabajadora, que debe movilizarse para defender a los trabajadores académicos.

El lunes, 2.000 trabajadores de la Universidad de California en Santa Cruz, miembros del Local 4811 del sindicato United Auto Workers (UAW), iniciaron una huelga contra la brutal represión de los campamentos propalestinos, que incluyó detenciones de miembros del UAW. El paro se produjo después de que la semana pasada los 48.000 miembros del Local 4811 en las 10 sedes de la Universidad de California (UC) votaran a favor de la huelga por abrumadora mayoría.

Como explicó el WSWS, la huelga es un “gran paso adelante” en el movimiento contra la guerra porque “plantea la irrupción de la clase obrera en la lucha como la fuerza política básica contra la guerra”. El intento de prohibir la huelga demuestra que este “peligro” también es reconocido por la clase dominante.

Tras presentar el martes la solicitud de una orden judicial, la Junta Rectora de la UC emitió un comunicado de prensa en el que afirmaba que la huelga es ilegal porque su “objetivo es presionar a la Universidad para que ceda a una lista de demandas políticamente motivadas”. La semana pasada, tras una presentación separada ante una comisión estatal de relaciones laborales, un portavoz de la universidad dijo: “Especialmente en el clima actual”, si los trabajadores pueden hacer huelga contra el genocidio, entonces “la universidad y cualquier otro organismo público de California se enfrentarían a huelgas constantes que defienden puntos de vista políticos y/o sociales”.

Los administradores de la UC no solo hablan por sí mismos, sino por toda la clase dominante, especialmente la Casa Blanca de Biden. La clase dominante no solo quiere derrotar la insurgencia de los trabajadores académicos, que de hecho tienen todo el derecho legal a emprender una huelga a raíz de los ataques de la policía militarizada en sus campus, las violaciones de las libertades democráticas básicas en todos los ámbitos y una furiosa caza de brujas contra toda disidencia.

También quieren utilizar la huelga para sentar un precedente que pueda ser utilizado contra cualquier actividad organizada por la clase trabajadora que abarque lo que la Junta Rectora de la UC llama “cuestiones no laborales”.

Si se concede la orden judicial, tendrá implicaciones que irán mucho más allá de la huelga actual de los trabajadores académicos. Las “huelgas políticas”, según esta teoría jurídica, son categóricamente ilegales, pero todas las huelgas son “políticas” en el sentido de que representan un desafío de la clase obrera a las políticas de la oligarquía capitalista.

Esta teoría legal justificaría, por ejemplo, la prohibición de las huelgas de los profesores que exigen una financiación adecuada para las escuelas, o de las enfermeras que exigen financiación para la salud, mientras se ven privadas de fondos para pagar la guerra y los beneficios de Wall Street. Las huelgas salvajes contra la política de dejar que el COVID-19 se propagara libremente, como las que estallaron en 2020 en la industria automotriz, también podrían prohibirse, según esta teoría.

El intento de prohibir la huelga de la UC es la más reciente medida destinada a arrancar los derechos básicos de los trabajadores. En 2020, el entonces presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva para mantener abiertos los frigoríficos durante el pico de la pandemia, mientras se extendían las protestas y las huelgas salvajes contra el contagio y muerte de decenas de miles de trabajadores y miembros de la comunidad. Hace dos años Biden y el Congreso prohibieron una huelga de trabajadores ferroviarios por “motivos de seguridad nacional”.

El inmenso interés de la clase obrera en su conjunto en esta huelga significa que toda la clase obrera debe movilizarse para defenderse de los ataques de la policía y el aparato del Estado, se conceda o no la orden judicial. Los trabajadores deben organizar acciones amplias, uniendo la oposición a la desigualdad social y la explotación con la oposición a la guerra y la defensa de los derechos democráticos.

En primera instancia, los trabajadores académicos deben responder expandiendo la huelga de inmediato a las 10 sedes de la UC. Las bases deben organizar acciones sin esperar el “permiso” de la burocracia del UAW, que está aislando deliberadamente la huelga. Esto significaría emprender una huelga que los propios trabajadores ya autorizaron en una votación.

Es especialmente importante que los trabajadores automotores, que también son miembros del UAW, intervengan en defensa de sus hermanos y hermanas. Deben formarse comités de base, totalmente independientes de la burocracia, para establecer líneas de comunicación y preparar acciones coordinadas a escala nacional.

Todos los derechos conquistados por los trabajadores surgieron de una lucha no solo contra la patronal, sino la imposición de una justicia clases mediante el “gobierno por mandato judicial”. Como siempre ha ocurrido, la cuestión no se resolverá en última instancia en los tribunales sino en las fábricas, los ferrocarriles y otros lugares de trabajo.

El avance hacia la dictadura es también un problema mundial. Ayer, la policía alemana atacó violentamente a manifestantes pro-Gaza en la Universidad Humboldt de Berlín, a poca distancia de donde los nazis quemaron libros en la década de 1930. En toda Europa, Estados Unidos y el resto del mundo, la clase dominante está promoviendo el fascismo en respuesta al creciente giro a la izquierda de los trabajadores y los jóvenes.

Mientras la clase dominante exige a los trabajadores que se sometan a los mandatos de los tribunales capitalistas, sus propias acciones están dominadas por una completa anarquía. El genocidio e incluso la guerra nuclear se proclaman abiertamente como instrumentos legítimos de política exterior.

Incluso mientras se presentaba la solicitud de una orden judicial, tanto Biden como los republicanos reaccionaban histéricamente ante la solicitud de una orden de detención en la Corte Penal Internacional contra el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu. No solo han dicho que desafiarían tal orden, sino que han dicho que tomarían represalias contra la propia CPI.

El genocidio de Gaza forma parte de una emergente Tercera Guerra Mundial, en la que Estados Unidos y sus aliados imperialistas intentan compensar su declive económico mediante una violencia militar desenfrenada en pos de la dominación mundial. Otro frente aún más peligroso es la guerra por delegación en Ucrania, que plantea el peligro de un holocausto nuclear. La decisión de Biden de imponer aranceles de guerra comercial a los productos chinos es un paso hacia la apertura de un tercer frente en la región de Asia-Pacífico.

Tales políticas no pueden imponerse democráticamente, sino solo a través de una dictadura que obligue a toda la sociedad a ponerse en pie de guerra.

Un elemento clave en la lucha contra la guerra es la lucha contra la burocracia sindical. El Gobierno de Biden está utilizando a la burocracia propatronal, que traicionado las luchas durante décadas, para controlar a la clase obrera. Así es también como la burocracia se ve a sí misma. En un caso ante la Corte Suprema en 2018, un abogado sindical argumentó que el propósito de los sindicatos era bloquear “un espectro incalculable de disturbios laborales en todo el país”.

Como todos los grandes sindicatos, el UAW funciona como una extensión de la Casa Blanca de Biden. Están saboteando deliberadamente la huelga de la UC limitándola a una sola sede. Respondieron a la orden judicial sugiriendo que podrían añadir otra sede el viernes, cuando puede que la huelga ya haya sido prohibida. La conclusión ineludible es que este es un resultado que la burocracia vería con buenos ojos.

Mientras tanto, el UAW busca llegar a un acuerdo entre bastidores con la universidad que ponga fin a las protestas, lo que equivaldría a una medida cautelar en todo menos en el nombre.

El descenso a la guerra mundial y al fascismo solo puede detenerse mediante la intervención independiente de la clase obrera. En primer lugar, esto requiere el desarrollo de la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (AIO-CB). Los trabajadores deben formar nuevas organizaciones que no estén controladas por el aparato ni subordinadas a las políticas de guerra, a fin de tener la capacidad de imponer su voluntad democrática.

Pero esto tiene que estar conectado con el movimiento revolucionario más profundo contra el capitalismo. Ya se trate de los reyes y reinas de la vieja Europa, del “Poder Esclavista” en el sur de Estados Unidos o de la oligarquía capitalista actual, los ataques a la libertad de expresión y de reunión tienen implicaciones revolucionarias. Son llevados a cabo invariablemente por órdenes sociales caducos e incapaces de lidiar “pacíficamente” con cualquier desafío desde abajo.

Tanto el genocidio como las medidas tomadas para defenderlo ante la oposición popular demuestran que el capitalismo no puede reformarse, sino solo derrocarse y sustituirse por el socialismo, para que el mundo no se guíe por el afán de lucro y la guerra, sino por satisfacer las necesidades humanas. Esa es la tarea de la clase obrera internacional.

El sábado a las 4:00 p.m., hora del este de EE .UU ., el World Socialist Web Site y la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (AIO-CB ) celebrarán una reunión pública, “¡Movilicen a la clase trabajadora para defender la huelga de la Universidad de California contra el genocidio!”. Inscríbete aquí .

(Artículo publicado originalmente en inglés el 22 de mayo de 2024)

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