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Cómplices de un asesinato social

La pseudoizquierda internacional y el levantamiento del “cero COVID” en China: segunda parte

Esta es la segunda de dos partes. Puedes leer la primera parte aquí.

En medio de las infecciones y muertes masivas, los pablistas intensifican las denuncias contra la política de “cero COVID”

El 7 de diciembre de 2022, el Partido Comunista Chino (PCCh) levantó las últimas medidas importantes de salud pública vinculadas a la política de “cero COVID”, fuera de las restricciones a viajantes del extranjero, que se levantarían por completo el 8 de enero.

Menos de dos semanas después, la horrible realidad de una ola de COVID-19 era evidente. Las redes sociales chinas se vieron rápidamente dominadas por mensajes que informaban de que familias enteras y otros grupos sociales habían contraído COVID-19, junto con fotos y vídeos de hospitales desbordados, incapaces de tratar a los pacientes, y morgues incapaces de procesar a los fallecidos.

La sala de urgencias de un hospital en China, el 3 de enero de 2023. [AP Photo/Andy Wong]

En medio de esta espiral de infecciones y muertes a escala masiva, que se agravó por la temporada de viajes del Año Nuevo Lunar en enero, la pseudoizquierda ha permanecido en gran medida en silencio, dando una vez más su aprobación tácita a las políticas criminales aplicadas por el PCCh en nombre del capital financiero mundial.

Una notable excepción fue International Viewpoint, la publicación del Secretariado Unificado de la Cuarta Internacional[1], que publicó un artículo el 21 de diciembre titulado “Solidaridad con el movimiento de masas por la democracia en China”. Apoyaba el abandono del “cero COVID” en China, al mismo tiempo que repetía como loros los argumentos del aparato militar y de inteligencia estadounidense en su campaña bélica contra Beijing.

La declaración del 21 de diciembre de los pablistas fue redactada por su órgano dirigente, el “Buró de la Cuarta Internacional”. Al momento de su publicación, la grave crisis de salud pública en China ya era muy evidente y había sido reportada ampliamente en la prensa internacional, incluyendo, por supuesto, en el WSWS.

En su declaración, los pablistas repitieron y profundizaron todas las mentiras y la propaganda de los medios de comunicación occidentales, al mismo tiempo en que presentaban el incendio de Ürümqi como un acto de violencia sancionado por el Estado contra la población musulmana uigur de China, escribiendo: “Los socialistas deben apoyar firmemente los llamamientos a la autodeterminación de los uigures y de otros que la exigen, incluso si los imperialistas occidentales tratan de cooptar tales demandas”.

Esto fue un reconocimiento velado de que están copiando la línea de los medios de comunicación corporativos estadounidenses, la cual es dictada por el Departamento de Estado de EE.UU., cuya intención es fomentar divisiones dentro de China para facilitar el reparto imperialista del país.

La declaración de los pablistas continuaba denunciando los “despilfarradores y antidemocráticos protocolos de pruebas y confinamientos” y elogiaban el hecho de que las protestas provocaran el levantamiento del “cero COVID”, escribiendo: “La lucha masiva en toda China obligó al régimen a dar marcha atrás en sus políticas pandémicas de años; en otras palabras, es importante reconocer que el pueblo ha ganado su primera batalla. Pero el trabajo está lejos de haber terminado”.

Al afirmar que “el trabajo está lejos de haber terminado”, los pablistas de hecho están exigiendo que haya aún más sufrimiento y muertes en China.

Tras elogiar “los esfuerzos de las feministas y otros grupos marginados”, así como “las luchas de los uigures y otros grupos étnicos no Han”, la declaración de los pablistas concluía con una lista de exigencias reaccionarias que equivalen a un repudio total de la salud pública, la mayoría de las cuales ya habían sido aplicadas por el PCCh a principios de diciembre.

Estas incluían: “Abolir los confinamientos”; “Abolir las pruebas PCR para COVID-19 forzosas”; “Permitir que los infectados se aíslen en casa, mientras que los que tengan síntomas graves tengan derecho a tratamiento hospitalario”; “Cancelar el traslado y aislamiento forzosos de infectados y no infectados a 'hospitales' móviles”; “Un luto nacional por las muertes causadas por las irresponsables medidas de confinamiento”; “Garantizar la dimisión de los burócratas responsables de la mala gestión de la pandemia”; y más.

Todas estas demandas serían bien recibidas por las tendencias políticas de extrema derecha de todo el mundo, que encabezaron el movimiento contra los confinamientos en 2020 y han exigido continuamente el levantamiento de todas las medidas de salud pública contra la propagación del COVID-19.

Los medios de comunicación occidentales y la pseudoizquierda inventan una coartada

A mediados de diciembre, los medios de comunicación corporativos occidentales se vieron obligados a reconocer la devastación causada por el levantamiento del “cero COVID” en China. Al hacerlo, intentaron proporcionarse una coartada para el hecho de que habían defendido esta brutal política, atribuyendo la responsabilidad únicamente a Xi Jinping y al PCCh. La misma narrativa falsa y subjetiva fue impulsada por sectores de la pseudoizquierda, repitiendo una vez más la línea de la prensa capitalista.

Esto encontró su expresión más cínica e hipócrita en los escritos de la Corriente Marxista Internacional (CMI)[2]. A finales de noviembre, la CMI apoyó las protestas de “los papeles en blanco” y la oposición a los confinamientos, que su escritor Bu Aidao describió como “draconianos”, “brutales”, “drásticos”, “frenéticos”, “rígidos” y “severos”. Afirmó: “Los marxistas apoyan plenamente la lucha de las masas contra el confinamiento draconiano impuesto por el PCCh”.

El 9 de diciembre, la CMI publicó otro artículo de Aidao, titulado “China: el régimen deja confinamiento ante la presión desde abajo”. En el artículo, Aidao escribió que la política de “cero COVID” “se ha atribuido en gran parte a Xi Jinping, quien ha mantenido los confinamientos para preservar el prestigio del régimen”. En realidad, el “cero COVID” requería el apoyo activo de las masas obreras chinas.

La CMI no menciona ni una sola vez en su cobertura el papel de las potencias imperialistas occidentales o de las grandes corporaciones que ejercieron una presión implacable sobre China para levantar el “cero COVID”.

En un artículo del 29 de diciembre escrito por Li Qiye, la CMI culpó exclusivamente a Xi y al PCCh por la catástrofe de salud pública que resultó del levantamiento del “cero COVID”. El artículo, titulado “China: el régimen capitalista abandona precipitadamente el confinamiento en medio de la confusión”, caracterizó el levantamiento del “cero COVID” como “una retirada en pánico de las medidas estatales anteriores” después de que “el régimen se viera arrinconado con su política de ‘cero COVID’”, y añadió: “la apertura rápida siempre iba a dar lugar a un aumento masivo de las infecciones”.

El presidente chino, Xi Jinping, asiste a una sesión de la Asamblea Popular Nacional (APN) de China en el Gran Salón del Pueblo en Beijing, el martes 7 de marzo de 2023. [AP Photo/Ng Han Guan]

Qiye concluyó: “La situación actual es una condena del sistema capitalista y de la mala gestión burocrática del llamado Partido 'Comunista' Chino (PCCh), que han contribuido a este desastre cada vez mayor”.

Tras describir detalladamente las espantosas consecuencias del abandono del “cero COVID” que la CMI defendió repetidamente, Qiye escribió:

El Partido “Comunista” proclama que “las personas están primero; las vidas están primero”. Pero tomando en cuenta las escenas detalladas anteriormente, se trata de una proclamación hueca y en bancarrota. En esencia, el PCCh antepone el Partido y los intereses del mercado capitalista. Durante los dos primeros años de la pandemia, el régimen se jactó de la eficacia de su política de “cero COVID”, que mantuvo el número de muertes muy por debajo del de la mayor parte de Occidente y (lo que es más importante) permitió a la economía china recuperarse con relativa rapidez de la conmoción inicial.

En una desestimación casual de los horribles impactos del levantamiento de esta política, Qiye escribió: “Pero las cosas tienden a convertirse en su contrario”.

Más recientemente, el 19 de enero, la CMI publicó un artículo de Dref Easton, titulado “China: según terminan los confinamientos, aumenta la lucha de clases”, que reiteraba la misma condena contra el PCCh y absolvía tanto a las potencias occidentales como a ellos mismos.

Tras señalar que la mayoría de la población china ya se había sido infectado de COVID-19, la CMI afirmó, increíblemente, “Se puede deducir de tales cifras que el pico de esta ola actual de la pandemia en China ya pasó” y que supuestamente ya se llegó “al final de la fase aguda de la pandemia”. Esta mentira, emitida inicialmente por el propio PCCh, está totalmente divorciada de la realidad mundial, donde ha habido olas recurrentes de infecciones masivas con nuevas variantes del SARS-CoV-2.

La misma línea fue avanzada por Alternativa Socialista Internacional el 20 de diciembre en un artículo escrito por Vincent Kolo, el autor del artículo ya citado de la ASI del 29 de noviembre que elogiaba las protestas de “los papeles en blanco”. Tres semanas más tarde, Kolo escribió cínicamente: “En respuesta a una ola de protestas contra el Gobierno a finales de noviembre, la dictadura china (PCCh) se ha alejado bruscamente de su profundamente impopular régimen de ‘cero COVID’. Pero para las masas chinas este fue un caso de saltar de la sartén para caer en el fuego”.

Después de elogiar de nuevo las protestas de “los papeles en blanco” como “históricas”, Kolo escribió: “El momento y la forma en que la dictadura ha abandonado sus controles de ‘cero COVID’ desafiaron toda lógica, a menos que lo entendamos como una reacción de pánico a estas protestas y el temor a aún más protestas si no hacía nada”. Omitiendo toda referencia a la presión ejercida por las potencias imperialistas y a su propia defensa de la eliminación del “cero COVID”, Kolo escribe que “el régimen de Xi ha sustituido una política desastrosa por otra”.

El 16 de enero, ASI publicó una declaración redactada por sus secciones de China, Hong Kong y Taiwán, titulada “De cero al máximo de COVID”. Comenzó señalando que China “está experimentando una propagación explosiva del virus tras abandonar repentinamente su política de tres años de controles férreos bajo la política de ‘cero COVID’”, que “ha sido sustituida por una caótica postura de 'laissez-faire', de mínima intervención estatal y de valerse cada uno por su cuenta”.

Describieron la catástrofe en China como “uno de los episodios más chocantes y enfermizos de la historia de la pandemia”, atribuible únicamente al “dictador Xi Jinping, el arquitecto de la crisis actual”.

Sin reconocer las contradicciones inherentes a su apoyo a las protestas reaccionarias de “los papeles en blanco” y su supuesta preocupación por los resultados de estas protestas, ASI escribió: “La dictadura del llamado Partido Comunista (PCCh) ha perdido completamente el control sobre sus políticas de gestión de la pandemia. Esto ha sucedido debido a la presión de una crisis económica a largo plazo que se agrava y luego -crucialmente- a las protestas antigubernamentales más importantes en China desde hace tres décadas”.

ASI luego afirmó que estas protestas hicieron que el PCCh entrara en “pánico” y pusiera en marcha un “giro de 180 grados con respecto al ‘cero COVID’, o más bien una implosión”. El artículo concluyó:

Los probables horrores que esperan al pueblo chino cuando las olas de la pandemia arrasen el país intensificarán la ira masiva contra el régimen de Xi. Esta ira tiene ahora un punto de referencia que faltaba antes de las protestas de noviembre, un punto de partida para elaborar ideas sobre cómo organizarse contra la dictadura.

Un intento similar, aunque algo más matizado, de endosar la responsabilidad únicamente al PCCh vino de Red Flag, la publicación de Alternativa Socialista, el mayor grupo pseudoizquierdista de Australia, que no está afiliado a ASI ni a ninguna otra tendencia internacional.

Un artículo del 21 de enero de Robert Narai, titulado “De la crisis a la catástrofe: el COVID-19 envuelve China”, reiteró el apoyo previo de Red Flag a las protestas de “los papeles en blanco”, al mismo tiempo que intentó absolver a los manifestantes y a ellos mismos de haber proporcionado al PCCh la justificación para levantar el “cero COVID”. Tras describir detalladamente la calamitosa situación en China, Narai afirmó “que las demandas y los objetivos de las protestas de noviembre deben separarse de la actual ola de infecciones y muertes”.

Narai concluyó su artículo respaldando al autor Au Loong Yu, residente en Hong Kong, quien afirmó: “Esta crisis pone aún más de manifiesto que el PCCh está corrompido hasta la médula... Y una cosa está cada vez más clara para un mayor número de la población: Xi Jinping y el PCCh son la mayor amenaza para la salud del pueblo chino”.

En su artículo, Narai también reprodujo la falsa afirmación de que el confinamiento de la primavera de 2022 en Shanghái fue muy impopular y causó más muertes que el propio COVID-19. En realidad, el confinamiento de dos meses, que solo fue así de largo porque los funcionarios locales del PCCh retrasaron inicialmente la aplicación de confinamiento en toda la ciudad, suprimió con éxito el brote y reafirmó la viabilidad del “cero COVID”.

Recurriendo a la Quinta Enmienda: el silencio de la pseudoizquierda en medio de las infecciones masivas

Durante los últimos tres meses, casi todas las tendencias internacionales pseudoizquierdistas han guardado silencio sobre la catástrofe social en China causada por el levantamiento del “cero COVID”.

Después de aplaudir las protestas contra el “cero COVID” a finales de noviembre, Izquierda Diario solo ha publicado un artículo sobre China desde el 1 de diciembre, una breve publicación el 27 de diciembre, titulada “China levanta exigencia de cuarentena para ingresar al país mientras se disparan los casos de Covid”. Este artículo afirmaba con aprobación que China “levantó el 7 de diciembre la obligación de que personas infectadas o sus contactos estrechos permanezcan en centros de cuarentena”, lo que “es un paso más en su cambio de política de ‘covid cero’, luego de las enormes protestas contra los confinamientos”.

El único artículo publicado por LIT-CI en medio de la catástrofe en China fue un artículo del 2 de enero de Fabio Bosco, titulado “El despertar del proletariado chino”. El artículo era único en el sentido de que no hacía mención alguna a las infecciones y muertes masivas que claramente se habían extendido por toda China para entonces.

La Coordinadora por la Refundación de la Cuarta Internacional (CRCI) no ha publicado ninguna declaración internacional sobre el levantamiento del “cero COVID” en China. Su sección principal, el Partido Obrero (PO) en Argentina, ha publicado dos artículos en su publicación, Prensa Obrera, el 5 de diciembre y el 2 de enero. Ambos artículos fueron en gran parte calcados de la cobertura del WSWS y se abstuvieron de denunciar abiertamente el “cero COVID”, pero no apoyaron esta política ni pidieron su extensión a nivel mundial.

Además, PO no ha criticado a sus colaboradores internacionales del CRCI, que se han abstenido casi por completo de comentar sobre el levantamiento del “cero COVID” en China. El 14 de diciembre, la sección turca del CRCI, el Partido Revolucionario de los Trabajadores (Devrimci İşçi Partisi, DİP), publicó un artículo titulado “China: vuelve el fantasma de Tiananmén”, que repetía las mismas mentiras que otras tendencias en relación con las protestas de Foxconn, el incendio de Ürümqi y las protestas de “los papeles en blanco”.

La Tendencia Socialista Internacional (TSI) no ha publicado ninguna declaración internacional sobre los acontecimientos en China, y solo sus secciones nacionales británicas, turcas, australianas e irlandesas han publicado breves artículos sobre este inmenso acontecimiento mundial. Tras los artículos iniciales de Alex Callinicos y Yuri Prasad descritos anteriormente, el SWP en Reino Unido, la principal sección de la TSI, publicó un artículo más el 5 de diciembre y luego guardó silencio

El artículo más reciente de un grupo afiliado a la TSI fue publicado por el grupo turco Devrimci Sosyalist İşçi Partisi (DSİP) en su publicación marksist.org el 12 de diciembre como parte de un artículo de resumen de los “Acontecimientos actuales en el mundo”. Apoyando las protestas a finales de noviembre y el levantamiento del “cero COVID”, repetía los mismos tropos reaccionarios contra la salud pública de que esta política implicaba “duras medidas de confinamientos” contra la población china, “privándoles de muchos derechos sociales como la nutrición básica”.

Varias tendencias nacionales pseudoizquierdistas, como Syriza en Grecia, Podemos en España y otras, no han emitido declaraciones sobre el levantamiento del “cero COVID” en China.

La respuesta de Jacobin y del DSA

Hay que mencionar en particular a Jacobin y a los Socialistas Democráticos de Estados Unidos (DSA, por sus siglas en inglés), que se presentan como socialistas y desempeñan una función social crítica en la desorientación de la juventud en Estados Unidos, desviando el sentimiento anticapitalista de vuelta en apoyo al Partido Demócrata.

Fiel a sus raíces nacionalistas y procapitalistas, en los últimos cuatro meses el DSA no ha emitido ni una sola declaración de partido sobre el levantamiento del “cero COVID” en China. Ninguna de sus principales figuras en el “Escuadrón” de miembros demócratas de la Cámara de Representantes, incluyendo a Alexandria Ocasio-Cortez, Rashida Tlaib, Jamaal Bowman y Cori Bush, ha pronunciado una palabra públicamente sobre este importante acontecimiento mundial. Como agentes políticos de confianza del Partido Demócrata, han estado ocupados apoyando la guerra en Ucrania y reprimiendo una huelga ferroviaria en Estados Unidos.

El único comentario oficial de cualquier organización afiliada al DSA fue una declaración del 2 de diciembre de su grupo juvenil, el YDSA. Apoyando plenamente las protestas de “los papeles en blanco”, la declaración afirmaba falsamente que en ellas participaron “cientos de miles de estudiantes de todo el mundo”. Además de otras falsedades, el comunicado afirmaba: “El edificio de Ürümqi que se incendió fue amurallado por las autoridades del “cero COVID” y las salidas de emergencia fueron cerradas con candado, como es habitual en los confinamientos”.

En una aparente referencia a las protestas derechistas que planeaban entonces sus colaboradores de Alternativa Socialista, el YDSA escribió: “Inspirados por las movilizaciones en casa, los estudiantes chinos en el extranjero se están organizando contra el Partido Comunista Chino (PCCh). Muchos están colaborando con activistas de Hong Kong, Tíbet, Uigur y Taiwán a través de un nuevo lente”.

El YDSA instó a sus miembros a “ofrecer experiencia y recursos para apoyar a estos nuevos organizadores”, ya que esto supuestamente “establecería una solidaridad transfronteriza y fortalecería nuestra comprensión de lo que significa la lucha por el socialismo”.

Por su parte, Jacobin, la revista no oficial del DSA, publicó dos artículos en diciembre apoyando el levantamiento de la política de “cero COVID” en China, ambos elogiando las protestas de “los papeles en blanco” y repitiendo las mismas afirmaciones sin fundamento sobre el incendio de Ürümqi. El medio ha permanecido en silencio desde el 17 de diciembre, ignorando las infecciones y muertes masivas en la población china.

Hay que recordar que, en septiembre de 2020, Jacobin proporcionó una plataforma de “izquierda” a Martin Kulldorff, uno de los coautores de la Declaración de Great Barrington, que proporcionó una justificación ideológica para la política asesina de “inmunidad colectiva”, es decir, de contagios masivos, que impuso la Administración de Trump. Desde entonces, Jacobin ha guardado silencio en gran parte sobre la pandemia. Ahora, más de dos años después, han vuelto a abrazar abiertamente la implementación de la “inmunidad colectiva”, esta vez en China.

El significado más amplio de la respuesta de la pseudoizquierda ante la pandemia

Al mismo tiempo que prestaba apoyo político al levantamiento del “cero COVID” en China, toda la pseudoizquierda guardaba silencio sobre la crisis de salud pública que se está produciendo en Estados Unidos, Reino Unido, Brasil, Alemania, Turquía, Australia y el resto del mundo al comenzar el cuarto año de la pandemia. Esto está en consonancia con su indiferencia general hacia este acontecimiento histórico mundial.

Estas experiencias revelan ciertos rasgos críticos de la pseudoizquierda actual.

Fundamentalmente, ninguna de estas organizaciones tiene nada que ver con la clase obrera ni con el socialismo. Su hostilidad al “cero COVID” y a los principios más básicos de la salud pública son expresiones de su política antimarxista y procapitalista.

Por sí sola, la estrategia de salud pública de “cero COVID” no es ni siquiera una política revolucionaria, como demuestra la experiencia en China, Nueva Zelanda y otros países. Sin embargo, como dejó claro León Trotsky en su exposición de la teoría de la revolución permanente, en la época imperialista moderna todos los problemas sociales y democráticos solo pueden resolverse fundamentalmente mediante la revolución socialista mundial.

El principio central del socialismo es que la planificación económica y social global, controlada democráticamente por la clase obrera internacional, elevará a la humanidad a nuevas alturas de progreso económico, cultural y social. Esto incluirá una expansión masiva de los recursos para la atención sanitaria y la salud pública, lo que conducirá a la eliminación de numerosos patógenos y al aumento de la esperanza de vida en todo el mundo, así como a la capacidad de prevenir el desarrollo de futuras pandemias.

En una sociedad socialista mundial, la política de “cero COVID” sería perfeccionada y ampliada por la clase obrera. La vitriólica hostilidad de la pseudoizquierda contra el “cero COVID” y los principios básicos de la salud pública deja claro que se oponen acérrimamente a la planificación social y al marxismo en general.

En segundo lugar, el hecho de que la pseudoizquierda aclame el levantamiento del “cero COVID” reafirma que están al servicio del imperialismo mundial. Cuando uno lee los artículos anteriores, parecen haber sido redactados directamente por el Departamento de Estado. La línea política avanzada es tal que, si estas organizaciones estuvieran siendo pagadas directamente por el Estado, no estarían escribiendo de otra manera.

El abandono del “cero COVID” por parte del PCCh fue una importante concesión a las potencias imperialistas. El PCCh pensó erróneamente que aliviaría las tensiones geopolíticas. De hecho, el imperialismo estadounidense no hace más que seguir adelante con sus planes de guerra contra China, con un reciente memorándum filtrado del general Michael Minihan de la Fuerza Aérea que predice que EE.UU. estará en guerra con China por Taiwán en 2025. La promoción de la pseudoizquierda del levantamiento del “cero COVID” solo ha facilitado este proceso.

Portaaviones USS Abraham Lincoln de clase Nimitz, en formación durante los ejercicios Rim of the Pacific, 28 de julio de 2022 [Photo: Canadian Armed Forces photo by Cpl. Djalma Vuong-De Ramos]

Durante el último cuarto de siglo, la pseudoizquierda se ha vuelto cada vez más abiertamente proimperialista, alcanzando un clímax durante el último año desde el estallido de la guerra en Ucrania. Han ocultado sistemáticamente las raíces históricas de esta guerra, que fue precedida por décadas de guerras imperialistas de Estados Unidos y la OTAN en todo el mundo, la expansión de la OTAN hacia el este y el golpe de extrema derecha del Maidán en 2014.

Casi todas las tendencias pseudoizquierdistas se han alineado detrás del imperialismo de EE.UU. y la OTAN en su apoyo al régimen ultraderechista ucraniano, mientras que el resto ha apoyado la invasión reaccionaria de Ucrania llevada a cabo por el régimen de Putin en Rusia. Ninguno de ellos ha avanzado una posición internacionalista contra la guerra, haciendo un llamamiento a la unidad de los trabajadores ucranianos, rusos, estadounidenses y de todo el mundo para derrocar al imperialismo y poner fin a la guerra.

Estos rasgos centrales de la pseudoizquierda –su hostilidad hacia la clase obrera y el socialismo, y su política proimperialista— han encontrado una expresión política concreta en las acciones del partido pseudoizquierdista Podemos en España, que ha estado en el poder durante toda la pandemia en un Gobierno de coalición con el PSOE.

Siguiendo los mismos pasos de Syriza, que implementó los dictados de austeridad del Banco Central Europeo y expandió masivamente el ejército griego, Podemos llegó al poder en 2019 sobre la base de mentiras de que se opondría a la austeridad y representaría los intereses de la clase obrera. En cambio, Podemos ha aplicado una política de “ inmunidad colectiva”, de infecciones y muertes masivas, ha profundizado la austeridad, ha encubierto la amenaza del fascismo y ha intensificado el resurgimiento del imperialismo español.

Las experiencias de Syriza y Podemos demuestran el carácter derechista y procapitalista de la pseudoizquierda. Dondequiera que lleguen al poder, estos partidos aplicarán las mismas políticas antiobreras de austeridad y militarismo, al mismo tiempo que se opondrán con saña a los principios de la salud pública.

Conclusión

Mientras que la pandemia y el levantamiento del “cero COVID” en China han expuesto aún más el carácter antisocialista de la pseudoizquierda, estas experiencias han aclarado aún más que la única tendencia política marxista y trotskista auténtica en el mundo es el Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI) y el World Socialist Web Site.

En los últimos cuatro meses, el WSWS ha publicado 30 artículos centrados en el levantamiento del “cero COVID” en China, que han sido escritos por ocho autores diferentes de todo el mundo, incluyendo ocho perspectivas. Cada artículo ha analizado los últimos acontecimientos, ha proporcionado una explicación política marxista de este cambio en la política de salud pública, y se ha opuesto tajantemente al abandono del “cero COVID”, pidiendo en su lugar que esta estrategia de eliminación se adopte a nivel mundial.

En noviembre de 2021, el WSWS lanzó la Investigación Global de los Trabajadores sobre la Pandemia de COVID-19, la única investigación independiente sobre la pandemia, cuyo objetivo es “poner al descubierto las fuerzas e intereses políticos y económicos que impulsaron las políticas que permitieron la transmisión descontrolada del virus y que se convirtiera en una pandemia catastrófica que ha matado a millones de personas en todo el mundo”.

Al cabo de un año, la investigación ha reunido un amplio cuerpo de testimonios, que seguirá ampliándose en el futuro. El historial de la pseudoizquierda señalado anteriormente, que la implica claramente en el crimen social masivo que está en marcha en China, es una contribución a esta investigación.

Hay que extraer lecciones de esta experiencia. Es fundamental que se reconozca el carácter reaccionario de estas organizaciones. No se trata de tendencias de izquierda. La principal función social de la pseudoizquierda es servir como agentes del imperialismo, desorientando a los trabajadores y jóvenes radicalizados y desviando su oposición hacia los confines de la política capitalista. Estos esfuerzos deben ser implacablemente denunciados por los socialistas auténticos.

El abandono del “cero COVID” en China fue un crimen social monumental del que son culpables el PCCh, el imperialismo y la pseudoizquierda. Hay que poner fin a este desastre social sanitario y económico mundial que está provocando la pandemia. Para poner fin a la pandemia del COVID-19 y estar preparada para futuras pandemias, la clase obrera china e internacional debe asumir la lucha por aplicar a nivel mundial esta estrategia de eliminación del COVID-19 y la mayor cantidad de enfermedades infecciosas como sea posible, como parte de la lucha por el socialismo mundial.

(Publicado originalmente en inglés el 23 de marzo de 2023)

[1] El Secretariado Unificado se formó en 1963 como resultado de la reunificación sin principios de un conjunto de secciones de la Cuarta Internacional, con base en las concepciones políticas liquidacionistas de Michel Pablo y Ernest Mandel. El CICI libró una lucha decidida contra esta reunificación y ha defendido los principios fundacionales del trotskismo hasta el presente. Durante décadas, los pablistas promovieron ilusiones en el maoísmo y el PCCh, que según ellos representaban una variante progresista del estalinismo y supuestamente demostraban que el socialismo podía establecerse sin la intervención independiente de la clase obrera. Tras la restauración del capitalismo en China y la Unión Soviética, los pablistas han girado cada vez más a la derecha, apoyando las guerras emprendidas por el imperialismo estadounidense, incluyendo la actual guerra por delegación de EE.UU. y la OTAN contra Rusia en Ucrania y los preparativos para la guerra con China.

[2] Fundada por Ted Grant y sus partidarios en 1992 tras una escisión del CIT, la IMT mantuvo esencialmente una línea pablista a lo largo del siglo veinte, promoviendo ilusiones en el carácter progresista del estalinismo, el maoísmo y más tarde el régimen de Chávez en Venezuela. Tras la muerte de Grant en 2006, Alan Woods ha sido el principal editor del sitio web del partido, En defensa del marxismo.

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